Viernes 29 de marzo de 2024

La paz nace del encuentro con Dios y se expresa en el amor a los hermanos

  • 6 de julio, 2013
  • Santa Fe
"La paz de la que nos habla el Evangelio busca echar raíces en el corazón del hombre, y no ser la sola componenda política que busca un frágil equilibrio, pero que no remueve las verdaderas causas que se oponen a ella. Esta paz, sabemos, dura poco. Es más, cuántas veces es una tregua a la espera de someter al otro. Es conocida aquella máxima latina: ?si vis pacem, para bellum?, es decir, si quieres la paz, prepara la guerra, que siempre ha terminado en una espiral de violencia en la que se impone el más fuerte. Esta no es la paz de la que nos habla el evangelio. Ella nace de un encuentro con Dios y se expresa en el amor a los hermanos. Dios y el hombre son los términos en los que se juega la existencia y el contenido de la paz. Esto fue realizado una vez y para siempre en Jesucristo. Él es nuestra paz", subrayó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo.
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El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que "uno de los temas centrales del evangelio es la paz", al que consideró "un signo de la presencia de Dios", y aseguró que la misma persona de Jesús es "instrumento de esa paz que reconcilia a los hombres con Dios y entre ellos".

"Ser mensajero de la paz es, por lo mismo, un aspecto que expresa su misión y define al discípulo del Señor. Cuando Jesús en un contexto de despedida de sus discípulos, y a modo de síntesis de todo lo que les había enseñando, les dice: ?Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no coma la da el mundo?. ¿Qué significa? ¿Cuál es la diferencia?", interpelo.

El prelado explicó que "la paz de la que nos habla el Evangelio busca echar raíces en el corazón del hombre, y no ser la sola componenda política que busca un frágil equilibrio, pero que no remueve las verdaderas causas que se oponen a ella. Esta paz, sabemos, dura poco. Es más, cuántas veces es una tregua a la espera de someter al otro. Es conocida aquella máxima latina: ?si vis pacem, para bellum?, es decir, si quieres la paz, prepara la guerra, que siempre ha terminado en una espiral de violencia en la que se impone el más fuerte".

"Esta no es la paz de la que nos habla el evangelio. Ella nace de un encuentro con Dios y se expresa en el amor a los hermanos. Dios y el hombre son los términos en los que se juega la existencia y el contenido de la paz. Esto fue realizado una vez y para siempre en Jesucristo. Él es nuestra Paz. Podemos decir que para esto fue enviado como Hijo de Dios, para que el hombre encuentre y viva su verdad de hijo y de hermano entre los hombres. El Evangelio sin esta dimensión de encuentro con Dios carece de su verdad primera y fundante, que da fuerza y compromete el encuentro con mi hermano", subrayó.

El arzobispo santafesino sostuvo que la preocupación y el aporte de la Iglesia a la paz del mundo son permanentes, por lo que llevó a dedicar cada año una Jornada por la Paz, como expresión de la obra de Cristo.

"Ser instrumentos de la paz es una expresión mayor de la fe en Dios, que es el Padre de todos, más allá de las diferencias de raza o religiosas, que ?no pueden y no deben constituir causa de conflictos: la búsqueda común de la paz por parte de todos los creyentes es un decisivo factor de unidad entre los pueblos?. Esto no es algo secundario para el creyente, sino expresión de la misma voluntad del Señor: ?Bienaventurados los que trabajan por la paz, nos dice, porque serán llamados hijos de Dios?", concluyó.+

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