Jueves 25 de abril de 2024

El Papa rezó por los cardenales y obispos fallecido durante este año

  • 4 de noviembre, 2013
  • Ciudad del Vaticano
Como es tradicional en estas fechas, el Papa celebró, esta mañana en la Basílica Vaticana de San Pedro, la misa por los cardenales y obispos que han fallecido en este año. Nueve purpurados y 136 arzobispos y obispos de la Iglesia que peregrina en el mundo, a los que el papa Francisco encomendó a la misericordia del Señor, por intercesión de la Virgen y de san José, para que los reciba en su reino de luz y de paz, donde viven eternamente los justos y los que han sido fieles testigos del Evangelio. "Sólo el pecado del hombre puede interrumpir la unión con Dios, pero incluso en este caso, Dios le buscará siempre, le perseguirá para restablecer la unión que perdura también después de la muerte, -dijo el Pontífice-, una unión que en el encuentro final con el Padre alcanza su culmine".
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Como es tradicional en estas fechas, el Papa celebró, esta mañana en la Basílica Vaticana de San Pedro, la misa por los cardenales y obispos que fallecieron en este año.

Nueve purpurados y 136 arzobispos y obispos de la Iglesia que peregrina en el mundo, a los que el papa Francisco encomendó a la misericordia del Señor, por intercesión de la Virgen y de san José, para que los reciba en su reino de luz y de paz, donde viven eternamente los justos y los que han sido fieles testigos del Evangelio.

"Sólo el pecado del hombre puede interrumpir la unión con Dios, pero incluso en este caso, Dios le buscará siempre, le perseguirá para restablecer la unión que perdura también después de la muerte, -dijo el Pontífice-, una unión que en el encuentro final con el Padre alcanza su culmine".

Con estas palabras Francisco explicó a los presentes que los prelados difuntos están en las manos de Dios. "Esta realidad, llena de esperanza, es la perspectiva de la resurrección final, de la vida eterna, a la cual están destinados "los justos", aquellos que reciben la Palabra de Dios y son dóciles a su Espíritu".

Al terminar, el Pontífice confió a la misericordia del Señor "a nuestros hermanos cardenales y obispos fallecidos. Hombres dedicados a su vocación y su servicio a la Iglesia, que la han amado como uno ama a una esposa".+