Card. Ruini: "Una ilusión que pretende negar la realidad"
- 11 de julio, 2013
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Roma (Italia) (AICA)
El cardenal Camillo Ruini, vicario emérito del Papa para la diócesis de Roma y expresidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), explicó de manera inequívoca que el reciente aval de la Corte Suprema de los Estados Unidos al malamente llamado "matrimonio" homosexual es una ilusión que pretende negar la realidad y una plasmación de la "ideología de género" que ataca la naturaleza del hombre que ha sido creado hombre y mujer.
El cardenal Camillo Ruini, vicario emérito del Papa para la diócesis de Roma y expresidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), explicó de manera inequívoca que el reciente aval de la Corte Suprema de los Estados Unidos al malamente llamado "matrimonio" homosexual es una ilusión que pretende negar la realidad y una plasmación de la "ideología de género" que ataca la naturaleza del hombre que ha sido creado hombre y mujer.
Así lo indicó el cardenal italiano de 82 años de edad en una entrevista concedida al diario italiano Il Foglio y publicada en la columna de opinión del vaticanista Sandro Magister bajo el título "El cardenal que se opone al tribunal supremo".
Magister hace una introducción a la entrevista y señala que "para Camillo Ruini la sentencia estadounidense contra el matrimonio sólo entre hombre y mujer es una ilusión que pretende negar la realidad. El futuro pertenece a quien sabe defender al ser humano auténtico. Las uniones civiles entre homosexuales son un compromiso ?inútil y dañoso?".
El periodista recuerda que el cardenal Camillo Ruini fue secretario y presidente de la CEI por más de 20 años y además fue vicario de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI para la diócesis de Roma, en total 17 años.
En la entrevista titulada "Casarse como manda la naturaleza", el Purpurado se refiere a la polémica decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos a favor del "matrimonio" gay y afirma primeramente que "un aspecto muy relevante de nuestro ser es el hecho de que estamos estructurados según la diferencia sexual, de hombre y de mujer. Como sabemos bien, esta diferencia no se limita a los órganos sexuales, sino que implica a toda nuestra realidad".
"Se trata de una diferencia primordial y evidente, que precede nuestras decisiones personales, nuestra cultura y la educación que hemos recibido, si bien todas estas cosas inciden mucho, a su vez, sobre nuestros comportamientos. Por ello, la humanidad, desde sus orígenes, ha concebido el matrimonio como un vínculo posible sólo entre un hombre y una mujer".
El Cardenal señala asimismo que "en los últimos decenios se abrió camino una posición distinta, según la cual la sexualidad debería reconducirse a nuestras elecciones libres. Como decía Simone de Beauvoir, ?o se nace mujer, o se llega a serlo?. Por tanto, el matrimonio debería estar abierto también a personas del mismo sexo. Es la teoría del ?género?, ahora ya difundida mundialmente, en la cultura, en las leyes y en las instituciones".
"Se trata, sin embargo, de una ilusión, aunque esté compartida por muchos: nuestra libertad está, de hecho, radicada en la realidad de nuestro ser y cuando va contra ella se convierte en destructiva, sobre todo de nosotros mismos. Pensemos, concretamente, en lo que puede ser una familia en la cual no haya ya un padre, una madre o en hijos que tengan un padre y una madre: las estructuras de base de nuestra existencia estarían trastornadas, con los efectos destructivos que podemos imaginar, pero no prever hasta el fondo".
Al ser preguntado sobre si la aceptación del matrimonio de personas del mismo sexo, permitiría llegar a la "igualdad", el cardenal Ruini es categórico: "Esta es, desde luego, la ilusión: borrar la naturaleza con nuestra decisión personal o colectiva. Por ello, es vana la esperanza de encontrar un compromiso que satisfaga a todos introduciendo, por ejemplo, junto al matrimonio que seguiría estando reservado a personas de sexo distinto, las uniones civiles reconocidas legalmente, a las cuales podrían acceder también los homosexuales".
"Por una parte, estas uniones no satisfacerían esa instancia de absoluta libertad e igualdad que está en la base de la reivindicación del matrimonio homosexual; por otra, sería un duplicado del matrimonio, inútil y dañoso", prosiguió.
El Purpurado explicó que sería "inútil porque todos los derechos que se dice que se quieren tutelar podrían estar perfectamente tutelados ?y en gran parte ya lo son? reconociéndolos como derechos de las personas y no de las parejas" y "dañoso porque un matrimonio de este tipo, con menores compromisos y obligaciones, pondría más en crisis el matrimonio auténtico, sin el cual una sociedad no puede sostenerse".
Sobre el modo de proceder de la Iglesia Católica en este tema, el cardenal Ruini explicó que "la Iglesia no puede no luchar por el hombre -como escribió Juan Pablo II en su primera encíclica?. ?En este camino que conduce de Cristo al hombre la Iglesia no puede ser detenida por nadie?. ?Y como repitió Benedicto XVI también en el discurso a la curia romana para la felicitación de la Navidad de 2012: la Iglesia debe defender los valores fundamentales constitutivos de la existencia humana con la máxima claridad".
"No me parece que hoy la Iglesia se mueva con dificultad. Si miramos el caso de Francia, los obispos y los católicos, junto con muchos otros ciudadanos, han sido derrotados, al menos por ahora, en el ámbito legislativo, pero demostraron una vitalidad y una fuerza cultural y social más grande que sus adversarios", aseguró.
El Cardenal dijo además que "los católicos deben ser siempre más conscientes del significado cultural y social de su fe. Cuando esta conciencia se atenúa, la fe se vuelve insípida e incide poco no sólo en el ámbito público, sino también en la capacidad de atraer a las personas y de guiarlas hacia Cristo".+