Fertilización asistida: don versus bien de consumo

  • 6 de junio, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
El presbítero Rubén Revello, especialista en bioética de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), sostuvo que la ley de fertilización asistida, sancionada en la tarde del miércoles 5 de junio, es "polémica" por su contenido, ya que comporta una pérdida del respeto por la procreación e implica la pérdida de embriones, que son vidas humanas. Además, indicó que por detrás de las familias que buscan tener un hijo están los intereses de las clínicas de fertilización: "Abrieron el mercado de la vida humana a todo el mundo".
El presbítero Rubén Revello, especialista en bioética de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), sostuvo que la ley de fertilización asistida, sancionada en la tarde del miércoles 5 de junio, es "polémica" por su contenido, ya que comporta una pérdida del respeto por la procreación -como don, regalo, transmisión de la propia vida y dignidad- e implica la pérdida de embriones, que son vidas humanas. Además, indicó que por detrás de las familias que buscan tener un hijo están los intereses de las clínicas de fertilización: "Abrieron el mercado de la vida humana a todo el mundo". El proyecto fue aprobado ayer por la Cámara de Diputados, luego de leves modificaciones introducidas en el Senado, con 204 votos afirmativos y 10 abstenciones. De esta forma, los procedimientos y técnicas de reproducción deberán ser incluidos en el Programa Médico Obligatorio (PMO) junto con los servicios básicos de salud que cualquier prestadora social o medicina privada debe garantizar. El catedrático, que se especializó en Europa sobre estos temas y dirige el Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), estimó que el texto atenta contra una cuestión "muy de base", como lo es la diferencia entre procreación y reproducción. "Ya no es lo mismo cuando el término de reproducción entra en juego, porque ya no se toma la vida recibida como un don, haciendo así que pierda su sacralidad ?sostuvo-. Bajo esta mirada, puedo hacer lo que quiera con ella". Asimismo, advirtió que el concepto de reproducción equipara al embrión con un producto, ya que se habla de "stock", "descarte", "congelamiento" y "comercialización" de embriones, así como también el alquiler de vientres. El sacerdote, perteneciente al clero de Lomas de Zamora, indicó que la ley sancionada tiene una marcada intencionalidad económica: "Ahora las clínicas de fertilización, que se presentan como las grandes solucionadoras de la vida de las familias, se hacen de una caja impresionante, porque tanto las obras sociales como el colapsado sistema sanitario público tendrán que asumir los altísimos costos de unas prestaciones que difícilmente puedan calificarse como terapéuticas". Asimismo, previno de que la ley "instala en la práctica lo que el debate por la reforma del Código Civil va anticipando". Una vez que el texto sea promulgado, abrirá las puertas al alquiler de vientres y la "donación" de óvulos con potenciales fines económicos, de forma que mujeres o varones solteros o en pareja con cónyuges de su mismo sexo puedan acceder a un hijo. "Toda la ley es polémica. Una cosa es mejorar la capacidad de fertilidad de las personas, y otra muy distinta son las técnicas de fertilización in vitro (FIV), que ya son una pérdida del respeto de la persona", resumió el presbítero. Además, recordó que la Iglesia ha tratado el tema y el Magisterio se ha expedido con claridad. "Todas las técnicas de fecundación in vitro se desarrollan de hecho como si el embrión humano fuera un simple cúmulo de células que se usan, se seleccionan y se descartan", explicó, haciendo eco de la instrucción Dignitas Personae. ""La Iglesia, además, considera que es éticamente inaceptable la disociación de la procreación del contexto integralmente personal del acto conyugal: la procreación humana es un acto personal de la pareja hombre-mujer, que no admite ningún tipo de delegación sustitutiva. La aceptación pasiva de la altísima tasa de pérdidas (abortos) producidas por las técnicas de fecundación in vitro demuestra con elocuencia que la substitución del acto conyugal con un procedimiento técnico ?además de no estar en conformidad con el respeto debido a la procreación, que no se reduce a la dimensión reproductiva? contribuye a debilitar la conciencia del respeto que se le debe a cada ser humano. Por el contrario, la conciencia de tal respeto se ve favorecida por la intimidad de los esposos animada por el amor conyugal", sumó a lo dicho. La visión de la Iglesia al debate La Iglesia mantiene una postura crítica a este tipo de prácticas. Hace más de un año, el 27 de abril de 2012, los obispos argentinos afirmaron al concluir la 103ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina que, de aprobarse esta legislación, "algunos seres humanos en gestación no tendrán derecho a ser llamados personas". El episcopado puso en evidencia que, entre las razones que justifican la sanción del proyecto, la maternidad y la paternidad quedan desfiguradas con la "voluntad procreacional"; a su vez, advierten que se "legitimará" la promoción del alquiler de vientres, que "cosifica a la mujer". Más aún, los obispos alertaron entonces que la ley de fertilización asistida supone el congelamiento de embriones humanos por tiempo indeterminado, "pudiendo ser éstos descartados o utilizados con fines comerciales y de investigación". También advirtieron la vulneración del derecho a la identidad para quienes sean concebidos por estas prácticas, porque "no podrán conocer quién es su madre o su padre biológico". Asimismo, subrayaron que la ley privilegia un supuesto "derecho al hijo", por sobre los derechos del hijo a la vida y al respeto de su intrínseca dignidad y el principio de originalidad en la transmisión de la vida humana. "Las técnicas de fecundación artificial suponen con frecuencia mecanismos de selección de los embriones más aptos, con descarte de los demás", afirmaron.+