Viernes 29 de marzo de 2024

"Las potencias extranjeras planifican nuestro suplicio"

  • 5 de marzo, 2015
  • Alepo (Siria) (AICA)
La negativa de las fuerzas "anti-Assad" a la tregua humanitaria en Aleppo, propuesta por el enviado de la ONU, representa "un asunto grave" y demuestra una vez más que el conflicto sirio "no terminará hasta que lo deseen todas las fuerzas que los están impulsando desde el extranjero", expresó el vicario apostólico de Aleppo para los católicos de rito latino.
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La negativa de las fuerzas anti-Assad a la tregua humanitaria en Aleppo, Siria, propuesta por el enviado de la ONU, Steffan De Mistura, representa "un asunto grave", y demuestra una vez más que el conflicto sirio "no terminará hasta que lo deseen todas las fuerzas que los están impulsando desde el extranjero", expresó monseñor Georges Abou Khazen OFM, vicario apostólico de Aleppo para los católicos de rito latino a la agencia Fides.

Monseñor Abou Khazen explicó que el mismo enviado de la ONU, De Mistura dijo que el gobierno de Damasco, había mostrado su disponibilidad para una tregua de seis semanas. En el otro frente, la galaxia de las oposiciones militares ?incluidos los acrónimos yihadistas como al-Nusra y los grupos minoritarios e irrelevantes de "rebeldes" reconocidos y apoyados por los países occidentales? respondieron mostrándose dispuesto a considerar el plan, si no implicaba la salida final de la escena de Assad y de los hombres de su aparato, para ser sometido a juicio por crímenes de guerra.

Los grupos de oposición conectados en la Comisión revolucionaria de Aleppo hasta ahora se negaron a reunirse con De Mistura, argumentando que una tregua prolongada sólo tendría como efecto el permitir que se fortalezcan las posiciones del ejército gubernamental.

"La claridad del rechazo -enfatiza al dialogar con la Agencia Fides el Obispo Abou Khazen- confirma, a su manera, lo que todos venimos viendo desde hace tiempo: la guerra continuará mientras que las potencias extranjeras quieran alimentarla. Los Estados Unidos y los turcos acaban de declarar que tienen un plan de apoyo y formación para los grupos rebeldes de una duración de tres años. Así que ya pusieron en programa que la guerra durará otros tres años más, y la gente aquí seguirá sufriendo y muriendo por otros tres años".

"Antes de las revueltas, los 900 kilómetros de frontera con Turquía estaban vigilados, y si por casualidad un pastor cruzaba la frontera para atrapar una oveja que se le había escapado, le disparaban y lo mataban. Ahora miles de milicianos entran en Siria con armas pesadas, mientras que los refugiados de Siria que tratan de ir a otros lados para escapar de la violencia de los yihadistas son rechazados".

Frente a esta trágica escena -dice el obispo franciscano? nos queda solo la esperanza que nace de la fe "como San Pablo, esperamos contra toda esperanza. Porque sabemos por experiencia que nuestro Señor es grande y bueno. Nuestro destino está en sus manos, y no en las maniobras interesadas de una u otra de las potencias del mundo, no importa lo grande sean".

La comunidad cristiana lucha por volver a la normalidad
"En lugar de la tregua hay tiroteos atroces en los suburbios del norte y este de la ciudad con una lluvia de bombas sobre áreas residenciales", señala el padre Ibrahim Sabbagh, de la parroquia latina de Alepo.

Pero lo sorprendente, destaca por su parte monseñor Abou Khazen, es que en una situación de total incertidumbre y de catástrofe inminente, la comunidad cristiana de la ciudad está poniendo todo de sí misma para volver a la normalidad de la vida. "Queremos seguir siendo miembros de la Iglesia universal: la vida continúa", señaló.

"Nosotros, los cristianos somos una pequeña minoría en Siria, formada por varias iglesias -explicó el prelado-, pero nunca hemos estado tan unidos como ahora". Los obispos católicos se reúnen todos los sábados, y el último sábado de cada mes hay un encuentro ecuménico abierto a todos aquellos que lo deseen.

"Uno de los principales retos a los que, en mi opinión, tienen que hacer frente los cristianos de Medio Oriente es superar nuestros miedos y redescubrir la confianza. Una confianza que se destruyó por lo que hemos vivido. Es esta falta de confianza que nos impide predecir el futuro. Nuestro reto es convencernos de que nuestra presencia en Medio Oriente es una vocación, una misión".

Los distritos de Alepo predominantemente cristianos hoy dan la bienvenida a muchos refugiados de la fe musulmana y esto es algo nuevo y muy fructífero.

"Durante la guerra, señala monseñor Abou Khazen, desarrollamos nuevas formas de reunión. Tenemos que alimentarnos de esta convivencia, y créanme, muchos musulmanes están sorprendidos por la caridad de los cristianos, especialmente a los niños, mujeres y ancianos".

Como ejemplo el prelado relató el caso de un salón de la parroquia confiada a la Waqf (institución islámica de caridad) y transformado en un centro de reinserción social para los ancianos, los huérfanos y los discapacitados.

"En Alepo, en este invierno, el frío está afectando dramáticamente a la gente, relató el padre Ibrahim, sumado a la falta de gas, combustible, y fallas en el suministro de electricidad. Por esta razón el sacerdote decidió "remar contra corriente" y desde que en enero iniciaron la época de los exámenes ofreció la parroquia para que puedan estudiar ahí y abrir una biblioteca ad hoc, amueblando y organizando un salón de catequesis para que unos 60 estudiantes pudieron acomodarse y estudiar ofreciéndoles además una bebida caliente y hasta el almuerzo para muchos de ellos.

"Estoy muy contento, concluyó el párroco, con este tipo de servicio concreto que todavía podemos y somos capaces de ofrecer a nuestros jóvenes y espero que continuará si la Providencia nos acompaña".+