Miércoles 24 de abril de 2024

La primera mujer que fue rectora de una universidad argentina

  • 10 de mayo, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
La Dra. María Mercedes Terrén, la primera mujer que fue rectora de una universidad en la Argentina, la Universidad del Salvador, que condujo entre 1980 y 1985, será recordada la semana próxima. El lunes 13 de mayo, a las 11.30, esa Universidad la recordará en una misa de homenaje al papa Francisco por los dos meses de su pontificado. El Papa la llamó personalmente por teléfono el 24 de marzo y al saber su fallecimiento destacó "a esta gran mujer que nos dio ejemplo de vida cristiana y coherencia". El viernes 17, a las 19, se rezará una misa al mes de su fallecimiento, en la capilla de las Siervas de María, Talcahuano 1154. Terrén dirigió como decana durante 26 años la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social de la Universidad del Salvador, que formó numerosas camadas de periodistas y publicitarios.
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La doctora María Mercedes Terrén, que fue la primera mujer rectora de una universidad en la Argentina, fallecida el 17 de abril último, será recordada en dos misas la semana próxima.

Rectora de la Universidad del Salvador entre 1980 y 1985, esa casa de altos estudios la recordará en una misa que hará oficiar en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, Rodríguez Peña 840, el lunes 13 de mayo, a las 11.30, con motivo del segundo mes del pontificado del santo padre Francisco, muy ligado siempre a esa universidad.

De hecho, el papa Francisco llamó por teléfono desde Roma a la doctora Terrén, con quien lo unía una vieja amistad, el domingo de Ramos, 24 de marzo, a las 13.

Ella, que murió a los 92 años y se mantuvo intelectualmente lúcida hasta el final, le manifestó su gran alegría por la elección. Lo conocía desde 1966, antes de que Jorge Mario Bergoglio hubiera sido ordenado sacerdote, cuando ella enseñaba en la Universidad del Salvador y él daba clases en el viejo colegio de los jesuitas en la avenida Callao, que compartía aulas con la Universidad.

Carta del Papa: "Ejemplo de vida cristiana y coherencia"
Cuando el papa Francisco se enteró del fallecimiento, envió una cálida nota al presidente de la Asociación Civil Universidad del Salvador, Fernando Lucero Schmidt, en la que señaló, el 19 de abril: "Acabo de recibir la noticia del fallecimiento de Mecha. A vos, a cada uno de los miembros de la familia universitaria del Salvador, les hago llegar la seguridad de mi cercanía y de mi oración".

El Papa manifestó: "Pido al Señor que premie con el gozo eterno a esta gran mujer que nos dio ejemplo de vida cristiana y coherencia: sí, fue coherente siempre y esto le daba ese señorío que nunca la abandonó. Que desde el Cielo acompañe a la Universidad en su crecimiento en la fe y la virtud. Afectuosamente. Francisco".

Un día después de enviar la carta, el Santo Padre llamó personalmente a un sobrino de la doctora Terrén, el presbítero José Ignacio Ferro Terrén, para darle sus condolencias, el sábado 20 de abril, al mediodía.

Discípula del padre Quiles, ligada a la Compañía de Jesús
Discípula del padre Ismael Quiles SJ, la profesora Terrén continuaba la difusión de su pensamiento y de su obra filosófica como presidenta de la Fundación Ser y Saber. No sólo fue rectora de la Universidad del Salvador, que la declaró doctora honoris causa en 1996, sino que también presidió la Asociación Civil Universidad del Salvador, propietaria de esa casa de estudios desde que la Compañía de Jesús se retiró de su conducción. Entre 1975 y 1978 y de 1980 a 1981 fue vicepresidenta a cargo de la presidencia de la Asociación.

Era de las pocas personas en el país que tenía una carta de hermandad, muestra de singular afinidad y confianza, con la Orden fundada por San Ignacio de Loyola. Ese valioso reconocimiento como hermana de la Compañía le fue otorgado en 1978 por el entonces superior provincial, padre Jorge Mario Bergoglio SJ.

Terrén se refirió al nexo espiritual suyo y de la universidad con los jesuitas en una entrevista publicada el 27 de marzo de 1980 en el diario La Nación, que señaló: "Por primera vez confióse el rectorado de una universidad a una mujer". La entonces flamante rectora dijo: "Para nosotros lo fundamental es la mística heredada al producirse el denominado "desligue" de la Compañía de Jesús, es el espíritu que nos ha sido entregado por dicha Compañía, que debemos ser capaces de transferir a la juventud que concurre a la Universidad, cuyo nombre es igual al de sus orígenes: Universidad del Salvador, es decir, de Jesucristo".

