Los obispos santiagueños llamaron a superar divisiones que empobrecen
- 28 de diciembre, 2015
- Santiago de Estero
El obispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic CM, y el obispo de Añatuya, monseñor José Melitón Chávez, pidieron que la "revolución de la ternura" que se experimenta en el encuentro con el Niño Dios hagan superar "divisiones, prejuicios y enemistades que empobrecen y hacen triste nuestra vida" y llamaron a la comunidad diocesana a renovar "el compromiso de construir comunidades, que sean casa y escuela de comunión para salir al encuentro de hermanos y hermanas que tienen la fe y la vida amenazadas: compartiendo con ellos la riqueza de un Niño pobre que nos regala su consuelo, su esperanza y su paz".
"Esta visita silenciosa de un Dios que llega en la persona de un Niño, espera corazones humildes, atentos y dispuestos para recibirlo", subrayaron en un mensaje de Navidad conjunto.
"Una visita que transforma nuestra mirada, nuestras costumbres, y expectativas. Se manifiesta en el silencio de una noche, en las periferias para llenarnos con su ternura, su bondad y su gracia. Una visita que transforma nuestra indiferencia, insensibilidad y egoísmo", afirmaron.
Los prelados santiagueños sostuvieron que "la ?revolución de la ternura? que experimentamos en el encuentro con el Niño Dios nos hace superar divisiones, prejuicios y enemistades que empobrecen y hacen triste nuestra vida".
"Una visita que nos hace salir de nosotros mismos y de nuestros pequeños mundos tan llenos de intereses mezquinos y mediocres. Una visita que nos "hace salir" dejando comodidades, y seguridades en búsqueda de hermanos que viven en la soledad, en la pobreza y en la marginación. Una visita que nos compromete con los heridos y excluidos de nuestra historia para hacerles participes de la buena nueva: Dios se ha hecho alguien muy cercano para ofrecernos su amor misericordioso", detallaron.
Monseñor Bokalic y monseñor Melitón Chávez, llamaron a renovar como Iglesia en Santiago del Estero "el compromiso de construir comunidades, que sean casa y escuela de comunión para salir al encuentro de hermanos y hermanas que tienen la fe y la vida amenazadas: compartiendo con ellos la riqueza de un Niño pobre que nos regala su consuelo, su esperanza y su paz".+
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