Destaca la labor del diácono en ambientes no siempre comprensivos
- 13 de agosto, 2012
- Mendoza (AICA)
"Acompañándolos en esta revisión de vida, cargada de fe y esperanza, e iluminada por la Palabra. Dios los bendiga y reconforte. Esta Iglesia sigue confiando y esperando mucho de ustedes, y sobre todo de la gracia poderosa del Señor, que actúa en ustedes y por medio suyo. El Año de la Fe que pronto comenzaremos, será una oportunidad providencial para crecer en adhesión al Señor, diácono y servidor del Padre, y en entrega generosa a la Iglesia, que necesita de ustedes", destacó el arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, al presidir una misa por el Día del Diácono en la parroquia San Lorenzo mártir, de Luján de Cuyo. También agradeció "el testimonio que, como hombres consagrados y clérigos de la Iglesia, tienen que dar no sólo en la comunidad cristiana, sino en ambientes no siempre comprensivos, ni deseos de las cosas del Señor, y que hasta se vuelven hostiles a Él".
El prelado expresó "una especial acción de gracias por sus familias y comunidades, donde seguramente escucharon el llamado del Señor a pertenecerle y a servirle; por la generosidad de su respuesta a esa vocación, que seguramente el mismo Señor va haciendo madurar todavía en sus corazones; y por la Escuela Arquidiocesana de Ministerios, que les ofreció la formación necesaria, con la mejor dedicación que le fue posible, en cada etapa vivida por la diócesis".
También por sus "familiares y amigos, por los párrocos y sacerdotes que los acompañan y alientan, no sólo en los momentos alegres y fáciles, sino también en los más arduos y costosos; y sobre todo, por su triple ministerio cumplido: la predicación de la Palabra de Dios, la santificación que brindan al pueblo, la oración, la bendición y los sacramentos, y la edificación de los fieles, por la caridad, en la comunión eclesial".
El arzobispo mendocino agradeció, además, "el testimonio que, como hombres consagrados y clérigos de la Iglesia, tienen que dar no sólo en la comunidad cristiana, sino en ambientes no siempre comprensivos, ni deseos de las cosas del Señor, y que hasta se vuelven hostiles a Él".
Por último, monseñor Arancibia completó su saludo agradecido y afectuoso a los diáconos de Mendoza, "acompañándolos en esta revisión de vida, cargada de fe y esperanza, e iluminada por la Palabra. Dios los bendiga y reconforte. Esta Iglesia sigue confiando y esperando mucho de ustedes, y sobre todo de la gracia poderosa del Señor, que actúa en ustedes y por medio suyo. El año de la fe que pronto comenzaremos, será una oportunidad providencial para crecer en adhesión al Señor, diácono y servidor del Padre, y en entrega generosa a la Iglesia, que necesita de ustedes".+
Texto completo de la homilía