Jueves 28 de marzo de 2024

Corpus: La Eucaristía debe inspirar múltiples formas del servicio cristiano

  • 3 de junio, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
Los obispos argentinos destacaron el valor central que tiene la Eucaristía en la vida de los cristianos, al presidir este fin de semana las misas y procesiones del Corpus Christi en sus respectivas diócesis. También aseguraron que la conciencia y la vivencia de la adoración a Cristo, presente en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, tienen que inspirar múltiples formas del servicio cristiano y ser fuente de la transformación de la sociedad y el mundo, además de señalar las consecuencias personales, eclesiales y sociales que conlleva el misterio eucarístico. Los prelados enmarcaron también sus reflexiones en el Año de la Fe y adhirieron a la adoración eucarística simultánea mundial, en unidad con el papa Francisco.
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Los obispos argentinos destacaron el valor central que tiene la Eucaristía en la vida de los cristianos, al presidir este fin de semana las misas y procesiones del Corpus Christi en sus respectivas diócesis.

También aseguraron que la conciencia y la vivencia de la adoración a Cristo, presente en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, tienen que inspirar múltiples formas del servicio cristiano y ser fuente de la transformación de la sociedad y el mundo, además de señalar las consecuencias personales, eclesiales y sociales que conlleva el misterio eucarístico.

Los prelados enmarcaron también sus reflexiones en el Año de la Fe y adhirieron a la adoración eucarística simultánea mundial, en unidad con el papa Francisco.

Mons. Mario Poli (Buenos Aires): "Aunque a veces somos poco generosos en dar o darnos, sin embargo, Él lo toma igual y lo multiplica hasta sorprendernos. Los gestos de sus ojos elevados al cielo y las palabras de bendición que Jesús dijo en aquel atardecer, nos sugieren lo que en momentos vamos a hacer con el pan y el vino de nuestras pobres ofrendas en la misa, las que Él mismo se va a encargar de transformar en su Cuerpo y su Sangre, para que no tengamos hambre ni sed en el desierto de esta vida. Nuestra ofrenda puede ser pobre, pero necesaria, para que él la transforme en don de amor para todos... Que cada uno renueve con el Cuerpo de Cristo, la alegría de la fe y el entusiasmo para la misión. Recordemos que recibir bien a la gente en nuestras comunidades, atender al que necesita una mano, enseñar las cosas de Dios y ser solidarios ante toda miseria humana, definen el estilo pastoral y misionero que Jesús hoy nos deja en el Pan de Vida". Texto completo de la homilía

Mons. José María Arancedo (Santa Fe de la Vera Cruz): "Celebrar la Eucaristía es actualizar nuestra Fe en Dios, que se hizo presencia en Jesucristo y principio de transformación del mundo a la luz del Reino de Dios. ¿Cuáles son las notas de este Reino, que deben guiar nuestro compromiso cristiano? La Palabra de Dios lo define como un: ?Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia; Reino de la justicia, el amor y la paz?. Esta vida del Reino de Dios tiene su fuente y su fuerza en Jesucristo, y desde él estamos llamados a iluminar la vida de este mundo creado y amado por Dios. Esto vale tanto para el político cristiano, como para el empresario, el docente, el trabajador, la familia o los jóvenes. Nadie que profese la fe en Dios, manifestada en Jesucristo, puede sentirse eximido de esta responsabilidad. No hay un mundo aparte a la vida de fe. Para un cristiano Cristo tiene que estar presente en la política, la economía, el trabajo, la familia. Especialmente, queridos jóvenes, no acepten nada que no pueda sostenerse a la luz del Evangelio. El es la Verdad que da sentido a sus Vidas. Una enfermedad de la vida cristiana es pensar que lo humano, lo político, lo social no pertenece al campo o exigencia de la fe. Cuando ella no ilumina nuestra vida, somos como: ?la sal que pierde su sabor, y que ya no sirve para nada?. ¡Qué pobre la vida de un cristiano cuando deja de ser presencia viva del evangelio de Jesucristo! La eucaristía nos debe hacer tomar conciencia de que todo debe estar iluminado por Cristo". Texto completo de la homilía

