Jueves 28 de marzo de 2024

El Papa reiteró el llamado a la unidad de los cristianos

  • 21 de noviembre, 2014
  • Roma (Italia) (AICA)
"Quienes persiguen a Cristo en sus fieles no hacen diferencia de confesión: los persiguen simplemente porque son cristianos", advirtió el papa Francisco en un mensaje a la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, que reunida en Roma culmina este viernes. El pontífice consideró que esta situación puede "ayudarnos a caminar juntos". Asimismo, recordó que el ecumenismo es "un proceso de sanación que permite acoger al otro como hermano o hermana, en la unidad profunda que nace del bautismo". Propone el Concilio Vaticano II como clave de ese camino.
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El Concilio Vaticano II como un momento clave de cambio en el ecumenismo. En este concepto se centra el discurso del papa Francisco a los participantes de la Plenaria del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos, que se realiza en Roma y concluye este viernes, sobre ´La meta del ecumenismo: principios, oportunidades y desafíos, cincuenta años después de la Unitatis Redintegratio´.

El Santo Padre subrayó la importancia de este decreto, promulgado el 21 de noviembre de 1964; junto a la constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen Gentium; y el decreto sobre las Iglesias orientales católicas, Orientalium Ecclesiarum.

"El conjunto de estos tres documentos tan relacionados entre sí, ofrece la visión de la eclesiología católica como ha sido propuesta por el Concilio Vaticano II", observó el Papa.

El Papa indicó que a esta altura podemos considerar que la hostilidad y la indiferencia, capaces de excavar fosas aparentemente insuperables y de producir heridas profundas, pertenecen al pasado.

Y precisó que hoy en cambio se ha iniciado "un proceso de sanación que permite acoger al otro como hermano o hermana, en la unidad profunda que nace del bautismo". Indicó también diversos frutos obtenidos en este medio siglo, entre los cuales las traducciones ecuménicas de la Sagrada Escritura.

Además de las iniciativas conjuntas entre cristianos para "servir a la humanidad que sufre y se encuentra en necesidad; para defender la vida humana y su inalienable dignidad; para proteger la creación; y contra las injusticias que afligen a tantos hombres y pueblos".

El Santo Padre exhortó además a profundizar la acción ecuménica, en el tema teológico, e invitó a los fieles, diócesis y movimientos a realizar la voluntad expresada por Jesús "Que todos seamos una sola cosa".

Reconoció entretanto que este objetivo no es fácil, debido a "divergencias sobre nuevos temas antropológicos y éticos que vuelven más complicado el camino hacia la unidad". Y por lo tanto invitó a no ceder "a la resignación".

El Pontífice señaló entretanto que existen dos puntos muy importantes en el ecumenismo: el espiritual y el de la sangre. El primero con la "Semana de oración para la unidad de los cristianos"; y el segundo, el ecumenismo de la sangre. Porque la Unitatis Redintegratio valoriza "la capacidad donada por Dios de dar testimonio a Cristo hasta el sacrificio de la vida".

Asimismo, subrayó que "quienes persiguen a Cristo en sus fieles no hacen diferencia de confesión: los persiguen simplemente porque son cristianos". Esto nos puede "ayudar a caminar juntos".

Francisco concluyó su mensaje indicando que "la búsqueda de la plena unidad de los cristianos es una prioridad para la Iglesia católica" y una de sus "principales preocupaciones cotidianas".

De esta asamblea plenaria participa el arzobispo de Córdoba y presidente de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones, monseñor Carlos Ñáñez.+