Sábado 20 de abril de 2024

Mons. Arancibia lamentó que el trabajo no sea una oportunidad para todos

  • 8 de agosto, 2012
  • Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, destacó que la gente se refugia en San Cayetano porque siempre mantiene la ilusión de trabajar mejor o de tener un empleo más digno, al recordar que "por el trabajo, cada uno gana el pan cotidiano, para sí y para su familia. Adquiere méritos bien ganados y es reconocido por los demás". "Por todo eso, es muy triste -lamentó- que el trabajo no sea una oportunidad para todos; que haya muchos desocupados, y otros tantos no capacitados para trabajar; familias sin pan sobre la mesa; niños que no se alimentan bien; jóvenes que no estudian ni trabajan; gente mayor que no goza de la jubilación que merece, o de la pensión debida a ellos".
Doná a AICA.org
El arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, destacó que la gente se refugia en San Cayetano porque siempre mantiene la ilusión de trabajar mejor o de tener un empleo más digno, al recordar que "por el trabajo, cada uno gana el pan cotidiano, para sí y para su familia. Adquiere méritos bien ganados y es reconocido por los demás".

"Por todo eso, es muy triste -lamentó- que el trabajo no sea una oportunidad para todos; que haya muchos desocupados, y otros tantos no capacitados para trabajar; familias sin pan sobre la mesa; niños que no se alimentan bien; jóvenes que no estudian ni trabajan; gente mayor que no goza de la jubilación que merece, o de la pensión debida a ellos".

Lo hizo al presidir las fiestas patronales en el santuario mendocino dedicado al santo, adonde cientos de devotos acudieron a agradecer y renovar los ruegos de pan, trabajo y salud.

Asimismo, calificó de "lamentable" que el trabajador "se sienta usado o explotado, desatendido o perjudicado en su salud", y consideró que tampoco "es digno de su buen nombre, aquel trabajador que descuida sus obligaciones, que no cumple con su deber, aunque reclame con fuerza sus derechos".

Monseñor Arancibia llamó, además, a buscar primero el reino de Dios y su justicia, al señalar que "el amor, el trabajo, la amistad, la familia, son valores que hacen dichosa la existencia. Sin embargo, se dañan y arruinan con las inclinaciones mezquinas, de que somos capaces".

"La fe cristiana nos ayuda a descubrir la especial dignidad de los hombres, llamados a ser hijos de Dios; cooperadores del Creador; constructores del bienestar, y hasta de la amistad social. Meta más alta todavía que la convivencia pacífica, capaz de superar la violencia e inseguridad. No obstante, el mensaje cristiano anuncia al mismo tiempo, y con valentía, la necesidad de abrir el corazón al Reino de Dios: corriente de gracia que purifica, renueva y fortalece a todos, desde adentro", concluyó.+

Texto completo de la homilía