Martes 16 de abril de 2024

Mons. Corral SVD fue ordenado obispo coadjutor de Añatuya

  • 2 de septiembre, 2019
  • Añatuya (Santiago del Estero) (AICA)
Una multitud de fieles se congregó en la mañana del 31 de agosto en el Centro de Convenciones de Aña
Doná a AICA.org

Una multitud de fieles se congregó en la mañana del 31 de agosto en el Centro de Convenciones de Añatuya para participar de la ordenación episcopal de monseñor José Luis Corral SVD, obispo coadjutor electo de Añatuya. 



Fue consagrante el obispo de Añatuya, monseñor José Melitón Chávez, y co-consagrantes el cardenal Luis Héctor Villalba, obispo emérito de Tucumán, y monseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba. Concelebraron una veintena de obispos y un gran número de sacerdotes del clero local. 



Entre los obispos concelebrantes se encontraban el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea; el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello; el arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos ALberto Sánchez; el obispo de La Rioja, monseñor Dante Gustavo Braida; el obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic CM; y el obispo prelado de Humahuaca, monseñor Pedro María Olmedo Rivero CMF



En su homilía, monseñor Chávez hizo referencia a la cita “Vayan y anuncien el Evangelio”, mandato que “lo podemos palpar hoy en el acontecimiento que celebramos”. Seguidamente, dio la bienvenida a los obispos presentes y especialmente al nuevo obispo coadjutor, a su “familia religiosa”, la congregación del Verbo Divino, y a sus familiares y amigos. “Añatuya te acoge como padre y hermano para seguir caminando juntos en la dulce y confortadora tarea de evangelizar”, le dijo. 



El prelado se refirió luego a su estado de salud, que le impide desarrollar su tarea con normalidad: “Por eso recibo con inmensa gratitud el don de este hermano que el Santo Padre ha querido proveer para retomar con fuerza y entusiasmo este camino. Una ayuda, un hermano, un compañero de misión”. Y señaló el acontecimiento como “señal providente de lo que Dios nos pide en estos tiempos de Iglesia: caminar juntos”. 



“Caminar juntos, escucharnos, escuchar juntos al Espíritu, para discernir lo que Dios quiere para nosotros en esta historia. Y sobre todo así, gradualmente, nuestro presbiterio ya generoso por su sacrificada entrega cotidiana, haciendo suyo este camino pueda afianzarse más en este modo de ser Iglesia en estos tiempos”, sostuvo. 













Monseñor Chávez recordó al beato Enrique Angelelli y expresó: “Poner un oído en el pueblo será para nosotros estar dispuestos a aprender de esa sabiduría de la fe popular y escuchar el grito del pobre al unísono con el grito de la madre tierra. Ya no podemos temer el ponernos al lado del pobre, del vulnerable, del pequeño. Es el lugar que Jesús eligió; ese es el lugar que él nos asignó, nuestro lugar”. 



Al dirigirse al nuevo obispo le dijo: “Querido hermano José Luis: El Espíritu Santo que un día te ungió para la misión en tu Bautismo, y un día despertó tu vocación consolidándola en una congregación religiosa eminentemente misionera, te trae hoy aquí a esta tierra de misión, lo es desde siempre, así la encaró con una exquisita caridad nuestro querido Siervo de Dios monseñor Jorge Gottau y sus misioneros, con un enorme esfuerzo y generosidad, y su huella perdura aún. Tierra de misión. Extensa, variada, pobre. La misión está ahí, a la vista, esperándote, esperándonos. La tierra también, mucha tierra, lo vas a probar”. 



Al concluir, encomendó la misión a monseñor Gottau, como pastor “que ama y ora mucho por su pueblo”, y a la Virgen “que habitada por el Verbo en su vientre, partió y fue sin demora, que pose su mirada misericordiosa sobre vos y tu misión entre nosotros”.+ 

» Texto completo de la homilía 

 













Palabras de Mons. José Luis Corral 

Al concluir la celebración el nuevo obispo expresó unas palabras a la comunidad presente: “Llego aquí como un peregrino y les pido ser acogido en su casa. No tengo más que agradecer a Dios, uno y trino, que, por su generosidad desbordante nos da pruebas de su amor, por su gran ternura, por su entrañable misericordia. El Señor siempre toma la iniciativa y me invita a seguirlo por sus caminos, por eso mi sorpresa y susto cuando me convocaron a esta misión. Pero tengo la firme certeza y la entrañable confianza que la misión es de Dios y Él me dirá dónde seguirle el rastro, dónde poner la mirada y el corazón y así nos revelará su rostro”. 



Luego agradeció a su familia de sangre, “que me acompañaron con cariño”, a las comunidades por las que pasó, “que me ayudaron a vivir el ministerio”, a los catequistas y grupos, “por su ejemplo claro y entusiasta”, a sacerdotes y consagrados, “que me mostraron que vale la pena dar la vida”. A la familia religiosa, “con quienes compartí apostolado y fe, que me han labrado para crecer”. Al papa Francisco, “porque me pide abrazar a esta nueva familia que es la diócesis de Añatuya, para caminar juntos en esta tierra santiagueña sagrada”. Y a los presentes: “Gracias por rezar por mi desde que fui elegido, aun cuando no conocían mi nombre”. 



Luego manifestó: “Soy consciente que llevo mi tesoro en una vasija de barro y aquí estoy llamado a entregar la vida. Llevo caminos andados, quedan otros por recorrer y mucho por descubrir. Deseo de empaparme de la vida que se gesta en estas tierras”. 



Anheló “que juntos podamos mantener ese fuego de la comunión y que como Iglesia sigamos transitando la gracia de la palabra, la presencia del resucitado, fuego que no se apaga, que transforma, que lleva de luz la vida”. 



Monseñor Corral anunció: “Vengo a cumplir el anuncio alegre del Evangelio, el servicio humilde y sincero a la vida, el testimonio valiente de los valores del Reino”, y pidió a la comunidad “que me ayuden a sintonizar mi corazón con el de ustedes, para aceptarnos, entregarnos con reciprocidad y alentarnos para no perder el gusto de ser pueblo”. 



Finalmente, recordó a monseñor Gottau, primer obispo de la diócesis y le pidió a San José que le regale “la fe humilde y serena del que sabe perseverar en la voluntad”, y a la Virgen de Huachana: “protege a todo el santo pueblo fiel de Dios, para que como discípulo misionero de tu Hijo, cuidemos el fuego sagrado de la comunidad”.+