Jueves 25 de abril de 2024

Monseñor Castagna: "Es preciso crear un clima más religioso para la Semana Santa"

  • 11 de abril, 2014
  • Corrientes (AICA)
"Es preciso que la Pasión, relatada por San Mateo, cree el clima religioso de la Semana que iniciamos. La memoria de la Pasión nos permite recordar y revivir el proceso doloroso que culmina en la Pascua de Resurrección. Ponerse tristes, y resentidos contra quienes fueron ejecutores de una muerte tan injusta, constituye negar el gozo agradecido que merece de nosotros la Redención. Por eso, la Iglesia no ingresa en un tiempo de duelo sino de recogimiento", destacó el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, en su sugerencia para la homilía del próximo domingo.
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El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, consideró que "es preciso que la Pasión, relatada por San Mateo, cree el clima religioso de la Semana que iniciamos. La memoria de la Pasión nos permite recordar y revivir el proceso doloroso que culmina en la Pascua de Resurrección".

"Ponerse tristes, y resentidos contra quienes fueron ejecutores de una muerte tan injusta, constituye negar el gozo agradecido que merece de nosotros la Redención". Por eso, la Iglesia no ingresa en un tiempo de duelo sino de recogimiento", destacó en su sugerencia para la homilía del próximo domingo.

El prelado señaló que durante este período se contemplarán "amorosamente las escenas principales de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo", en las que dejará de manifiesto "el amor entrañable de Dios por los hombres. Entonces se prueba definitivamente que el amor destituye al odio. Es el sendero que debemos recorrer si pretendemos afianzar la paz social".

Texto de la sugerencia
1.- ¿Dos lados de un mismo pueblo? Dos lados del mismo pueblo, tan opuestos, aparecen en esta celebración. Con ella se inaugura la Semana Santa del año 2014. Hoy celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén, rodeado y aclamado por una parte del pueblo, que reconoce su mesianidad. Se crea un clima de serena devoción y presagios de indescifrables contornos. Nadie, de los allí presentes, imagina lo que ocurrirá pocos dias después. No se entiende que el mismo pueblo, que hoy lo aclama con fervor, pueda padecer un cambio tan sustancial. ¿Serán dos lados del mismo pueblo? Quizás - el que aparece como un pueblo exigiendo la crucifixión del Señor - no sea más que una camarilla orquestada por sus tradicionales enemigos. La Iglesia, en una misma celebración litúrgica, reúne ambas expresiones populares: el rito de la bendición de Ramos, con la solemne procesión y la lectura íntegra de la Pasión, según San Mateo.

2.- Somos el pueblo que victorea a Jesús. Hoy somos el pueblo que vitorea a Jesús otorgándole el título mesiánico de "Hijo de David". Para ello agitamos ramas de olivo y palmas, alfombrando el paso humilde del Nazareno que se encamina a la más cruenta de las muertes. Lo espera otro pueblo que, estimulado por el odio de sus dirigentes, reclamará a un indeciso Pilato su inmediata crucifixión, aún prefiriendo la liberación de Barrabás, el sanguinario delincuente beneficiado inexplicablemente por la Pascua israelita. ¿A tanto puede llegar el odio y la soberbia del poder hegemónico? Aquella manifestación de la intriga palaciega de los escribas, fariseos y casta sacerdotal se repite en los distintos niveles de la historia contemporánea. La verdad es atropellada por la mentira, el amor por el odio, la intervención reconciliadora de Dios por la prepotencia de los poderosos. Pero la Cruz, alzada en alto por la dramática lectura de la Pasión, es vencedora "del pecado y de la muerte" en sus múltiples y variadas expresiones.

3.- Un clima religioso para la Semana Santa. Es preciso que la Pasión, hoy relatada por San Mateo, cree el clima religioso de la Semana que iniciamos. La memoria de la Pasión nos permite recordar y revivir el proceso doloroso que culmina en la Pascua de Resurrección. Ponerse tristes, y resentidos contra quienes fueron ejecutores de una muerte tan injusta, constituye negar el gozo agradecido que merece de nosotros la Redención. Por eso, la Iglesia no ingresa en un tiempo de duelo sino de recogimiento. Durante el mismo, contemplará amorosamente las escenas principales de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. En ellas, dejará de manifiesto el amor entrañable de Dios por los hombres. Entonces se prueba definitivamente que el amor destituye al odio. Es el sendero que debemos recorrer si pretendemos afianzar la paz social. Pocos se deciden por él, y no atinan a resolver los graves conflictos que impiden asegurar las condiciones para el logro de la concordia y la paz. El Apóstol Pablo señala a Cristo crucificado como el único garante de la paz entre los hombres. La confianza de Pablo en Cristo se opone a la que el mundo deposita en sus armas o en una diplomacia, desprovista de toda auténtica relación interpersonal, me refiero al amor.

4.- La fria indiferencia de los cristianos. La indiferencia del mundo, ante el drama de la Pasión de Jesús, se hace manifiesta en esta Semana. Muchos bautizados están muy alejados de su espíritu. La indiferencia no es beligerancia pero carga el baldón de la mediocridad, incentivada por la ignorancia de la fe y la frivolidad del ambiente. La proverbial "no práctica" es simple y llanamente un alejamiento que bordea el desinterés ateizante de la esencia espiritual de la persona humana. No siempre se es culpable de ese estado; la cultura y el comportamiento inspirado por ella, aclimatan la vida personal y social. El valor integrador de la fe en Dios no se activa por el simple sacramento del Bautismo. Requiere un consentimiento adulto, educable en el seno de una familia profundamente cristiana o producido por un encuentro personal con Cristo resucitado. La celebración de la Semana Santa se ofrece a todos como ese necesario encuentro.+