Jueves 25 de abril de 2024

El cardenal Villalba volvió a San Martín para presidir Corpus Christi

  • 8 de junio, 2015
  • San Martín (Buenos Aires)
El cardenal Luis Héctor Villalba volvió a la diócesis de San Martín, de la que fue obispo entre 1991 y 1999, para celebrar la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. El purpurado llamó a alimentarse con la Eucaristía para emprender la misión y así "poner al servicio de los demás la fuerza recibida" y "llegar a la vida hecha solidaridad".
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El cardenal Luis Héctor Villalba volvió a la diócesis de San Martín para celebrar la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo y reencontrarse con los sacerdotes, religiosos, seminaristas y fieles que pastoreó durante ocho años como segundo obispo de esta jurisdicción que comprende los partidos de San Martín y Tres de Febrero.

Una multitud de fieles, principalmente jóvenes de grupos parroquiales y movimientos eclesiales, se reunieron cerca de las 15 a las puertas de la catedral y frente a la municipalidad. El purpurado, que es arzobispo emérito de Tucumán, fue invitado por el obispo de San Martín, monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo, a presidir la fiesta de Corpus Christi.

La celebración comenzó con la procesión del clero diocesano y religioso hasta el atrio de la catedral, mientras el coro diocesano entonaba los cantos de entrada. El Equipo Diocesano de Liturgia dispuso un altar sobre el descanso de las escalinatas, y al costado, se ubicaron los sacerdotes y los numerosos diáconos permanentes.

Monseñor Rodríguez-Melgarejo dio la bienvenida al cardenal y precisó que el nuevo encargo dado por el papa Francisco al purpurado es una misión de servicio, especialmente a través del consejo, al tiempo que invitó a rezar por él y por el Santo Padre, en ese momento culminando su viaje apostólico a Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina.

Luego de la proclamación del Evangelio, el cardenal Villalba explicó que la celebración del Corpus Christi es un testimonio público de adoración y agradecimiento a Cristo eucarístico, guardado la mayor parte del tiempo en los sagrarios. También dijo que la procesión busca ser una bendición para la ciudad y para la diócesis.

"Ponemos ante los ojos de Jesús los sufrimientos de los enfermos, la soledad de los ancianos y la esperanza de nuestros jóvenes", dijo el cardenal. Además, resaltó que la Eucaristía es el sacramento de la cercanía de Jesús.

"El Señor está con nosotros, camina con nosotros como caminó con los discípulos de Emaús. Toda la vida de la Iglesia, sus impulsos de espiritualidad, de fraternidad y de caridad nacen de esta cercanía. ¡Toda la misión de la Iglesia nace de esta fuente, porque la Eucaristía es un misterio de cercanía!", expresó el arzobispo.

"Es Él quien nos acompaña, que se inserta en nuestros pasos y nos sigue en nuestra vida. Está cerca de nosotros y, más aún, quiere compartir nuestra suerte. Es un Dios que se pone en nuestras manos y que nos salva", describió el purpurado.

En otro tramo de su predicación, el cardenal Villalba reflexionó sobre la relación entre la Eucaristía y la misión: "Son un binomio inseparable. Alimentados por la Eucaristía, ¡los cristianos emprendemos el camino de la misión! Quienes nos hemos alimentado del Pan celestial, debemos poner al servicio de los demás la fuerza recibida, y no guardarla para nosotros. La celebración eucarística tiene que salir de los espacios de culto y llegar a la vida hecha solidaridad".

Finalmente, Villalba habló sobre la misión como la entiende el papa Francisco, y convocó a un nuevo ardor misionero fundado en "una profunda experiencia de Jesús".

"Queridos hermanos: ¡salgamos a misionar! Ante el Señor sacramentado, asumamos el compromiso de hacer de la misión algo de todos y de cada uno. Que cada uno de nosotros sea discípulos y misioneros de Jesús", concluyó el purpurado.

Luego de la misa, los sacerdotes iniciaron la procesión alrededor de la Plaza Central con el Santísimo Sacramento llevado en andas por cuatro diáconos. El cardenal Villalba, el obispo Rodríguez-Melgarejo; su auxiliar, monseñor Han Lim Moon, y el resto de los fieles completaron la columna que cubrió las calles aledañas.

Antes de despedirse, el presbítero Roberto Di Francesco, párroco de la catedral, agradeció la presencia multitudinaria de los jóvenes. Para ellos, hubo luego una merienda en la plaza y un momento fraterno con el cardenal Villalba.+
Audio de la homilía