Martes 23 de abril de 2024

Papa: recemos por los ancianos que temen morir solos

  • 15 de abril, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Recemos por los ancianos que tienen miedo de morir solos", pidió el Santo Padre Francisco en la mañana de hoy, al inicio de la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta.
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“Recemos por los ancianos que tienen miedo de morir solos”, pidió el Santo Padre Francisco en la mañana de hoy, al inicio de la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta.



“Especialmente, dijo el Papa por los ancianos que están aislados o en los asilos. Ellos tienen miedo de morir solos”. Sienten esta pandemia como algo agresivo para ellos. Ellos son nuestras raíces, nuestra historia. Ellos nos han dado la fe, la tradición, el sentido de pertenencia a una patria. Oremos por ellos para que el Señor esté cerca de ellos en este momento”.



En su homilía, el Papa comentó las lecturas de hoy, tomadas de los Hechos de los Apóstoles, en las que un hombre, paralítico de nacimiento, es curado, a través de la oración de Pedro, "en nombre de Jesucristo"; y el Evangelio de hoy en el que Jesús resucitado camina con los discípulos de Emaús.



“Ayer-recordó -reflexionamos sobre María Magdalena como un icono de la fidelidad: la fidelidad a Dios. ¿Pero cómo es esta fidelidad a Dios? ¿A qué Dios? Precisamente al Dios fiel. Nuestra fidelidad no es más que una respuesta a la fidelidad de Dios. Dios que es fiel a su palabra, que es fiel a su promesa, que camina con su pueblo llevando a cabo la promesa cerca de su pueblo. Fiel a la promesa: Dios, que continuamente se hace sentir como el Salvador del pueblo porque es fiel a la promesa”.



“Dios, que es capaz de rehacer las cosas, de recrear, como lo hizo con este paralítico de nacimiento que recreó sus pies, lo sanó, el Dios que cura, el Dios que siempre trae consuelo a su pueblo. El Dios que recrea. Una nueva recreación: esta es su fidelidad con nosotros. Una recreación que es más maravillosa de la creación”.







“Un Dios que va adelante y que no se cansa de trabajar –digamos "trabajar", "ad instar laborantis", como dicen los teólogos– para llevar al pueblo adelante, y no tiene miedo de "cansarse", digámoslo así... Como aquel pastor que cuando llega a casa se da cuenta de que le falta una oveja y va, vuelve a buscar la oveja que se perdió allí. El pastor que trabaja horas extras, pero por amor, por fidelidad. Y nuestro Dios es un Dios que trabaja horas extras, pero no a cambio de un pago: gratuitamente. Es la fidelidad de la gratuidad, de la abundancia. Y la fidelidad es ese padre que puede subir muchas veces a la terraza para ver si su hijo regresa y no se cansa de subir: lo espera para celebrarlo. La fidelidad de Dios es una fiesta, es una alegría, es una alegría tal que nos hace hacer como hizo este paralítico: entró en el templo caminando, saltando, alabando a Dios. La fidelidad de Dios es una fiesta, es una fiesta gratuita. Y una fiesta para todos nosotros”.



“La fidelidad de Dios es una fidelidad paciente: tiene paciencia con su pueblo, lo escucha, lo guía, le explica lentamente y enardece su corazón, como lo hizo con estos dos discípulos que se alejaban de Jerusalén: les enardece el corazón para volver a casa. La fidelidad de Dios es lo que no sabemos qué pasó en ese diálogo, pero fue el Dios generoso que buscó a Pedro, el que lo negó. Sólo sabemos que el Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón: lo que pasó en ese diálogo no lo sabemos. Pero sí, sabemos que fue la fidelidad de Dios la que buscó a Pedro. La fidelidad de Dios siempre nos precede y nuestra fidelidad es siempre la respuesta a esa fidelidad que nos precede. Es el Dios que siempre nos precede. Y la flor del almendro, en primavera: florece primero. Ser fiel es alabar esta fidelidad, ser fiel a esta fidelidad. Es una respuesta a esta fidelidad.



Finalmente, el Papa terminó la celebración con la adoración y la bendición Eucarística, invitando a todos a realizar la comunión espiritual y antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, el ‘Regina Caeli’. +


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