Jueves 18 de abril de 2024

Mons. Arancibia destacó la triple misión de los diáconos permanentes

  • 22 de agosto, 2012
  • Mendoza (AICA)
Al presidir la celebración eucarística de ordenación diaconal en la parroquia Santiago Apóstol y San Nicolás, el arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, pidió estar "agradecidos por el misterio de la vocación", al ordenar diáconos permanentes a Francisco Fabián Costanzo, Carlos Antonio Maio y Jesús Mariano López, quienes se formaron en la Escuela Arquidiocesana de Ministerios San José. El prelado les recordó, además, que la Iglesia los necesita "en la triple misión que les confía: Anunciar la Palabra en todas partes, en un momento en que la Iglesia se reconoce desafiada a una nueva evangelización. Celebrar los sacramentos y preparar al pueblo para recibirlos con fruto, santificando a todos como instrumentos de Jesucristo. Edificar a la comunidad cristiana con el testimonio del amor, y con obras de caridad en favor de los más pobres y sufrientes".
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El arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, pidió estar "agradecidos por el misterio de la vocación", al ordenar diáconos permanentes a Francisco Fabián Costanzo, Carlos Antonio Maio y Jesús Mariano López, quienes se formaron en la Escuela Arquidiocesana de Ministerios San José.

Al presidir la celebración eucarística de ordenación diaconal en la parroquia Santiago Apóstol y San Nicolás, ubicada en la peatonal del centro mendocino, el prelado los invitó a "afianzar la fe en su vocación: misterio de gracia nunca merecida, pero reconocida desde la fe, de la cual brotan espontáneamente: alabanza, gratitud, confianza e inmensa alegría".

Tras asegurar que "la experiencia de la propia pobreza da lugar a la confianza", manifestó que "esperamos con gozo frutos abundantes".

El arzobispo mendocino sostuvo que "en los últimos años, Dios nos ha regalado muchos diáconos permanentes", por esto "debemos estar agradecidos".

Monseñor Arancibia les recordó a los diáconos permanentes que la Iglesia los necesita "en la triple misión que les confía: Anunciar la Palabra en todas partes, en un momento en que la Iglesia se reconoce desafiada a una nueva evangelización. Celebrar los sacramentos y preparar al pueblo para recibirlos con fruto, santificando a todos como instrumentos de Jesucristo. Edificar a la comunidad cristiana con el testimonio del amor, y con obras de caridad en favor de los más pobres y sufrientes".

"Queridos hermanos: Hoy los enviaremos para que vayan a la viña y a los sembrados, donde Jesús sigue trabajando; para que sean sus obreros, siempre contentos y confiados en Él, que los amó primero y nunca los abandonará", concluyó.+

Texto completo de la homilía