Mons. Han Lim Moon: El verdadero modo de orar

  • 25 de octubre, 2019
  • San Martín (Buenos Aires)
El obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, comenzó su reflexión para este domingo 27 d

Al reflexionar sobre el pasaje evangélico de San Lucas del domingo 27 de octubre, el obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, preguntó a la comunidad diocesana “¿Cómo descubres tu auténtica identidad?”.

El prelado comenzó haciendo referencia a la cantidad de malas noticias que la televisión transmite a diario e hizo una semejanza con los dos hombres que entraron a orar al templo según el relato del Evangelio del domingo.

El primero se muestra “honesto, justo, casto y mucho mejor que el otro hombre que estaba detrás de él”, que “si bien mencionaba a Dios en su oración, en realidad, él se presentó ante sí mismo delante del espejo, y oraba alabándose”. En síntesis, él era su centro, autosuficiente y feliz consigo mismo, describió monseñor Moon.

Por otro lado, el segundo hombre, “se presentó ante Dios, delante de la grandeza de su misericordia, belleza y poder que le hizo reconocer su verdadera identidad: pequeñez, impureza y debilidad. Por eso, no se animó a levantar su mirada, se reconoció pecador golpeándose el pecho e invocó la misericordia de Dios”.

De este modo, el obispo auxiliar de San Martín, dijo que “esta manera sincera de relacionarse con Dios le permite al hombre descubrir su verdadera identidad, en cambio, de otro modo, el hombre no termina de comprender su misterio”.

“Cuando se descubre, se experimenta infinitamente amado, embellecido y justificado por Dios sin merecerlo por medio de Jesús”, explicó monseñor Moon, y afirmó que esta es la Buena Noticia: “Si te sientes y te descubres verdadero pecador delante de Dios por haberte presentado con un corazón sincero, te aseguro que ya estás ante su gran misericordia, por lo tanto, muy cerca de tu salvación y de tu felicidad”.

Finalmente, invitó a la comunidad de San Martín a presentarse delante de Dios “tal cual como estás”, con un corazón sincero. De este modo, “como un niño perdido y angustiado que encuentra a sus papás, ¡tu oración se convertirá en un momento muy especial en el que el Señor te abrazará con su gran misericordia y experimentarás estar a salvo en sus brazos!”.+