Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Martorell reflexionó sobre la vida y la muerte

  • 5 de julio, 2018
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell, comentando sobre la vida y la muerte, manifestó que "Dios, el Señor, el que vive y el que es, no puede ser sino el Señor de la vida", y citando el Libro de la Sabiduría donde dice que "no fue Dios, el que hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes", dijo que "quien creó al hombre no podía destinarlo a la muerte. ¿De dónde procede -se pregunta- la triste realidad de la muerte a la que nadie puede escapar?"
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El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionando sobre la temática vida-muerte, manifestó que "Dios, el Señor, el que vive y el que es, no puede ser sino el Señor de la vida", y citando el Libro de la Sabiduría donde dice que "no fue Dios, el que hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes", señaló que "quien creó al hombre a su imagen y semejanza no podía destinarlo a la muerte. ¿De donde procede pues -se pregunta- la triste realidad de la muerte a la que nadie puede escapar?"

"La misma Escritura -explicó-, desde sus primeras páginas la presenta como el castigo por el pecado; y el fragmento del Libro de la Sabiduría leído este domingo, aludiendo a esa idea precisa: "por envidia del diablo entró la muerte al mundo". El Maligno incitando al hombre a pecar, lo arrastró a la muerte total física y espiritual, es decir ?separación eterna de Dios-, y mientras la muerte corporal aunque siga siendo consecuencia del pecado, es para el "justo" paso, tránsito, para la vida eterna. La del impío en cambio coincide con la perdición eterna.

"La Justicia es inmortal, dice el libro de la Sabiduría; es decir que los que viven según la "virtud" o el "amor de Dios", tienen asegurada la inmortalidad, en cambio los impíos, los que viven según el pecado "llaman a la muerte" muerte eterna, eterna separación de Dios y de su amor pleno, fuente de vida y de paz."

"Cristo al redimir al hombre -prosiguió monseñor Martorell- le devolvió su destino de vida eterna, lo redimió del pecado y de la muerte, le da vida y vida eterna y quiere mostrarlo en el evangelio dando vida a los que están muertos, como en el caso de la hija de Jairo, y para mostrar la diferencia con la muerte eterna, no dice Jesús que está muerta, sino que duerme, lo mismo pasa con Lázaro, y nos quiere enseñar, que para él lo mismo es despertar a uno que duerme que resucitarle al final o despertarlo al final.+

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