Mons. Urbanc culminó su visita pastoral a las tierras de fray Mamerto Esquiú

  • 17 de junio, 2013
  • Piedra Blanca (Catamarca)
Luego de nueve días de intensa actividad, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, culminó la visita pastoral que desarrolló en jurisdicción de la parroquia San José, del departamento Fray Mamerto Esquiú. El prelado agradeció a Dios la posibilidad de continuar con la Misión Diocesana Permanente y animó a seguir anunciando a Jesús en lo cotidiano con la oración en familia y el testimonio para construir "una comunidad fraterna y solidaria".
Luego de nueve días de intensa actividad, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, culminó la visita pastoral que desarrolló en jurisdicción de la parroquia San José, del departamento Fray Mamerto Esquiú, que toma el nombre del venerable religioso nacido en esas tierras. En su recorrido, el prelado visitó 15 escuelas, 12 comunidades y otros tantos centros de salud, instituciones civiles, destacamentos de seguridad y otras instituciones civiles. Del jueves 6 al sábado 15, aprovechó para reunirse con autoridades municipales, vecinos, chicos de la catequesis, catequistas, padres de familia, miembros de grupos eclesiásticos, jóvenes; y visitó además a enfermos y ancianos. Los actos de clausura constaron de una procesión en honor a san Antonio de Padua, que marcó el cierre de las fiestas patronales en la localidad homónima, y la bendición del altar y el ambón de la capilla de la zona. El obispo, acompañado por el párroco, presbítero Julio Murúa, encabezó la marcha por las calles del barrio Hipólito Yrigoyen, mientras rezaban con los fieles los misterios del rosario. Durante la celebración eucarística de clausura, monseñor Urbanc caracterizó su visita pastoral: "Han sido días hermosos de oración, de encuentro, de júbilo, de momentos para consolar a los hermanos que sufren, sean ancianos o enfermos; también de encuentro con los chicos de la catequesis, con niños, adolescentes y jóvenes, con las autoridades civiles y de otras instituciones". El prelado agradeció a Dios la posibilidad de continuar con la Misión Diocesana Permanente, sumándose de esta forma a la Misión Continental. "Para mí, como pastor y como creyente, es motivo de regocijo haber compartido la fe con ustedes? Ahora les queda la tarea de seguir anunciando a Jesús en lo cotidiano, con la oración en familia, no por rutina sino por un deseo del corazón, con el testimonio, para construir una comunidad fraterna y solidaria", les animó. Asimismo, el obispo exhortó a todos a recurrir al sacramento de la reconciliación. Tras el canto de las letanías, invocando a todos los santos, el obispo ungió el altar con el santo crisma y lo incensó, para luego revestirlo con el mantel, las velas y las flores, continuando con la celebración eucarística. Al finalizar la misa, el presbítero Julio Murúa sostuvo que las jornadas compartidas con el obispo fueron "intensas y agotadoras". Agradeció su visita, el tiempo empeñado y la disposición exhibida. Como cierre, los presentes compartieron un chocolate y un espectáculo de danza y canto folclórico.+