Villa María se hará cargo de una parroquia en la diócesis más pobre del país

  • 8 de febrero, 2013
  • Villa María (Córdoba)
La diócesis de Villa María, en Córdoba, sostendrá una parroquia de la diócesis de Añatuya, considerada por las estadísticas la más pobre de la Argentina, a través del envío de un sacerdote misionero y el aporte económico de todas las comunidades parroquiales. El obispo diocesano, monseñor José Ángel Rovai, designó al presbítero Maximiliano Savoretti para asumir el ministerio de párroco de San Francisco de Asís, de la localidad de Monte Quemado, Santiago del Estero, y envió una carta pastoral para concientizar a los fieles del compromiso que entraña la ayuda a esta diócesis y recordar el mandato evangelizador que Jesús dejó en legado a la Iglesia Universal.
La diócesis de Villa María, en Córdoba, sostendrá una parroquia de la diócesis de Añatuya, considerada por las estadísticas la más pobre de la Argentina, a través del envío de un sacerdote misionero y el aporte económico de todas las comunidades parroquiales. El obispo diocesano, monseñor José Ángel Rovai, designó al presbítero Maximiliano Savoretti para asumir el ministerio de párroco de San Francisco de Asís, de la localidad de Monte Quemado, Santiago del Estero. A fin de compartir y ayudar a la comprensión de la tarea en la que se comprometerá toda la diócesis, monseñor Rovai envió a los fieles una carta pastoral con motivo de la colaboración que se brindará. La fecha de envío no es menor: su difusión coincidió con la fiesta litúrgica de la conversión de san Pablo, que se celebra los 25 de enero. El mandato: la misión evangelizadora Monseñor Rovai rememoró en su carta pastoral que el mandato de Jesús "está en la misión evangelizadora", que con sus instituciones, carismas y servicios lleva adelante el ministerio apostólico. El prelado indicó que la respuesta se realiza mediante la Palabra de Dios, los sacramentos y el testimonio de comunidad eclesial, e insistió en que es una tarea "que hace la Iglesia Universal, cada Iglesia Diocesana y todos los miembros que la componen". El prelado instó a trabajar "en comunión" y vivir esta "fraternidad universal" a la que llama Jesús. "Nadie debe quedar excluido de la propuesta evangélica", advirtió, y llamó a comprometer el apostolado en todos los lugares y todas las culturas. "Es importante que sepamos siempre que todo hombre y toda mujer es mi hermano y mi hermana ?recordó-. Hay que trabajar fraternalmente con otras diócesis, especialmente las más necesitadas". Monseñor Rovai se refirió al contexto eclesial de la diócesis de Villa María, que desde hace años tiene sacerdotes colaborando con la misión evangelizadora en distintos puntos del país y del mundo. Por citar una referencia, el prelado valoró el compromiso de los presbíteros que colaboraron con la Iglesia en Kazajstán, Honduras, Bolivia y Chad, y con los laicos que han aportado su experiencia en El Salvador, Brasil, Costa de Marfil e Italia, entre otros lugares. En este contexto eclesial, nutrido también por las misiones juveniles diocesanas que visitan Jujuy, Santiago del Estero y el norte de Córdoba, el obispo recordó el legado de monseñor Alberto Deane, primer pastor de esta diócesis, a quien caracterizó como "un hombre que vivió con intensidad su actividad misionera. Asimismo, informó que el obispo de Añatuya, monseñor Adolfo Uriona, recibió "con mucha alegría y gratitud" el ofrecimiento de Villa María, por lo que decidió confiar San Francisco de Asís, la segunda parroquia de Monte Quemado, ciudad de unos 12.000 habitantes. "Añatuya es un lugar que necesita ayuda para la intensa acción evangelizadora, es una zona muy pobre pero de corazón abierto al mensaje evangélico ?consignó el prelado-. Hacemos esto con la conciencia de que estamos colaborando con una Iglesia particular que tiene verdadera necesidad de sacerdotes". El obispo también reveló que fueron muchos los miembros del presbiterio que se ofrecieron a asumir la misión.+ Texto completo de la carta pastoral