Mons. Héctor Aguer (La Plata): "Jesús ha pasado por la ciudad como una bendición. ¡Cuánto necesita nuestra ciudad una bendición sanante y transformadora! Escuchamos en el evangelio que él recibió a la multitud, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados. Encomendemos al cuidado misericordioso del Señor a los habitantes de la ciudad, con sus problemas materiales y espirituales. Recomendémosle especialmente a los que no tienen fe, a los indiferentes, a los que guardan resentimientos contra la Iglesia y la odian porque no aciertan a ver en ella a Cristo. Que el Señor conceda a nuestro pueblo superar las consecuencias funestas de la reciente inundación: el desconsuelo, la sensación tremendamente objetiva de desamparo, la justa indignación, el miedo. El cataclismo ha manifestado una franja de pobreza estructural, sobre todo en los barrios periféricos, que no es posible disimular y a la que se debe poner remedio. Existe una fuerza superadora que es la proyección cultural, social y política de la fe eucarística, del amor que se nos dispensa en la Eucaristía; es la coherencia de la fe y el testimonio, con obras, del amor". Texto completo de la homilía

Mons. José Luis Mollaghan (Rosario): "Nosotros queremos eguir a Jesús para escucharlo, para entrar en comunión con Él en la Eucaristía, para acompañarlo y para que nos acompañe. Pero al mismo tiempo, no basta que nos alimentarnos de este modo. También nosotros debemos alimentar a los demás, aunque de diferente manera. Los debemos alimentar, con el sacerdocio de Cristo, que la Iglesia ha heredado y prolonga en la historia, como ministros ordenados, bendiciendo y consagrando el cuerpo y la sangre de Jesús, visitado a los enfermos y estando cerca de nuestros hermanos necesitados y sin consuelo; y vendar las llagas de muchas heridas. Y también son ustedes queridos hermanos, quienes deben alimentar a sus hermanos con el ejemplo y con la santidad, a través del sacerdocio común de los bautizados, para transformar el mundo con el amor de Dios, santificando el trabajo, buscando la justicia, y viviendo la caridad. Porque quien dice que cree en Dios, y no ve lo que necesita su hermano su hermano se engaña. Y por eso la fe en Dios que vive en medio de la ciudad renueva la esperanza". Texto completo de la homilía

Mons. Andrés Stanovnik (Corrientes): "El poder de Dios no se rige por los criterios del mundo que apuesta a la fuerza y el dominio para demostrar su poderío, efímero y débil al final de cuentas. El Año de la fe es una ocasión providencial para conocer más a Dios y tener una idea más clara de quién es y cómo actúa. Al dirigir hoy nuestra mirada creyente hacia el pan y el vino consagrados, y ver en ellos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, preguntémonos qué imagen tenemos de Dios. En el Credo profesamos la primera verdad sobre Dios, cuando decimos ?Creo en Dios Padre todopoderoso?. ¿Qué imagen nos hacemos de su poderío cuando lo contemplamos en la humilde forma del pan, que se entrega como alimento? ¿Cómo se manifiesta la omnipotencia de Dios? ¿Cómo entender su poder ante el sufrimiento de un inocente? ¿Qué hace Dios todopoderoso mientras tantos seres humanos son atropellados en su dignidad y no se respetan sus derechos más elementales, como son el derecho a la vida, a la salud, a la educación y al trabajo digno? Y tantas otras preguntas que duelen y reclaman de Dios una respuesta".

Mons. Carlos Ñáñez (Córdoba): "Como Iglesia que peregrina en Córdoba nos congregamos en torno al altar, junto a la Iglesia Catedral, para honrar a Nuestro Señor Jesucristo realmente presente en la Eucaristía. Lo hacemos en el marco del Año de la Fe que estamos transitando y ante todo queremos agradecer a Dios este precioso don que nos abre a su Palabra, que nos permite reconocerlo en este sacramento y abrirnos a su amistad y queremos pedirle que nos haga crecer en esa fe, que nos sostenga en el empeño por vivir en consonancia con ella y por testimoniarla y compartirla con todos. Conforme al mandato del Señor, tal como nos lo acaba de recordar el apóstol san Pablo escribiéndole a los corintios, hacemos memoria de Jesús, de su amor por nosotros, de su Pascua que nos libera del pecado y nos reconcilia con Dios y con nuestros hermanos. Cumpliendo con ese mandato, queremos al mismo tiempo hacer memoria de todos los demás beneficios que en su bondad el Señor nos ha regalado. Una memoria verdaderamente agradecida y que sabe reconocer su paso en medio nuestro, su presencia entre nosotros. Entre esos dones queremos mencionar ante todo la reciente elección del Papa Francisco. Luego del gesto magnánimo de la renuncia del Papa Benedicto XVI, la elección del antiguo arzobispo de Buenos Aires como obispo de Roma y sucesor del apóstol san Pedro nos ha llenado de alegría y ha reavivado en nosotros y en toda la comunidad católica la esperanza. Como Iglesia que está en Córdoba, renovamos nuestra adhesión a su magisterio, a su pastoreo y de acuerdo a su pedido comprometemos nuestra oración por su ministerio". Texto completo de la homilía

