Jueves 25 de abril de 2024

Francisco: "Jamás se apague en nuestro corazón la nostalgia de Dios"

  • 1 de octubre, 2015
  • Ciudad del Vaticano
"Un corazón que no tenga nostalgia, no conoce la alegría. Y la alegría, justamente es nuestra fuerza: la alegría de Dios". "Jamás, jamás, jamás se apague en nuestro corazón la nostalgia de Dios", pidió el papa Francisco al final de la homilía de la misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta. Reflexionando la lectura del libro de Nehemías, donde cuenta la alegría del pueblo de Israel cuando, después de largos años de deportación vuelve a Jerusalén.
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"Un corazón que no tenga nostalgia, no conoce la alegría. Y la alegría, justamente es nuestra fuerza: la alegría de Dios". "Jamás, jamás, jamás se apague en nuestro corazón la nostalgia de Dios", pidió el papa Francisco al final de la homilía de la misa celebrada esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta. Reflexionando la lectura del libro de Nehemías, donde cuenta la alegría del pueblo de Israel cuando, después de largos años de deportación vuelve a Jerusalén.

Nehemías pide al escriba Esdras que lea delante del pueblo el Libro de la Ley. El pueblo está feliz: "estaba alegre pero lloraba y escuchaba la Palabra de Dios; estaba alegre, pero también lloraba, todo junto", porque "simplemente, este pueblo no solamente había encontrado su ciudad, la ciudad donde había nacido, la ciudad de Dios, este pueblo al escuchar la Ley encontró su identidad y por esto estaba alegre y lloraba".

"Pero lloraba de alegría, lloraba porque había encontrado su identidad, había encontrado aquella identidad que con los años de deportación un poco se había perdido. Un largo camino este. "No se entristezcan- dice Nehemías- porque la alegría del Señor es nuestra fuerza". Y la alegría que da el Señor cuando encontramos nuestra identidad. Y nuestra identidad se pierde en el camino, se pierde en tantas deportaciones o en nuestras autodeportaciones, cuando hacemos un nido acá, un nido allá, y no estamos en la casa del Señor. Encontrar la propia identidad".

"Cuando vos perdiste lo que era tuyo, tu casa, lo que era propio tuyo- reveló Francisco- te viene esa nostalgia y esta nostalgia te lleva de nuevo a tu casa". Y este pueblo "con esta nostalgia, sintió que era feliz y lloraba de felicidad por esto, porque la nostalgia de la propia identidad lo había llevado a encontrarla. Una gracia de Dios".

"Si nosotros- un ejemplo- estamos llenos de comida, no tenemos hambre. Si nosotros estamos cómodos, tranquilos donde estamos, no necesitamos ir a otro lado. Y yo me pregunto y sería bueno que todos nos preguntásemos hoy. "¿Estoy tranquilo, contento, no necesito nada -espiritualmente, hablo- en mi corazón? ¿Mi nostalgia se apagó?"

"Miremos a este pueblo feliz, que lloraba y estaba alegre. Un corazón que no tiene nostalgia, no conoce la alegría. Y la alegría justamente es nuestra fuerza: la alegría de Dios. Un corazón que no sabe lo que es la nostalgia, no puede festejar. Y todo este camino que comenzó de hace años termina en una fiesta".

El pueblo, prosiguió Francisco, exulta con gran alegría porque había "comprendido las palabras que les fueron proclamadas. Habían encontrado aquello que la nostalgia les hacía sentir e ir adelante".

"Preguntémonos- concluyó el Papa- cómo es nuestra nostalgia de Dios: ¿estamos contentos, estamos felices así o todos los días tenemos este deseo de ir adelante? Que el Señor nos dé esta gracia. Que jamás, jamás, jamás se apague en nuestro corazón la nostalgia de Dios".+