Martes 23 de abril de 2024

Los rusos hacen colas kilométricas para besar las reliquias de San Nicolás

  • 14 de julio, 2017
  • Moscú (Rusia) (AICA)
La capital de Rusia es testigo en estos días de un espectáculo sorprendente, miles de fieles moscovitas haciendo colas de varios kilómetros y esperas de hasta 9 horas para lograr llegar a besar la reliquia de San Nicolás de Bari, -en Rusia llamado con el título originario de San Nicolás de Myra en Licia- expuestas en la catedral de Cristo Salvador. El 12 de julio la reliquia fue llevada a San Petersburgo, al monasterio de San Aleksandr Newsky, donde se aguarda una multitud no menos importante.
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La capital de Rusia es testigo en estos días de un espectáculo sorprendente, miles de fieles moscovitas haciendo colas de varios kilómetros y esperas de hasta 9 horas para lograr llegar a besar la reliquia de San Nicolás de Bari, -en Rusia llamado con el título originario de San Nicolás de Myra en Licia- expuestas en la catedral de Cristo Salvador.

El 12 de julio la reliquia fue llevada a San Petersburgo, al monasterio de San Aleksandr Newsky, donde se aguarda una multitud no menos importante.

Según relata una nota de la agencia AsiaNews, en todos los vagones del omnipresente subterráneo de Moscú (que comprende una veintena de líneas, cuya dimensión sólo es superada por París) es repetido constantemente el anuncio, que explica a quien desea ir a la catedral la necesidad de descender en la estación de "Frunzeskaja", a varios kilómetros de distancia del lugar sagrado, para poder colocarse en la silenciosa e impresionante cola de devotos.

Masas similares, en los años pasados, se vieron en ocasiones análogas, para la peregrinación a Rusia del Cinturón de la Virgen en 2011 (proveniente de Grecia) y para la reliquia de San Andrés apóstol (donada por Amalfi a Patrás en Grecia y de allí llevada a Rusia en el año 2003), agrega la nota firmada por Vladimir Rozanskij.

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"La larga espera es una de las características de la naturaleza misma de los rusos: las distancias inmensas del territorio, a menudo sumergidas en un clima gélido y hostil, obligan a entrenar una paciencia infinita antes de llegar a la meta deseada", explica Rozanskij.

Como ejemplo de esta particular espiritualidad del pueblo ruso relata el caso del famoso santo sabio, San Serafín de Sarov, que vivía en el bosque de Diveevo, situado a más de 600 kilómetros de Moscú. Toda Rusia iba a verlo para recibir consejos espirituales y, aún hoy, son muchos los peregrinos que van allí para recordarlo, después de la restauración del monasterio.

La kilométrica cola que los separa de las reliquias del santo, como narran los peregrinos moscovitas, es todo menos algo inmóvil y pasivo. Se mueve con ritmo regular, acompañada por la oración "del corazón" y de la confortación de sacerdotes que dictan los tonos de las letanías. En el mundo bizantino y en Rusia en particular, no existe la tradición de orquestas en las calles (en la oración están prohibidos los instrumentos musicales, considerados como armas del demonio), improvisan cantos populares: la oración comunitaria es siempre litúrgica y de letanías, con invocaciones y respuestas corales al sacerdote y al diácono, en ausencia de los cuales sólo está permitido el silencio y la meditación.

"La cola se mueve con suficiente prontitud, porque el acto de devoción dura como máximo un segundo, el tiempo de besar la reliquia haciéndose la señal de la cruz. La larga espera se disuelve así en la alegría repentina y expresa en un instante el sentido de la felicidad humana, que reside en el contacto con lo divino", concluye Vladimir Rozanskij.+