Sábado 20 de abril de 2024

Francisco exhortó a los cristianos a llevar la paz

  • 24 de mayo, 2014
  • Amman (Jordania) (AICA)
En el inicio de su peregrinación a Tierra Santa, el Santo Padre presidió una misa en el estadio nacional de Amán ante más de 30.000 personas. Exhortó a pedir al Espíritu Santo "que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura o religión", y manifestó su "abrazo" a toda la comunidad cristiana y a las personas sufrientes, en especial los refugiados de Palestina, de Siria y de Irak.
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En el inicio de su peregrinación a Tierra Santa, el Santo Padre presidió una misa en el estadio nacional de Amán ante más de 30.000 personas, de las cuales 1.500 recibieron por primera vez la Eucaristía. En su homilía -pronunciada en italiano-, Francisco exhortó a pedir al Espíritu Santo "que prepare nuestros corazones al encuentro con los hermanos más allá de las diferencias de ideas, lengua, cultura o religión".

El Santo Padre estuvo asistido en el altar por los ceremonieros pontificios, y si bien la misa se celebró en árabe, Francisco siguió el rito en italiano. Antes de su llegada, los feligreses animaron la espera con cantos en diversos idiomas, entre ellos el castellano.

El Papa comentó en su homilía el Evangelio del día, en el que Jesús promete a sus discípulos el envío del Espíritu Santo, el Paráclito. Observó que el lugar donde descendió el Espíritu Santo no se encontraba muy lejos de esa región del país, y señaló que el evangelio de este domingo invita a meditar "sobre el Espíritu Santo, sobre su obra en Cristo y en nosotros, y que podemos resumir de esta forma: el Espíritu realiza tres acciones: prepara, unge y envía".

Recordó que en el bautismo, el Espíritu se posa sobre Jesús para prepararlo a su misión de salvación, "misión caracterizada por el estilo del Siervo manso y humilde, dispuesto a compartir y a entregarse totalmente". Y precisó que el Espíritu Santo ya había obrado en Jesús en el momento de su concepción en el seno virginal de María realizando la obra admirable de la Encarnación.

El obispo de Roma trajo a colación a Simeón y Ana, que al ver al Niño Jesús intuyen que Él es el Esperado por todo el pueblo: "En la actitud profética de los dos videntes se expresa la alegría del encuentro con el Redentor y se realiza en cierto sentido una preparación del encuentro del Mesías con el pueblo".

El Papa afirmó que las diversas intervenciones del Espíritu Santo forman parte de una acción armónica, de un único proyecto divino de amor, que la misión del Espíritu Santo consiste en generar armonía y obrar la paz en situaciones diversas y entre individuos diferentes. "La diversidad de personas y de ideas no debe provocar rechazo o crear obstáculos, porque la variedad es siempre una riqueza", subrayó, para luego exhortar a los presentes a pedir al Espíritu Santo prepare el camino de la paz y de la unidad.

En segundo lugar, el pontífice ha indicado que el Espíritu Santo unge: "Con la unción del Espíritu la santidad de Jesucristo se imprime en nuestra humanidad y nos hace capaces de amar a los hermanos con el mismo amor con que Dios nos ama. Por eso, ha invitado a pedir al Padre "que nos unja para que seamos plenamente hijos suyos, cada vez más conformados con Cristo, para sentirnos todos hermanos y así alejar de nosotros rencores y divisiones, y amarnos fraternamente".

Refiriéndose a la paz, el Santo Padre recordó que es un don que el mundo tanto necesita y que al mismo tiempo tanto pide. Pidió a los cristianos que testimonien la paz y lleven la paz. La paz no se puede comprar, recordó, antes de exclamar: "¡Es un don que hemos de buscar con paciencia y construir ´artesanalmente´ mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana!".

"El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano; ¡si no olvidamos que tenemos un único Padre del cielo y que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza!", aseguró.

Francisco tuvo un gesto particular con todos los cristianos que viven en esta región del mundo. Manifestó que "abraza" con este espíritu al que se refirió en su homilía al Patriarca, a los obispos, a los sacerdotes, a las personas consagradas, a los fieles laicos, a los niños que recibieron la primera comunión y a sus familiares. También aseguró que su corazón "se dirige a los numerosos refugiados cristianos provenientes de Palestina, de Siria y de Irak: lleven a sus familias y comunidades mi saludo y mi cercanía".

"Que el Espíritu Santo unja todo nuestro ser con el aceite de la misericordia que cura las heridas de los errores, de las incomprensiones, de las controversias; que nos envíe, con humildad y mansedumbre, a los caminos, arriesgados pero fecundos, de la búsqueda de la paz", concluyó.+

Texto completo de la homilía