Jueves 28 de marzo de 2024

Iglesias de Jerusalén condenan la violencia contra los cristianos en su Mensaje de Pascua

  • 1 de abril, 2015
  • Tierra Santa
"No hay religión verdadera que abogue por la violación de un ser humano o la victimización de los grupos minoritarios en la sociedad y condenamos este tipo de acciones, en los términos más enérgicos posibles. Los que participan en este tipo de comportamiento bárbaro, deshumanizan no sólo a sus víctimas, sino a sí mismos", expresan los patriarcas y jefes de las Iglesias en Jerusalén en su Mensaje de Pascua al tiempo que instan a la gente, a no caer en la desesperación ya que "Jerusalén es, paradójicamente, un signo de esperanza de que el reino de la paz, el amor y la justicia de Dios prevalecerá".
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"No hay religión verdadera que abogue por la violación de un ser humano o la victimización de los grupos minoritarios en la sociedad y condenamos este tipo de acciones, en los términos más enérgicos posibles. Los que participan en este tipo de comportamiento bárbaro, deshumanizan no sólo a sus víctimas, sino a sí mismos", expresan los patriarcas y jefes de las Iglesias en Jerusalén en su Mensaje de Pascua.

Los líderes religiosos recuerdan que "la identidad misma de esta Ciudad Santa durante muchos siglos" está unida al mensaje de la Pascua: "Aquí se encuentra el sitio de la tumba vacía, el lugar donde la soberanía de Dios sobre la muerte y los poderes de las tinieblas se manifestó en la resurrección de Jesús de entre los muertos", expresan.

Y aclaran que el lugar de la resurrección de Cristo, Jerusalén "no es meramente un objeto de curiosidad arqueológica, sino que sigue siendo un foco de vida de la adoración cristiana".

Por este motivo instan a la gente, a no caer en la desesperación. "La existencia misma de esta ciudad de Jerusalén es, paradójicamente, un signo de esperanza de que el reino de la paz, el amor y la justicia de Dios prevalecerá".

Firman el mensaje los patriarcas Teófilo III, Greco-Ortodoxo; Fouad Twal, Patriarcado Latino; Norhan Manugian, Armenio Ortodoxo Apostólico; R.P. Pierbattista Pizzaballa, OFM, Custodia de Tierra Santa; Mons. Anba Abraham, Copto-Ortodoxo; Mons. Swerios Malki Murad, Siro-Ortodoxo; Mons. Mussa El-Hage, exarcado maronita; Mons. Pierre Melki, exarca Siro-Católico de Jerusalén; Mons. Joseph Antoine Kelekian, exarca armenio católico; Padre Fissiha Tsion, Locum Tenens del Patriarca Ortodoxo Etíope; Mons. Joseph-Jules Zerey, vicario patriarcal Greco-Melquita Católico de Jerusalén; Suheil Dawani, Iglesia Episcopal de Jerusalén y del Medio Oriente; Munib Yunan, Iglesia Evangélica Luterana de Jordania y Tierra Santa.


Mensaje de Pascua de los Jefes de las Iglesias de Jerusalén
"Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos" (1 Pedro 1:3)

Nosotros, los patriarcas y jefes de las Iglesias de Jerusalén, enviamos nuestros saludos y bendiciones de Pascua a todas las personas, en todas partes, en el nombre de nuestro Salvador resucitado, Jesucristo.

En vista de las tantas amenazas que desvalorizan o disminuyen la vida humana, la esperanza que brota de la Resurrección está enraizada aquí en Jerusalén.

El mensaje de la Pascua ha dado forma a la identidad misma de esta Ciudad Santa durante muchos siglos. Aquí se encuentra el sitio de la tumba vacía, el lugar donde la soberanía de Dios sobre la muerte y los poderes de las tinieblas se manifestó en la resurrección de Jesús de entre los muertos.

Como consecuencia de esta realidad, la ubicación donde se realizó la resurrección, no es meramente un objeto de curiosidad arqueológica, sino que sigue siendo un foco de vida de la adoración cristiana. Es un lugar donde la gracia de Dios se ha manifestado de muchas maneras, a lo largo de los siglos y sólo por esta razón merece respeto.

Junto con todas las personas de buena voluntad, estamos profundamente afligidos por el nivel de violencia que sigue siendo perpetrado falsamente en nombre de la religión, en lugares del Medio Oriente y en otras partes en los últimos tiempos.

Los miembros de algunas de las antiguas comunidades cristianas en esta región, especialmente en Egipto, Irak y Siria, han estado entre los más afectados directamente, junto con otras poblaciones minoritarias.

No hay religión verdadera que abogue por la violación de un ser humano o la victimización de los grupos minoritarios en la sociedad y condenamos este tipo de acciones, en los términos más enérgicos posibles. Los que participan en este tipo de comportamiento bárbaro, deshumanizan no sólo a sus víctimas, sino a sí mismos.

En nombre de nuestro Señor Jesucristo, instamos a la gente, en todas partes, para no caer en la desesperación. La existencia misma de esta ciudad de Jerusalén es, paradójicamente, un signo de esperanza de que el reino de la paz, el amor y la justicia de Dios prevalecerá.

De hecho, existen signos de las tinieblas que nos rodean que hacen de este, un momento doloroso para vivir, pero la parte más oscura de la noche es a menudo poco antes del amanecer.

El anuncio gozoso de la Resurrección en la madrugada del Domingo de Pascua, nos asegura que la última palabra no reside en la violencia y la falta de humanidad, sino que con el propósito del amor de Dios, la justicia y la esperanza que se extienden como un hilo a lo largo de la historia, encontrarán su realización final, en la plenitud de la llegada de su Reino.

¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!"+