Un Padre que justifica, un Hijo que redime y un Espíritu que enseña a amar

  • 30 de mayo, 2013
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó este domingo sobre las lecturas propuestas por la liturgia en la solemne fiesta de la Santísima Trinidad. Explicó que en la Trinidad están las tres Personas divinas en sus relaciones con el hombre: "Dios Padre que lo justifica restableciéndolo en su gracia, el Hijo que se encarna y muere en la cruz para obtenerle ese don y el Espíritu Santo viene a derramar en su corazón el amor de la Trinidad".
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó este domingo sobre las lecturas propuestas por la liturgia en la solemne fiesta de la Santísima Trinidad. El prelado indicó que solamente a la luz de la revelación del Nuevo Testamento se pueden descubrir en el las alusiones trinitarias del Antiguo Testamento, y citó a san Juan, quien comienza su evangelio relatando que "en el principio la Palabra existía, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios". Asimismo, sostuvo que la expresión que más impresiona de las escrituras es aquella en que la Sabiduría dice que se goza por la creación de los hombres y que tiene sus delicias en ellos. "¿Cómo no pensar en la Sabiduría Eterna, en el Verbo que se hace carne y viene a morar entre los hombres, Jesucristo nuestro Señor?", añadió al interpretar el texto. En la segunda lectura, explicó, la revelación de la Trinidad se pone de manifiesto: "Ahí están las tres Personas divinas en sus relaciones con el hombre. Dios Padre que lo justifica restableciéndolo en su gracia, el Hijo que se encarna y muere en la cruz para obtenerle ese don y el Espíritu Santo viene a derramar en su corazón el amor de la Trinidad". En el Evangelio, finalmente, señaló que se encuentra "una nueva luz con respecto a la misión del Espíritu Santo y sobre el misterio Trinitario". En el discurso de la Última Cena, indicó, Jesús expresa que "el Espíritu de Verdad los guiará hasta la verdad plena". Monseñor Martorell señaló que Jesús da la unidad de la naturaleza y la distinción de las tres Personas. "Con todo, el Padre la posee como principio, el Hijo en cuanto engendrado por el Padre y el Espíritu Santo en cuanto que procede del Padre y del Hijo", añadió; no obstante, aclaró que el Padre no es mayor que el Hijo, ni el Hijo mayor que el Espíritu Santo. "En ellos hay una perfecta comunión de vida, de verdad y de amor", resumió. "El Hijo de Dios vino a la tierra precisamente para introducir al hombre en esta comunión altísima haciéndolo capaz por la fe y el amor, de vivir en sociedad con la Trinidad que mora en su corazón. No hay modo más hermoso para honrar a la Trinidad sacrosanta y atestiguarle amor que vivir en plenitud sus dones y para ello es necesario abrirse a la acción del Espíritu Santo, para comportarse como hijos del Padre y hermanos de Cristo", concluyó en su homilía.+ Texto completo de la homilía