Jesús pone su morada en el corazón del cristiano y el Espíritu Santo lo guía

  • 8 de mayo, 2013
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó este sexto domingo de Pascua sobre el discurso de despedida del Señor pronunciado durante la Última Cena, previa a su Pasión, Muerte y Resurrección. Monseñor Martorell indicó que, a pesar de que Jesús ya no habite entre los hombres, "pondrá su morada en lo íntimo del corazón". También se refirió a la asistencia constante del Espíritu Santo a la Iglesia e indicó que la paz que trae Cristo "se funda cuando hay buenas relaciones con Dios", cuando se observa fielmente su Palabra y cuando se está en comunión íntima con Él.
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó este sexto domingo de Pascua sobre el discurso de despedida del Señor pronunciado durante la Última Cena, previa a su Pasión, Muerte y Resurrección, y el vínculo de amor que debe caracterizar a sus seguidores hasta el momento "en que la Iglesia misma sea elevada al Cielo". Monseñor Martorell indicó que, a pesar de que Jesús ya no habite entre los hombres, "pondrá su morada en lo íntimo del corazón", aunque no sólo Él: "Jesús habitará con su Padre y el Espíritu Santo, a los cuales está inseparablemente unido. Él es la presencia maravillosa en el alma del hombre, que lo ilumina en su camino y lo impulsa a vivir según el amor de Jesucristo con todas sus consecuencias". El obispo también propuso meditar la promesa del Señor ?"el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les traerá a la memoria todo lo que yo les dije"-. Allí, se refirió a las polémicas que generaba en la Iglesia primitiva la incorporación de los paganos a la fe cristiana, y cómo el Espíritu fue guiando a los apóstoles para hacer frente a las controversias. A partir de este pasaje, indicó que las controversias y las discusiones "son cosa común en la Iglesia", pero cuando la solución se busca y se toma "en docilidad y dependencia del Espíritu Santo, todo se resuelve para el bien común de los miembros de la Iglesia y en la paz de Cristo". Monseñor Martorell indicó que la paz que trae Cristo se funda "cuando hay buenas relaciones con Dios", cuando se observa fielmente su Palabra y cuando se está en comunión íntima con Él. "Es la paz de quien se deja guiar por el Espíritu Santo y obra a la luz de su inspiración", resumió. No obstante, el obispo expresó que esta paz de Dios no libra de los sufrimientos de este mundo, pero sí "infunde ánimo necesario para afrontar la lucha cuando es necesaria para mantenerse fiel a Dios". "Que María, Reina de la Paz, nos haga fieles a la Palabra del Señor y nos lleve a saborear la paz de Cristo", les deseó a los presentes.+ Texto completo de la homilía