Miércoles 24 de abril de 2024

La comunidad de Monteros celebró a la Milagrosa Virgen del Rosario

  • 29 de mayo, 2018
  • Monteros (Tucumán)
La parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Monteros, en la diócesis de Concepción, celebró este fin de semana la fiesta por los 299 años del milagro de la Virgen. Con la tradicional misa y procesión, se dio inicio al jubileo por los 300 años de la Milagrosa Virgen del Rosario "que lloró y sudó", por celebrarse en 2019.
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La comunidad parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en la localidad tucumana de Monteros, celebró el 299º aniversario del milagro de la Virgen.

Los festejos centrales se desarrollaron el domingo 27 de mayo desde las 8.30, con la celebración de la primera misa. A las 16, el templo recibió a las imágenes llegadas desde distintos puntos del departamento Monteros para acompañar a la imagen milagrosa en su recorrido por las calles del centro de la ciudad.

La misa central se celebró a las 17 presidida por el obispo, monseñor José María Rossi OP, en la explanada de la iglesia. Finalizada la celebración, se llevó a cabo la tradicional procesión.

Luego de una alocución a cargo del presbítero Hugo Delgado, los presentes entonaron el Himno Nacional, y a continuación la Sagrada Imagen de la Virgen del Rosario fue introducida en el templo, donde permanecerá hasta octubre, mes en el que regresará a las calles de Monteros para bendecir a su pueblo.

Los festejos del 27 de mayo marcaron el comienzo del jubileo por los 300 años del milagro de la Virgen, que se celebrarán en 2019.

Historia de la Fiesta del Milagro
La fiesta patronal de Nuestra Señora del Rosario, en Monteros, es de muy antigua tradición. Ya en 1612 existía allí una cofradía de esa advocación, según el testamento del capitán Juan de Espinosa, que fue su mayordomo.

Más de un siglo después, en 1719 -según consta en las actas del Cabildo- el vicario de Monteros informó al teniente de gobernador, Urbano de Medina y Arze, sobre un suceso extraordinario.

Según el vicario, "una imagen de Nuestra Señora del Rosario que se hallaba en el pago de los Monteros, en un rancho, por haberse arruinado la capilla (hará) 3 ó 4 años", había sido descubierta por unas mujeres devotas. Cuando fueron a iluminarla para rogar por los soldados que salían en campaña, vieron que "empezó a sudar de tal modo que, dando cuenta aquellas pobres, se alborotó la ciudad y su jurisdicción".

Se avisó al Visitador Eclesiástico, quien acudió al lugar con el Guardián de San Francisco. Verificaron que el sudor duró desde el lunes 29 de mayo al miércoles siguiente, "tan coloso que bañó todo el vestido y el pie del cajón donde estaba".

Llevaron entonces la imagen a una capilla, y allí "ha continuado el sudor, en la misma circunstancia de mudar colores en el rostro, poniéndose un lado sumamente encarnado, y por aquella parte sudaba y lloraba de todo un ojo, quedando el otro sumamente pálido. Y a poco rato se veía el mismo efecto en el otro lado?"

Con estos informes, el gobernador Alejandro de Urízar y Arespacochaga encontró que se trataba de "señales milagrosas", que indicaban la necesidad de arrepentimiento por parte del pueblo pecador. Así, dispuso rogativas y procesiones, y en especial "el sacramento de la Penitencia".+

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