Mons. Luis Eichhorn (Morón): "Comenzar el Mes de la Caridad con la celebración eucarística del Corpus Christi tiene, precisamente, como propósito el hacernos reconocer que nuestra vida cristiana, nuestra vida de fe, nuestra devoción y amor a la Eucaristía deben tener como expresión una realidad concreta: el amor a Jesús en el hermano más pequeño, más desvalido: el que tiene hambre, el que tiene sed, el que está de paso y sin techo, el desnudo que siente el frío, el enfermo que sufre, el que está encarcelado. Es ocasión no sólo para repensar y renovar nuestro estilo de vida cristiana, sino también de replantear nuestra acción caritativa como Iglesia: el lema de esta campaña y de la colecta de Cáritas en este año, nos habla de ?pobreza cero?. ¿Qué significa esto? ¿Qué vamos a erradicar la pobreza? ¿Qué no habrá más pobres? Jesús nos dijo: ?A los pobres los tienen siempre con ustedes??. Erradicar la pobreza es una utopía, pero esto no mengua la consideración de que la pobreza, especialmente entre nosotros los argentinos, es un escándalo; que en esta tierra tan rica en recursos que nos ha regalado el Padre del Cielo, haya hermanos que tengan frío, que tengan hambre, que no tengan un techo donde cobijarse, etc., es cosa que debe preocuparnos: algo no anda bien. Como cristianos, tenemos que reaccionar. Este mes de la Caridad, la colecta que realizaremos, es una oportunidad, un tiempo de gracia del Señor". Texto completo de la homilía

Mons. Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús) : "El misterio, en el que somos invitados y llamados, es algo contundente. Es el amor de Cristo que se quiso quedar presente en medio de nosotros. Si Cristo quiso quedarse presente en medio de nosotros, es para que nosotros no pongamos excusas. Para que ninguno diga ?no puedo?, ?no tengo fuerzas?, ?es imposible?. ¡La cultura del mundo está tan mal que también los católicos y los cristianos tenemos derecho a estar mal! ¡Si viven una vida superficial, tenemos también derecho los cristianos a vivir superficialmente! ¡Si viven mundanamente, también nosotros tenemos derecho a vivir así! ¡Si todo el mundo lo hace, ¿por qué no lo hacemos nosotros?! ¡Si todo el mundo vive así, ¿para qué te vas a preocupar?, ¿para qué te vas a complicar la vida?! Si nosotros reconocemos al Señor, si sabemos que está presente, tenemos motivos para pensar distinto, para vivir distinto y obrar de manera distinta. El tema no es que Dios no tenga fuerza, somos nosotros los que no lo dejamos obrar. Dios tiene fuerza. Por eso nosotros, como cristianos, no nos podemos dar el lujo de vivir como derrotados, como vencidos, de arrastrar la vida como un carrito o una mochila por fuera, ¡no tenemos derecho a arrastrar la vida! El Señor nos da motivos suficientes para poder vivir de una manera distinta la Eucaristía -que es el sacrificio de Cristo- y la adoración -que es la contemplación- ambas realidades no se contraponen una contra la otra". Texto completo de la homilía

Mons. Oscar Ojea (San Isidro): "Adorar a Cristo en la hostia consagrada también es un modo de querer parecerse a El, de querer contagiarse de su estilo, de querer que todos puedan comer, que ese chico de la representación del comienzo de la misa, que estaba perdido, que no sabía qué hacer, que se sentía parte de nada, dijo ?yo no soy parte de nada?. Ese chico que se sentía fuera de todo, sin ningún horizonte, cuando se lo invita a participar del grupo de jóvenes, prácticamente no lo puede creer. Es ese pan que tiene hambre del otro. Ese pan que tiene hambre del hermano, del hermano que se pueda integrar, del hermano que pueda comer con él. Es el pan de la esperanza y el pan de la esperanza queridos hermanos es poder comer el Pan de Vida en este encuentro con tantos hermanos nuestros que desearíamos que estuvieran con nosotros y no están, con tantos chicos nuestros, con tantos jóvenes de nuestros barrios que necesitan integrarse con nosotros o que nosotros podamos hacer el esfuerzo de integrarlos y no hacerlos sentir que ya están afuera, que ya son otra cosa". Texto completo de la homilía