Formación de periodistas
Docente por vocación, en la Universidad del Salvador fue además decana de la Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social durante ventiseis años, de 1976 a 2002. Con ella se graduaron las primeras promociones de periodistas y publicitarios de la Universidad del Salvador. Organizó los cuadros docentes y los programas de estudios, fomentó la realización de pasantías de los alumnos en medios de comunicación, buscó elevar el nivel intelectual y moral de quienes encararían en el futuro funciones de tanto impacto en la vida social.

"Su impronta y su conducta de vida dejaron una huella imborrable tanto en nuestra querida casa de estudios como en las almas de sus compañeros, profesores y alumnos", manifestó en un comunicado esa casa de estudios, que consideró que el mejor homenaje a su memoria era transcribir el mensaje recibido de Su Santidad Francisco.

Misa por el primer mes
Además, al cumplirse un mes del fallecimiento, será oficiada una misa el viernes 17 de mayo, a las 19, en la capilla de las Siervas de María Ministras de los Enfermos, Talcahuano 1154, ciudad de Buenos Aires.

María Mercedes Margarita Terrén había nacido el 23 de septiembre de 1920 en Buenos Aires. Fueron sus padres José Anselmo Terrén y María Delia Botto de Terrén.

Tenía una hermana melliza, María Delia, casada con Publio Miguel Ferro (que tuvo tres hijos, uno de ellos sacerdote, el presbítero José Ignacio Ferro Terrén). Con esta hermana cursó sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires en la especialidad de Historia.

Otra hermana Marta, estaba casada con Fernando Maqueda, de larga actuación en la representación en Buenos Aires del diario La Gaceta, de Tucumán. Tenían también dos hermanos varones, José María y Luis María, ambos casados. Todos ellos ya fallecidos; Mercedes asumió con fe ser la última de su generación familiar, quiso que la familia estuviera unida y que todos conocieran a sus antepasados, cuyos retratos y su memoria conservaba con cariño.

Hija y nieta de ex alumnas del Colegio Sagrado Corazón, de Juncal y Callao, estudió en esa escuela de la congregación francesa fundada por Santa Magdalena Sofía Barat. Pero como los títulos que daban en el secundario no eran oficiales, cursó los dos últimos años en el Liceo Nº 1 con el título de bachiller.

Egresó en 1943, con diploma de honor, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en una época en que las mujeres casi no estudiaban carreras universitarias.

Fue una activa dirigente de las jóvenes universitarias de la Acción Católica Argentina, lo cual la contactó con Mons. Fermín Lafitte, arzobispo de Buenos Aires, y con sus sucesores, los cardenales Antonio Caggiano y Juan Carlos Aramburu.

Docente por vocación
Bregó incansablemente por la educación tanto fuera en el orden oficial como de gestión privada, sectores que conoció en profundidad. En especial, luchó por la autorización de universidades de gestión privada en un servicio público como la educación, en la época de las controversias entre "laica" y "libre", y en toda su actuación posterior, en la que dedicó su vida a la Universidad del Salvador.

Muy joven, inclinada por la situación económica que afectó a su familia, se inició en la vida laboral en la docencia en los colegios de la congregación del Sagrado Corazón, tarea que asumió con pasión y dedicación.

Años después fue profesora de Historia de la Educación y desde 1966 secretaria técnica del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad del Salvador. Fue vicerrectora académica entre julio de 1979 y marzo de 1980, antes de asumir el rectorado. Como rectora, integró el Consejo de la Federación Internacional de Universidades Católicas, institución por la que participó en reuniones en distintos países.

"Mi vida en la universidad es permanente", dijo al diario La Nación, que publicó el 24 de agosto de 1980 una nota titulada "El primer rectorado ejercido por una mujer". "Redondeo doce horas de actividad ?dijo-, que incluyen tanto las reuniones con los docentes, mis propias clases y su preparación, como las conversaciones con otras personas interesadas en la entidad educativa que conduzco".

En la Fundación Ser y Saber, organizó coloquios, congresos y otros actos, y continuó la publicación de las obras y del pensamiento del padre Ismael Quiles SJ. (van por el nº 33).

