Viernes 29 de marzo de 2024

La Virgen no abandona a los hombres que peregrinan en el claroscuro de la fe

  • 10 de diciembre, 2012
  • Santiago del Estero (AICA)
"Vemos que, por desgracia, sigue habiendo en nuestros días guerras, violencia, crímenes. Más aún, advertimos amenazas, en otro tiempo desconocidas, para el género humano: la manipulación genética, la corrupción del lenguaje, la amenaza de una destrucción total, el eclipse de la razón ante temas fundamentales como son la familia, la defensa de la vida desde su concepción hasta su término natural, la pornografía, la droga y el alcohol, especialmente entre los jóvenes, el relativismo y la indolencia y apatía que conducen a la pérdida total de los valores", advirtió el obispo de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, quien celebró el sábado 8 de diciembre la misa por la celebración de la Inmaculada Concepción de María, en la catedral-basílica. "María va al frente de ese peregrinar de la Iglesia hacia la casa del Padre. En medio de las tempestades que por todas partes nos apremian, ella no abandona a los hombres que peregrinan en el claroscuro de la fe", subrayó.
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El obispo de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, celebró el sábado 8 de diciembre la misa por la celebración de la Inmaculada Concepción de María, en la catedral-basílica Nuestra Señora del Carmen.

El prelado recordó que "con el primer pecado se introducen una serie de males para el género humano" y "la muerte hace su entrada en la historia de la humanidad".

"Aquella enemistad anunciada en el protoevangelio sigue siendo hoy una dramática realidad, se trata de una especie de combate del espíritu, pues las fuerzas del mal se oponen al avance del Reino de Dios. Vemos que, por desgracia, sigue habiendo en nuestros días guerras, violencia, crímenes. Más aún, advertimos amenazas, en otro tiempo desconocidas, para el género humano: la manipulación genética, la corrupción del lenguaje, la amenaza de una destrucción total, el eclipse de la razón ante temas fundamentales como son la familia, la defensa de la vida desde su concepción hasta su término natural, la pornografía, la droga y el alcohol, especialmente entre los jóvenes, el relativismo y la indolencia y apatía que conducen a la pérdida total de los valores", advirtió.

Sin embargo, monseñor Polti destacó que "el amor de Dios es más fuerte que todo mal. El pecado hirió al mundo pero no destruyó del todo su bondad; sigue habiendo en la creación una raíz y una capacidad de bien que puede y debe ser desarrollada. Dios no abandona al hombre al poder de la muerte y el pecado. Anuncia desde el inicio que el bien triunfará sobre el mal. Dios no permite que se destruya la obra de sus manos, porque Él es eterno en misericordia, porque Él es fiel al amor por su criatura. Se anuncia, pues, la redención del hombre y de su pecado; se promete un Mesías que destruirá la muerte y el pecado y que volverá al hombre a la gracia del principio".

Tras sostener que "la verdadera devoción a la Virgen consiste en imitarla en esta vocación y misión: acoger en nuestro corazón y en nuestras vidas a Cristo", indicó que "la gracia concedida a María inaugura todo el estilo de vida que animará a la humanidad hasta el fin de los tiempos".

"Al contemplar a María experimentamos al mismo tiempo la invitación de Dios para que, aunque heridos por el pecado original, vivamos en gracia, luchemos contra el pecado, contra el demonio y sus acechanzas. Y la gracia la tenemos en Cristo. En el misterio de la Redención el hombre es en cierto modo nuevamente creado", precisó.

Monseñor Polti sostuvo que "nuestro peregrinar cristiano por esta tierra, es un amor que no puede estar sin obrar por amor de Jesucristo. Es avanzar dejando a las espaldas surcos regados de semilla. No nos cansemos de sembrar el bien en el puesto que la providencia nos ha asignado, no desertemos de nuestro puesto, que las futuras generaciones tienen necesidad de la buena semilla que hoy esparcimos por el mundo que caminamos".

"María va al frente de ese peregrinar de la Iglesia hacia la casa del Padre. En medio de las tempestades que por todas partes nos apremian, ella no abandona a los hombres que peregrinan en el claro oscuro de la fe", concluyó.+