Viernes 19 de abril de 2024

Los sacerdotes reflexionaron sobre el acompañamiento espiritual en las vocaciones

  • 14 de junio, 2017
  • San Antonio de Arredondo (Córdoba)
Con el lema "El acompañamiento espiritual y el discernimiento vocacional sacerdotal, en la etapa de las primeras inquietudes", se llevó a cabo en San Antonio de Arredondo, Córdoba, el Curso de Formación Sacerdotal organizado por la subcomisión de Pastoral Vocacional Sacerdotal de la Comisión Episcopal de Ministerios (Cemin), que se desarrolló desde el lunes 5 hasta el jueves 8 de junio.
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Con el lema "El acompañamiento espiritual y el discernimiento vocacional sacerdotal, en la etapa de las primeras inquietudes", se llevó a cabo en San Antonio de Arredondo, Córdoba, el Curso de Formación Sacerdotal organizado por la subcomisión de Pastoral Vocacional Sacerdotal de la Comisión Episcopal de Ministerios (Cemin), que se desarrolló desde el lunes 5 hasta el jueves 8 de junio.

Participaron del encuentro alrededor de 60 sacerdotes, provenientes de todas las regiones del país y sacerdotes de países vecinos. Se trata de delegados de pastoral vocacional, párrocos, formadores de seminarios y pastores que acompañan las distintas actividades con jóvenes.

Como respuesta al lema propuesto por los obispos y sacerdotes delegados de la Pastoral Vocacional Sacerdotal, los sacerdotes participaron de conferencias interactivas, exposiciones y debates, junto con el presbítero Paul O?Callaghan, que acompaña a jóvenes y seminaristas desde hace casi 30 años.

El sacerdote orientó las sesiones sobre los jóvenes en la actualidad, los desafíos y búsquedas. Luego desarrolló el estilo del acompañante espiritual, que está llamado a ser "pescador de hombres" y acompañar el camino del joven con paciencia como el sembrador que tira la semilla según la parábola del Evangelio.

También acompañaron las actividades algunos obispos. El primer día dirigió la bienvenida y presidió la misa de apertura del curso el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez; el segundo día acompañó el obispo de Villa María, monseñor Samuel Jofré; el tercer día estuvo presente monseñor Gustavo Zurbriggen, obispo de Deán Funes. Además, todos los días, acompañó monseñor Hugo Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña.

En su homilía, monseñor Jofré recordó que San Norberto, obispo al que la Iglesia recordó en ese día, fue un apóstol de vocaciones, que motivó a sus fieles a entregar sus vidas a Dios, y destacó que "los que guían la vida de la Iglesia en cada tiempo son los santos, más que los sabios. Él fue un hombre de fe, sensible a la acción de la gracia, algo que no hay método que pueda sustituir".

El prelado llamó a "creerle a los chicos que hacen discernimiento vocacional, porque es preferible creer y que nos engañen, a sospechar de ellos", y pidió que quien acompaña a los jóvenes en el discernimiento lo haga con lealtad. "Si creemos que alguien no tiene vocación, hay que decírselo. Que sepan que no andamos con vueltas. Pero también en ese caso deberemos dosificar la verdad, para que no sea superior a sus fuerzas. Es necesaria la delicadeza, la discreción. No hay que hacer un uso mezquino de lo que nos dicen, sino actuar con moderación", aseguró, y recordó la importancia de actuar "con prudencia, sin forzar a las almas".

"Debemos estar dispuestos a atender a los chicos, hay que perder el tiempo con ellos. Por último, hay que rezar por ellos, tener una lista con sus nombres. Rezar y preguntarle a Dios: ¿Tiene vocación?", concluyó.

Las sesiones finalizaron con un amplio abordaje sobre el acompañante espiritual, que generalmente son los sacerdotes.

En un clima de fraternidad y cordialidad, los sacerdotes compartieron por grupos los diferentes temas, escucharon las experiencias en las diferentes diócesis e hicieron preguntas al profesor.

En las homilías, los prelados exhortaron a continuar en la línea del trabajo juvenil y en el acompañamiento personal de los jóvenes. En varias oportunidades durante el encuentro, resonó el llamado que Dios sigue haciendo a muchos jóvenes, aunque la respuesta es hoy más desafiante por el contexto cultural actual. Por eso los sacerdotes deben ayudar a orientar a los adolescentes y jóvenes, y para ello será muy importante, en primer lugar, que cada sacerdote viva con entrega y alegría su propio ministerio.+