Miércoles 24 de abril de 2024

La corrupción es el terreno fértil en el que se arraigan las mafias, dijo el Papa

  • 21 de septiembre, 2017
  • Ciudad del Vaticano
El papa Francisco recibió este jueves 21 de septiembre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a a los miembros de la Comisión Parlamentaria Antimafia, a los que dirigió un discurso en el que subrayó que siente que "la lucha contra las mafias como una prioridad, puesto que ellas roban el bien común, arrebatando esperanza y dignidad a las personas".
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El papa Francisco recibió este jueves 21 de septiembre, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a a los miembros de la Comisión Parlamentaria Antimafia, a los que dirigió un discurso en el que subrayó que siente que "la lucha contra las mafias como una prioridad, puesto que ellas roban el bien común, arrebatando esperanza y dignidad a las personas".

En su discurso a los senadores y diputados el Santo Padre comenzó recordando a las personas que en Italia pagaron con la vida su lucha contra las mafias. "Recuerdo, en particular, a tres magistrados: el siervo de Dios Rosario Livatino, asesinado el 21 de septiembre de 1990; Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados hace 25 años junto con sus escoltas", dijo el Papa.

El pontífice dijo que le venían a la mente algunas escenas evangélicas "en las que no nos costaría trabajo reconocer los signos de la crisis moral que atraviesan hoy personas e instituciones". "Es siempre ?indicó- actual la verdad de las palabras de Jesús: "Lo que sale del hombre es lo que contamina al hombre".

"El punto de partida sigue siendo siempre el corazón del hombre, sus relaciones, sus apegos", expresó el Santo Padre y señaló que "Nunca vigilaremos lo suficiente ese abismo donde la persona está expuesta a las tentaciones del oportunismo, el engaño y el fraude, que se vuelven más peligrosas por el rechazo de ponerse en discusión".

Por ello Francisco indicó más adelante que "la política auténtica, esa que reconocemos como una forma eminente de caridad, obra en cambio para asegurar un futuro de esperanza y promover la dignidad de cada uno. Precisamente por esto siente la lucha contra las mafias como una prioridad, puesto que ellas roban el bien común, arrebatando esperanza y dignidad a las personas".

"Para ese fin, explicó, se hace decisivo oponerse absolutamente al grave problema de la corrupción, que despreciando el interés general, representa el terreno fértil en el que las mafias se arraigan y desarrollan".

"La corrupción siempre encuentra la manera de justificarse, presentándose como la condición "normal", la solución del que es "listo", el camino que se puede recorrer para lograr los objetivos propios. Tiene una naturaleza contagiosa y parasitaria, porque no se nutre de lo que bueno que se produce, sino de lo que se substrae y se roba. Es una raíz venenosa que altera la competencia sana y aleja las inversiones. En el fondo, la corrupción es un habitus construido sobre la idolatría del dinero y la mercantilización de la dignidad humana por lo que se debe combatir con medidas no menos incisivas de los previstos en la lucha contra las mafias".

Asimismo dijo el Santo Padre que "luchar contra las mafias no significa solamente reprimir. También significa sanear, transformar, construir, y esto comporta un compromiso en dos niveles. El primero es el político, a través de una mayor justicia social, porque para las mafias es fácil proponerse como sistema alternativo en un territorio donde faltan los derechos y las oportunidades: el trabajo, la vivienda, la educación y la asistencia sanitaria".

"El segundo nivel de compromiso es el económico. Hoy ya no podemos hablar de luchar contra las mafias sin plantear el enorme problema de una finanza que soberanea sobre las reglas democráticas a través de la cual las organizaciones criminales invierten y multiplican los ya ingentes beneficios obtenidos con sus tráficos: drogas, armas, trata de personas, eliminación de residuos tóxicos, condicionamiento de las contratas para las grandes obras, juego de azar.

Este doble nivel, político y económico, presupone otro no menos esencial, es decir, la construcción de una nueva conciencia civil, la única que puede conducir a una verdadera liberación de las mafias.

Por último el Papa exhortó a los miembros de la Comisión Parlamentaria Antimafia, a proseguir con entrega y sentido del deber la tarea que se les confió. "Invoco sobre ustedes la bendición de Dios. Que los conforte la certeza de estar acompañados por aquel que es rico en misericordia y la certidumbre de que Él no soporta ni violencias ni abusos los haga incansables operadores de justicia", concluyó Francisco.+

» Texto completo del discurso del Santo Padre