Sábado 20 de abril de 2024

Mons. Giorgi regresó de Roma "con el corazón pleno de catolicidad"

  • 26 de septiembre, 2014
  • Buenos Aires (AICA)
El obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal de la Zona Belgrano, monseñor Alejandro Giorgi, regresó al país luego de participar en Roma de la Peregrinación a la Tumba de San Pedro y el curso de formación para nuevos obispos, que dicta cada año la Santa Sede. Valoró el intercambio pastoral y cultural con otros obispos y las diversas ponencias que giraron en torno al ministerio episcopal, como así también la experiencia de rezar y celebrar misa en la basílica de San Pedro.
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El obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario episcopal de la Zona Belgrano, monseñor Alejandro Giorgi, regresó al país luego de participar en Roma de la Peregrinación a la Tumba de San Pedro y el curso de formación para nuevos obispos, que dicta cada año la Santa Sede. El prelado, exrector del seminario metropolitano, compartió por pedido del boletín Noticelam un comentario sobre la experiencia vivida junto a otros nuevos prelados de la Argentina y del mundo.

El obispo destacó la misa concelebrada junto con los nuevos obispos en la basílica de San Pedro y la oportunidad de rezar ante los restos del Apóstol. También valoró el intercambio pastoral y cultural con otros obispos y las diversas ponencias que giraron en torno al ministerio episcopal. A continuación, el relato de monseñor Giorgi:

"Más de 140 obispos de todo el mundo nos reunimos en Roma desde el 9 al 18 de septiembre para participar del Encuentro en el que anualmente la Congregación Pontificia de los Obispos congrega a los nuevos obispos.

Otros 90 nuevos obispos de tierras de misión se hallaban congregados simultáneamente en otro foro convocados por la Congregación de Propaganda Fide, para la Evangelización de los Pueblos.

¿Cómo sintetizar desde la experiencia y la fe estos días? El punto culmen de la convocatoria fue la Peregrinación a la Tumba de San Pedro que nos reunió a los 230 nuevos obispos en la celebración de la fe junto al Apóstol Pedro. El sábado 13 de septiembre por la mañana, luego de la Celebración de la Eucaristía en la Basílica, descendimos a profesar y confirmar juntos nuestra fe en el lugar donde Pedro profesó la suya en el martirio.

Los diversos y desafiantes temas de las exposiciones eran ocasión también para el diálogo en diversas lenguas: español, inglés, francés, alemán, polaco, italiano... Hay que considerar que entre los 29 países representados en el foro de los 140 obispos de la Congregación de Obispos estaban, por ejemplo, Bielorrusia, India, Irak, Líbano, Polonia, Siria, Grecia y otros tantos representantes de todos los continentes.

Un detalle curioso es que el grupo de los 14 nuevos obispos argentinos era el tercero en número, luego del grupo italiano y de los Estados Unidos. El grupo de obispos latinoamericanos rondaba los 50.

Los temas de las ponencias giraron en torno a muchos de los aspectos del ministerio episcopal: espiritualidad, comunión episcopal, la familia, los consagrados, los laicos, la parroquia, las vocaciones, las cuestiones administrativas y económicas, la Doctrina social de la Iglesia, el diálogo interreligioso, el ecumenismo, la triple tarea de enseñar, santificar y conducir, etc. Un aspecto importante fue la temática de la Identidad y misión de las Iglesias Orientales, también representadas en el encuentro.

No faltó ocasión para conocer hombres de Iglesia como por ejemplo, el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y muchos otros que presidían las celebraciones eucarísticas cotidianas.

Otro momento de profundo impacto fue la peregrinación a Asís. Frente a la Tumba de San Francisco tuve la ocasión de rezar largo tiempo, llevando hasta allí tantos rostros, nombres, realidades y dilemas de hombres y mujeres que se nos confían. También peregrinamos al Santuario del Divino Amore, meta permanente de peregrinaciones que rememoran la protección de Dios ante el asedio de la ciudad de Roma.

Y para concluir, el encuentro con el papa Francisco. Desde aquel febrero de 2013 en que partió para «regresar pronto» no lo había vuelto a ver personalmente. Sus actividades del inicio del año impidieron que nos pudiésemos ver antes de la Audiencia con los Nuevos Obispos, el jueves 18. Por eso llevaba conmigo una gran emoción y expectativa. Nos vimos, nos dijimos pocas cosas... Lo más expresivo fue el abrazo que el fotógrafo vaticano registró en 19 tomas, pero que no duró más de 20 segundos.

Regreso a mi querida arquidiócesis de Buenos Aires con el corazón pleno de catolicidad. La Iglesia Universal es una realidad que se puede tocar, sentir y palpitar. Hemos «tomado el pulso» de la Iglesia hoy: ¡está viva! Y promete mucho. Francisco lleva la nave de la Iglesia por aguas nuevas y horizontes claros. No hay otra expresión más elocuente que la alegría para contar tanta Gracia vivida y ofrecida.
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