Mons. Antonio Marino (Mar del Plata): "La celebración de la Eucaristía en la fiesta del Corpus Christi, nos hace tomar conciencia, más que ninguna otra celebración, de nuestra unidad como Iglesia entendida como Cuerpo de Cristo. Como enseña San Pablo: ?Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan?. La solemnidad del santísimo Cuerpo de Cristo, entregado por nosotros, y de su preciosísima Sangre derramada por nuestra redención, es la ocasión privilegiada para entender que la Eucaristía y la Iglesia están unidas por un vínculo tan profundo que las vuelve inseparables. El misterio de la Iglesia no se constituye en su plenitud sin la Eucaristía, y la Eucaristía no se realiza ni se entiende si no es en la Iglesia y por la Iglesia. Por eso afirmamos con acierto que ?la Iglesia hace la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia?. Porque como enseña el Concilio Vaticano II, en este augusto sacramento la unidad del Pueblo de Dios queda significada y maravillosamente realizada, y mediante él ?la Iglesia vive y crece continuamente?". Texto completo de la homilía

Mons. Luis Urbanc: "Nuestro Señor Jesucristo, no sólo nos liberó del pecado y de la muerte eterna, sino que quiso darnos su Espíritu para que nos ilumine y fortalezca, y, como un elemento visible y tangible para nuestros sentidos, quiso quedarse en la Eucaristía, haciéndose comida y bebida, para que todo aquel que quiera vivir en comunión con Él reciba de este alimento la fuerza necesaria para amar, perdonar y servir como Él a sus semejantes, sin distinción de raza, cultura, posición social o nación. Cristo se quedó realmente presente en la Eucaristía, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, para que, nutriéndonos de Él, podamos mudar nuestros cansancios, agobios y frustraciones, en frescura, disponibilidad, alegría y entusiasmo misionero. A la Eucaristía la llamamos con toda propiedad ?Comunión? porque nos une a Cristo y nos capacita para salir al encuentro de los hermanos, especialmente, a los marginados y alejados. Por eso, la comunión con Cristo conlleva la comunión con los hermanos, sin excluir a nadie. Cristo desea que nadie nos sea extraño. La Comunión es antídoto contra la indiferencia, el egoísmo y el individualismo, tan dañinos en nuestro entorno social. La Eucaristía nos motoriza a la fraternidad y amistad social. Creo que sería difícil negar que en nuestra sociedad impera la violencia, la inseguridad, las adicciones de todo tipo, la miseria variopinta, la inequidad, la justicia largamente esperada, la sed de venganza, el analfabetismo maquillado de alfabetización, el avasallamiento de la naturaleza e instituciones, la mezquindad personal y colectiva, una mala y desigual alimentación, etc. Texto completo de la homilía

Mons. Oscar Sarlinga (Zárate-Campana): "La presencia de Cristo es real y eminente en la Eucaristía, en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y que está presente, en una dimensión a la que penetran los ojos de la fe, en la Palabra, en los hermanos y hermanas, y en especial en los que sufren, en los más pobres y excluidos, e incluso en los que han perdido la fe y la esperanza, pero que tienen como marcado en el "código genético espiritual" la tendencia hacia Él? Esto da fuerza a la ?misión?, porque precisamente por ello la Iglesia está llamada a la misión, su esencia es la misión, su gozo y su dulzura, para extenderse como el Cuerpo y como el Pueblo, congregados y congregantes para formar un solo Cuerpo, con un solo Señor?, como nos ha pedido que lo meditemos y recemos el Papa Francisco. ?Y, ¿dónde está la presencia en los que sufren?? Fijémonos en los que tenemos al lado, incluso en nuestras familias, fijémonos en un acto de conversión en aquellos a los que nosotros mismos hacemos sufrir, o que padecen de nuestra indiferencia o abandono... Empezando por allí están los que sufren, y de todos, de todos tenemos que sentirnos deudores, y no sólo corresponsables, deudores, hacia aquellos que han perdido la fe, que ya no encuentran razones para la esperanza".+