Jueves 28 de marzo de 2024

Fundamento de la acción social y cultural de la Iglesia

  • 10 de septiembre, 2013
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, dedicó su reflexión televisiva a explicar por qué la Iglesia y sus miembros desarrollan actividades sociales y culturales en las diversas áreas de la sociedad argentina y cuál es su sentido profundo. Qué es lo que inspira a tantos cristianos que trabajan en las tareas de servicio. "Es la inteligencia de la fe y la contemplación" respondió el prelado, y explicó que "la inteligencia de la fe significa la comprensión de todo lo que implica creer en Jesucristo; lo cual no es una mera adhesión teórica a un cupo de verdades, sino que es una verdadera vida, que ilumina la inteligencia, que otorga una concepción de la existencia".
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El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, dedicó su reflexión televisiva semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor, por América TV, para explicar cuál es el fundamento superior por el cual la Iglesia y sus miembros desarrollan actividades sociales y culturales.

Es notable, comenzó diciendo, "el vastísimo campo que abarca la presencia de la Iglesia y, más precisamente, de los cristianos particularmente considerados, de las instituciones y las organizaciones católicas en el amplio campo de la sociedad argentina, en distintas áreas".

"Pienso, por ejemplo, en la presencia social de la Iglesia en distintos barrios: la ayuda caritativa, los servicios variadísimos que se reúnen bajo el nombre de Cáritas, por no hablar del vasto campo de la cultura. Cuando uno habla de cultura piensa en las universidades católicas, o en el subsistema educativo de la Iglesia (digo "subsistema educativo" porque realmente es una red de colegios y escuelas católicas en todo el país) pero podemos pensar también, aun en el ámbito barrial, cómo la presencia de la Iglesia trasmite, a partir de la fe, una concepción verdaderamente humana de la persona y de la vida".

"¿Cuál es el fundamento de todo esto? -se pregunta monseñor Aguer-. ¿Por qué este vastísimo servicio? Pero si hablamos de la obra específicamente eclesial, ¿cuál es su sentido profundo? Uno puede plantear, por ejemplo, por qué la Iglesia tiene que ocuparse en atender enfermos terminales, (hay hospices que son un fenómeno interesantísimo) en los domicilios, o en las clínicas, y tantas otras tareas muy específicas a favor de los más necesitados. La Iglesia, a toda esta actividad en el vastísimo campo de la sociedad y la cultura le da un acento propiamente pastoral; es una proyección del Evangelio en la vida concreta de la gente, en el mundo".

Pero, insiste el arzobispo, "¿cuál es el fundamento superior? ¿Qué es lo que inspira a todos esos cristianos que trabajan en estas tareas de servicio? Podemos decir que es la inteligencia de la fe y la contemplación".

"La inteligencia de la fe -explicó el prelado- significa la comprensión de todo lo que implica creer en Jesucristo; lo cual no es una mera adhesión teórica a un cupo de verdades, sino que es una verdadera vida, que ilumina la inteligencia, que otorga una concepción de la existencia".

"Y añado la contemplación, o sea la unión con Dios mediante la oración contemplativa. Esto no hay que perderlo de vista porque es lo que asegura el matiz propiamente eclesial de estas tareas. Uno podría pensar que, quizás, hay organizaciones que podrían hacerlo desde el punto de vista profesional mejor que nosotros. ¿Pero qué es lo que distingue y caracteriza a esa acción cuando es una acción eclesial? Es precisamente que se hace en virtud de la inteligencia de la fe y con un respaldo contemplativo, o sea apoyándonos en Dios. Lo hacemos por amor a Dios. Aquí habría que apuntar a esa unión inseparable que hay entre el amor a Dios y el amor a los demás, como enseña muy bien el Evangelio y como aparece tan claro en la Primera Carta de San Juan".

"Es importante -concluye su reflexión monseñor Aguer- no olvidarse de esto porque, por otra parte, todos los que estamos empeñados en una u otra tarea de servicio a la sociedad debemos respaldar el trabajo con nuestra propia oración personal. Y todos tenemos que acostumbrarnos a rezar por la obra que la Iglesia realiza en los más variados campos en el mundo entero, todos los días; aun en este momento en que estamos ustedes y yo compartiendo estas cosas".+

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