Viernes 29 de marzo de 2024

Entregaron una distinción a Mons. Sánchez Sorondo

  • 18 de marzo, 2015
  • Buenos Aires (AICA)
La Cámara de Diputados de la Nación entregó una mención de honor al obispo argentino monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de las pontificias academias de Ciencias y de Ciencias Sociales. Entregó la distinción el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, quien señaló que lo mejor que le pudo haber pasado al pueblo argentino "y a los que tenemos una visión humanista, cristiana y social es que haya sido un miembro de la Iglesia argentina el que accediera a la cátedra de San Pedro". Monseñor Sánchez Sorondo agradeció y señaló que quien merecería la distinción es el papa Francisco: "Hemos hecho nuestro deber, en estos dos últimos años la labor viene inspirada por el papa argentino.
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La Cámara de Diputados de la Nación entregó una mención de honor al obispo argentino monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de las pontificias academias de Ciencias y de Ciencias Sociales.

Entregó la distinción el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, quien señaló que lo mejor que le pudo haber pasado al pueblo argentino "y a los que tenemos una visión humanista, cristiana y social es que haya sido un miembro de la Iglesia argentina el que accediera a la cátedra de San Pedro".

Monseñor Sánchez Sorondo agradeció y señaló que quien merecería la distinción es el papa Francisco: "Hemos hecho nuestro deber, en estos dos últimos años la labor viene inspirada por el papa argentino".

El acto se realizó en el despacho del presidente de la Cámara de Diputados, ante un cuadro de fray Mamerto Esquiú en el centro, un cuadro de Domingo F. Sarmiento y una estatua de José Manual Estrada a los costados. Compartieron el estrado el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri, y el diputado nacional Mario Oporto. Asistieron también los diputados Walter Aguilar (San Luis), Gustavo Martínez Campos (Chaco), Carlos Dato (Tucumán) y Juan Carlos Díaz Roig (Formosa), así como numerosos parientes del homenajeado, medio centenar de personas en total.

Domínguez recordó que había conocido a monseñor Sánchez Sorondo hace unos ocho años, cuando él se desempeñaba como ministro de Agricultura y se analizaba en la Academia de Ciencias el tema de los alimentos transgénicos.

Domínguez dijo que se resistía a los intentos de involucrar en las cuestiones políticas menudas al papa Francisco. "Esto no le hace bien a nadie, ni a la política ni a Su Santidad, que es pastor universal".

Expresó que para "quienes provenimos del peronismo, la doctrina social de la Iglesia es nuestra fuente de inspiración, de identidad". En breves palabras, sin leer, mencionó los documentos del episcopado latinoamericano de Medellín, Puebla, Aparecida, se refirió a la "patria grande latinoamericana" y deseó que "dejemos a las nuevas generaciones una patria más libre, más justa y más soberana".

Tras hablar de la civilización del encuentro para garantizar el bien común, dijo: "A diferencia de los liberales, creemos en la solidaridad; ellos en la competencia; creemos en el Estado, con función subsidiaria; ellos creen en el mercado". Señaló que el embajador argentino ante la Santa Sede, Eduardo Valdés, debió viajar a Roma, y no pudo asistir a ese reconocimiento del cual fue propulsor.

Monseñor Sánchez Sorondo agradeció al presidente de la Cámara la distinción y recordó que lo había conocido cuando la Academia estudiaba nuevas formas de agricultura que la Argentina había desarrollado mucho más que otros países.

Recordó que siendo un joven sacerdote, su padre (el dirigente político nacionalista Marcelo Sánchez Sorondo) le pidió que retirara una carta en la residencia de Juan Domingo Perón. Y su secretario privado, José López Rega, le dijo: "¿Quiere ver al general Perón?". Monseñor Sánchez Sorondo recordó que Perón estaba exultante, le habló del futuro de la Argentina, "un pueblo extraordinario". Y comparó ese entusiasmo con el canto que en los cien años de la patria dedicó a la Argentina el poeta... Dudó un poco antes de encontrar el nombre y Oliveri se adelantó: "Leopoldo Lugones". Monseñor Sánchez Sorondo asintió, y apuntó inmediatamente que había algo que pese a su entusiasmo Perón no imaginó: un papa argentino. Destacó la importancia para el país, porque "el papa no es un hongo, sale de un pueblo, de una Iglesia", como Juan Pablo II salió de la Iglesia de Polonia. Hizo notar la importancia de que el Congreso de los Estados Unidos lo haya invitado a disertar en su recinto a Francisco por ser el primer papa americano.

Señaló que el programa de Francisco se funda en Mateo 25, las bienaventuranzas, y afirmó que el discurso más revolucionario de la historia es el Sermón de la Montaña. Que, con la perspectiva del Reino de los cielos, nos presenta algo bien distinto de lo que muchas veces creemos que es la felicidad, cuando dice: felices los que sufren, los que lloran, los que luchan por la justicia, los que son perseguidos por el nombre de Jesús... Y deseó que políticos, sociólogos, funcionarios sean capaces de traducir esos principios en las realidades sociales: que los hospitales funcionen, porque allí están los que sufren, que los que sufren tengan trabajo, pan, comprensión. Es lo que el Papa quiere, dijo, cuando ataca el capitalismo de las finanzas, que sólo se fija en el provecho económico y desconoce a la persona humana: "Si se muere uno que no tenía qué comer, no nos importa, pero si se cae la Bolsa es un drama". Estimó que el programa de las bienaventuranzas se podrá realizar con la ayuda de la Virgen. Monseñor Sánchez Sorondo recordó la ejecución de la Misa Criolla en el Vaticano, promovida por Francisco en ocasión de la celebración de la Virgen de Guadalupe, Patrona de América. También fue ejecutada durante el pontificado de Benedicto XVI. Dijo que el papa emérito es un gran músico y que cuando la escuchó dijo que era profundísima, que esa obra tenía una fuerza religiosa como pocas veces había sentido. (Jorge Rouillon)

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