Jueves 18 de abril de 2024

"La Eucaristía cambia los corazones", recordó el Papa al Congreso Eucarístico de Cebú

  • 1 de febrero, 2016
  • Cebú (Filipinas)
La Eucaristía, "nos habla de la fuerza que brota de la cruz, y que continuamente da nueva vida. Cambia los corazones. Nos permite ser atentos, proteger a quien es pobre y vulnerable, y ser sensibles al grito de nuestros hermanos y hermanas que están pasando necesidad. Nos enseña a actuar con integridad y a rechazar la injusticia y la corrupción, que envenenan las raíces de la sociedad", expresó Francisco en un videomensaje enviado, este domingo 31 de enero, con motivo de la conclusión del 51 Congreso Eucarístico Internacional, celebrado en Cebú, Filipinas, del 24 al 31 de enero. Asimismo el Santo Padre anunció que próximo congreso será en 2020 en Budapest, Hungría.
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La Eucaristía, "nos habla de la fuerza que brota de la cruz, y que continuamente da nueva vida. Cambia los corazones. Nos permite ser atentos, proteger a quien es pobre y vulnerable, y ser sensibles al grito de nuestros hermanos y hermanas que están pasando necesidad. Nos enseña a actuar con integridad y a rechazar la injusticia y la corrupción, que envenenan las raíces de la sociedad", expresó Francisco en un videomensaje enviado, este domingo 31 de enero, con motivo de la conclusión del 51 Congreso Eucarístico Internacional, celebrado en Cebú, Filipinas, del 24 al 31 de enero. Asimismo el Santo Padre anunció que próximo congreso será en 2020 en Budapest, Hungría.

Francisco señaló en su videomensaje la alegría por el encuentro "que reunió a tantas personas del vasto continente asiático". En Asia, testimoniar a Jesús, "pasa cada vez más a menudo a través de un testimonio de vida" y "la Iglesia está empeñada en un respetuoso diálogo con los seguidores de otras religiones", el testimonio de Jesús "a menudo se da, como ya sabemos, a través de la vida. El testimonio de vidas transformadas por el amor de Dios es para nosotros el mejor modo de proclamar la promesa del reino de reconciliación, justicia y unidad para la familia humana".

El Papa recordó su reciente viaje apostólico a Filipinas, ocurrido poco después del paso del tifón Yolanda: "Pude constatar personalmente la profunda fe y la capacidad de recomenzar de la población. Bajo la protección del Santo Niño, el pueblo filipino recibió el Evangelio de Jesucristo hace cerca de quinientos años. Desde entonces, siempre dio al mundo un ejemplo de fidelidad y de profunda devoción al Señor y a su Iglesia. Fue también un pueblo de misioneros, difundiendo la luz del Evangelio en Asia, y llegando hasta los confines de la tierra".

El tema del Congreso Eucarístico ?Cristo en ustedes, esperanza de gloria? "es muy oportuno. Nos recuerda que Jesús resucitado está siempre vivo y presente en Su Iglesia, sobre todo en la Eucaristía, el sacramento de Su cuerpo y de Su sangre. La presencia de Cristo entre nosotros no es solamente una consolación, sino también una promesa y una invitación. Es una promesa de que un día la alegría y la paz eterna nos pertenecerán en la plenitud de Su Reino. Pero es también una invitación a salir, como misioneros, para llevar el mensaje de la ternura del Padre, de su perdón y de su misericordia a cada hombre, mujer y niño".

Un compromiso fundamental: "¡Cuánta necesidad tiene nuestro mundo de este mensaje! Si pensamos en todos los conflictos, las injusticias, las crisis humanitarias urgentes que signan nuestro tiempo, nos damos cuenta de cuán importante es, para cada cristiano, ser un verdadero discípulo misionero, llevando la buena noticia del amor redentor de Cristo a un mundo tan necesitado de reconciliación, justicia y paz", expresó el Pontífice.

Es, por lo tanto, "oportuno" que el Congreso haya sido celebrado en el Año de la misericordia: "estamos llamados a llevar el bálsamo del amor misericordioso de Dios a la familia humana entera, vendando las heridas, llevando esperanza allí donde la desesperación parece tener, tan a menudo, viento a favor".

El Papa habló después de dos "gestos" de Jesús en la Última Cena: el convivir con los discípulos y el Lavatorio de Pies.

"Jesús podía escuchar a los otros, escuchar sus historias, apreciar las esperanzas y las aspiraciones y hablarles del amor del Padre".

El Santo Padre invitó a que en cada Eucaristía se siga el ejemplo de Jesús "yendo al encuentro de los otros, con espíritu de respeto y apertura, para compartir con ellos el don que nosotros mismos hemos recibido".

En Asia, donde la Iglesia está empeñada en un respetuoso diálogo con los seguidores de otras religiones, "este testimonio profético ocurre, muy a menudo y como sabemos, a través del diálogo de la vida. El testimonio de vidas transformadas por el amor de Dios es para nosotros el mejor modo de proclamar la promesa del reino de reconciliación, justicia y unidad para la familia humana. Nuestro ejemplo puede abrir los corazones a la gracia del Espíritu Santo, que los conduce a Cristo el Salvador".

Sobre el Lavatorio de pies, el Pontífice explicó que "Jesús lavó los pies a sus discípulos como un signo de humilde servicio, del amor incondicional con el cual ha dado su vida en la cruz para la salvación del mundo. La Eucaristía es una escuela de servicio humilde. Nos enseña a estar dispuestos, a estar para los demás. Este es también el centro del apostolado misionero. Y aquí me viene pensar en las consecuencias del tifón. Trajo una inmensa devastación a Filipinas, pero suscitó también una inmensa expansión de solidaridad, generosidad y bondad. Las personas se pusieron a reconstruir no solamente las casas, sino también las vidas".

Al final del mensaje, el Papa anunció que el próximo Congreso Eucarístico Internacional tendrá lugar en Budapest (Hungría) en 2020.+