Los padres jesuitas Ismael Quiles (1906-1993) y Jorge Bergoglio fueron sus maestros y guías espirituales, con quienes compartió cargos directivos en la Universidad del Salvador.

Fue integrante de la Archicofradía del Santísimo Sacramento de la Catedral de Buenos Aires y del Centro de Formación San Roberto Bellarmino.

Fallecimiento y exequias
Falleció el 17 de abril de 2013, en el Instituto del Diagnóstico con el auxilio de los sacramentos y la bendición Papal. Lúcida, piadosa, murió rezando a Jesús, María y José.

El jueves 18 de abril se ofició la misa exequial en la basílica de Nuestra Señora del Pilar. La presidió su sobrino sacerdote y concelebraron los presbíteros Rómulo Puiggari (párroco), Fabián Báez (vicario parroquial) y Juan Francisco Garheis. Fue enterrada en la bóveda familiar del cementerio de la Recoleta, junto con sus padres y hermanos.

Homilía en la misa exequial
En la misa exequial, el presbítero José Ignacio Ferro Terrén expresó que "en el bautismo Dios nos regaló la vida nueva de la gracia que nuestra querida Mecha junto a mi madre, Malela, recibiera en el año 1920".

Señaló que "esa fe, donada en el bautismo, requiere del creyente actos de fe, como los que manifestó Mecha a lo largo de su vida. Una fe arraigada, vivida".

"Fe que la llevó a darla, en una actitud de admirable generosidad en tiempos, talentos y recursos materiales dentro de sus posibilidades, fruto de su trabajo. ¡Cuánto tiempo brindando consejos al prójimo!", añadió.

Hizo hincapié en su alegría: "Irradió siempre alegría a quienes la frecuentaban; no la diversión pasajera del mundo, sino de una mujer enamorada de Jesucristo, que la llevó siempre a alentar al otro que siempre es prójimo para el creyente".

Tras mencionar su amor a la Iglesia, a la Acción Católica, a su universidad, manifestó: "Quiso mucho a la Compañía de Jesús y a los jesuitas, particularmente al padre Ismael Quiles, su maestro espiritual, con quien compartió tareas académicas y de intenso apostolado en el ámbito educativo. También apreció mucho al entonces padre Jorge Mario Bergoglio, luego cardenal arzobispo de Buenos Aires y hoy Papa. Los unía una gran amistad, forjada en el ideal ignaciano "ad maiorem Dei Gloriam". Tuvo la dicha de verlo Papa ?siempre supo que lo sería? y de haber hablado por teléfono con él".

Celo apostólico
El sobrino, que la conoció bien, dijo: "Siempre admiré su celo apostólico por la salvación de las almas: se preocupaba vivamente que tal o cual persona recibiera los sacramentos y fue una incansable predicadora de la palabra de Dios y difusora de la buena noticia".

"Cultivó la amistad con sinceridad y fidelidad ?agregó- y como era docente de alma tuvo gente amiga de todas las edades: exalumnas, docentes. Testimonio de ello, es la cantidad de gente que siempre hablaba o preguntaba por ella".

El padre Ferro Terrén destacó la coherencia de fe y vida: "Si era exigente, lo hacía con cariño porque la corrección fraterna dimana de la caridad y siempre le gustaba recordar la cita de 1 San Juan, 4,10: "Dios nos amó primero".

También mencionó su tierno amor a la Virgen: sobre todo a la advocación de Luján, de donde eran oriundos los Terrén. Otras advocaciones que quería eran la de la Virgen que desata nudos y la de Nuestra Señora de la Merced.

Recordó el sacerdote que una de sus frases favoritas era una que tomó del padre Quiles: "Siempre arriba y adelante", y concluyó: "Para quienes quedamos en esta vida, su ejemplo nos anima, su ausencia nos entristece pero nos consuela el reencuentro glorioso que Cristo Resucitado nos promete para quienes creemos en Él".

La hermana Florencia de la Serna, de la congregación del Sagrado Corazón, a la que estuvo tan ligada desde su formación en el colegio de la avenida Callao, la recordó como exalumna y como educadora, y señaló el cariño y la cercanía que mantuvo con sus exalumnas y exalumnos de tantas generaciones, en quienes dejó su impronta. "Celebró su pascua, el 17 de abril 2013, consciente y serena de este paso que la llevaba al encuentro con su Dios, a quién tanto amó".+ (Jorge Rouillon)