Viernes 29 de marzo de 2024

Mons. Buenanueva: "La tumba vacía interpela a tomarse en serio a Jesús"

  • 7 de noviembre, 2017
  • San Francisco (Córdoba)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó en su columna semanal sobre el pasaje del credo "Resucitó de entre los muertos". Al respecto, el prelado recordó que "aceptar el testimonio de quienes lo anuncian resucitado, implica que no se puede seguir viviendo de la misma manera".
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Monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, obispo de San Francisco, compartió una vez más sus reflexiones sobre el credo. En esta oportunidad, su columna semanal en el periódico "La Voz de San Justo" se refiere al pasaje que afirma que Jesucristo "resucitó de entre los muertos".

"El peregrino que llega a Jerusalén tiene una meta ineludible: la basílica del Santo Sepulcro. Construida por los cruzados, alberga aquella sepultura de la que se dice: ?En el lugar donde lo crucificaron había una huerta, y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado? pusieron allí a Jesús?", relató el obispo.

El prelado recordó el pasaje de San Marcos que relata que las mujeres fueron de madrugada a honrar a un muerto y escucharon: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho", y concluye: "Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo".

"El domingo pasado explicaba el significado del verbo ?resucitar?: despertarse del sueño y, de un salto, ponerse de pie", recordó el obispo. "Se trata de una metáfora que explora una situación límite: Dios hace surgir la vida cuando la muerte había cerrado toda posibilidad", afirmó.

"El viernes santo parecía que todo había terminado. Jesús había sido eliminado como un maldito. Dios lo había abandonado. Sus desilusionados discípulos retomaban su vida de antes", detalló monseñor Buenanueva, y advirtió sobre la realidad inaudita descubierta por las mujeres ante el sepulcro vacío: "Allí ha comenzado a crecer, para Jesús y para todo el mundo, una vida nueva, la verdadera y definitiva vida que el Creador había soñado para su criatura. Dios, su Padre, lo resucitó con el soplo vital de su Espíritu y, ahora, se los revela para que lo anuncien a todos", detalló.

El obispo aseguró que "Jesús, entonces, tenía razón cuando habló de Dios, llamándolo Padre", y recordó que el motivo de su muerte fue religioso, no político: "Fue condenado por hablar de Dios como lo hizo. Dios no es como predican los escribas y fariseos: severo, que distribuye castigos y premios, lejano y que parece odiar a los pecadores. No. Es cercano a los pobres, acaricia a los niños y da su lugar a las mujeres, se conmueve ante el dolor y el sufrimiento del hombre y, por encima de todo, perdona al pecador. Es como un pastor que sale a buscar a la oveja perdida y hacer fiesta al encontrarla", añadió.

"Más que un milagro, la tumba vacía interpela a tomarse en serio a Jesús y su mensaje", señaló, y consideró que "si todo eso es cierto, aceptar el testimonio de quienes lo anuncian resucitado, implica que no se puede seguir viviendo de la misma manera".

"Esa tumba vacía atrae y atemoriza. Si lo que insinúa es verdad, cambia todo y obliga a decisiones que nos llevan lejos. De ahí esa ansia por correr. Sólo que el Resucitado corre más rápido y, como a Pablo, nos alcanza y nos deslumbra con su luz. Y así, todo cambia. Hay que empezar a vivir como Jesús vivió", concluyó.+