Mons. Martínez alerta sobre encuentros de sanación rituales y masivos

  • 22 de octubre, 2019
  • Posadas (Misiones) (AICA)
Carta semanal del obispo de Posadas

El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, destacó lo valioso que significa que nuestra gente “tenga una fuerte búsqueda de espiritualidad aún en un medioambiente secularista”.

“Pero es cierto que la religiosidad si no asume un camino de maduración en la fe, puede quedar anclada en meras devociones, acciones rituales vaciadas de compromisos con la vida y hasta el riesgo de generar desequilibrios afectivos y psicológicos”, advirtió en su carta semanal.

El prelado citó un párrafo del documento “Navega mar adentro”, del Episcopado argentino, en el que se hace referencia a los desvíos religiosos provocados por algunas sectas, pero también a posturas parecidas que pueden darse en las comunidades y hasta en sacerdotes y predicadores que no ayudan a madurar la fe de nuestro pueblo”.

Tras considerar conveniente recordar que “la fe para los cristianos está ligada al misterio de la Encarnación y de la Pascua”, sostuvo: “Es preocupante ver cómo hay cristianos que vinculan las enfermedades físicas al pecado y al demonio, acentuado por reuniones litúrgicas en donde Dios obra sanaciones y la salud”.

“Es cierto que Dios puede obrar milagros, pero estos hechos son extraordinarios y tienen poco que ver con estos encuentros de sanación rituales y masivos. Muchas veces la superstición cultural también lleva a considerar posesiones del demonio y necesidad de exorcismos donde en realidad hay problemas de enfermedades físicas o sicológicas”, alertó, y aseveró: “Con esta actitud no se respeta la justa autonomía de las realidades naturales que nos señala el Concilio Vaticano II, en la constitución Gaudium et spes”.

“Debemos meditar seriamente este texto y enseñanza del Concilio, ya que en la acción evangelizadora de la Iglesia, no podemos asumir recursos efectistas o bien proselitistas para sumar gente. El anuncio evangelizador para que sea salvífico requerirá siempre no eludir la Pascua, o sea, el valor del sufrimiento y de la cruz para encaminarnos a la vida nueva de los hijos de Dios”, concluyó.+