León XIV en el Líbano: 'Todas las religiones pueden vivir juntas'

  • 1 de diciembre, 2025
  • Beirut (Líbano) (AICA)
El Líbano es un ejemplo de cómo los fieles de diferentes religiones pueden convivir y construir un país unido mediante el respeto y el diálogo, dijo el Papa en un encuentro interreligioso.

"En un mundo cada vez más interconectado, están llamados a ser constructores de paz: a oponerse a la intolerancia, superar la violencia y eliminar la exclusión", dijo León XIV al pueblo libanés durante un encuentro ecuménico en la Plaza de los Mártires de Beirut.

Añadió que el Líbano es un ejemplo de cómo los fieles de diferentes religiones pueden convivir y construir un país unido mediante el respeto y el diálogo.

En el segundo día de su viaje apostólico al Líbano, el papa León XIV participó por la tarde en un encuentro ecuménico e interreligioso en Beirut.


La Plaza de los Mártires, donde tuvo lugar la reunión, es un sitio emblemático en Beirut. La estatua que se alza allí conmemora a los patriotas que fueron ahorcados durante el levantamiento contra los turcos durante la Primera Guerra Mundial. Inaugurada en 1960 y diseñada por el escultor italiano Marino Mazzacurati, la obra conserva huellas de balas de la Guerra del Líbano (1975-1990). En 2019 también fue escenario de manifestaciones antigubernamentales.

Que cada campana, cada adhan, eleve un llamado a la paz
En su discurso, el Papa enfatizó la importancia del diálogo entre los diferentes grupos religiosos. Recordó la exhortación apostólica Ecclesia in Medio Oriente, firmada en Beirut en 2012, en la que el papa Benedicto XVI subrayó: "La naturaleza y la vocación universal de la Iglesia exigen que dialogue con los seguidores de otras religiones. En Oriente Medio, este diálogo se basa en los lazos espirituales e históricos que unen a los cristianos con los judíos y los musulmanes".

En este contexto, León XIV llamó a las multitudes de esta tierra, "donde minaretes y torres de iglesias se yerguen uno junto al otro, alcanzando el cielo", a elevarse hacia el Dios único en súplica por la paz. "Que aquí, en esta amada tierra, cada campana, cada adhan, cada llamada a la oración se una en un solo canto ascendente, no solo para alabar al misericordioso Creador del cielo y la tierra, sino también para orar desde lo más profundo de nuestro corazón por el don divino de la paz", exhortó León XIV.

Todas las religiones pueden vivir juntas
El Papa reconoció que, ante conflictos tan prolongados y amargos en Medio Oriente, muchos ven la región con desaliento. Por ello, recomendó buscar consuelo en lo que nos une a todos: "nuestra humanidad común y la fe en un Dios de amor y misericordia".

"En un momento en que la coexistencia puede parecer un sueño lejano, el pueblo del Líbano, de diferentes religiones, es un poderoso recordatorio de que el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, y que la unidad, la reconciliación y la paz son posibles", añadió el Papa. Señaló que la tierra del Líbano da testimonio de la verdad "de que cristianos, musulmanes, drusos e innumerables otros pueden vivir juntos y construir un país unido a través del respeto y el diálogo".

Llamados a ser pacificadores
El Santo Padre también se refirió al simbolismo de los cedros y los olivos, elementos del patrimonio libanés. Recordó el significado universal del olivo en los textos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islam como símbolo de reconciliación y paz.


El Papa comparó al pueblo libanés con las raíces de los cedros y los olivos, que se extienden profunda y ampliamente en la tierra. De igual manera, este pueblo está disperso por todo el mundo, pero permanece unido por la herencia eterna de su patria.

León XIV llamó a los libaneses a ser constructores de paz
"En un mundo cada vez más interconectado, están llamados a ser constructores de paz: a oponeros a la intolerancia, superar la violencia y eliminar la exclusión, iluminando el camino hacia la justicia y la armonía para todos mediante el testimonio de vuestra fe", dijo el Santo Padre a los libaneses.

Concluyó su discurso con una oración a María, Nuestra Señora del Líbano, venerada en el santuario de Harissa, para que en este país, en todo Medio Oriente y en el mundo entero el don de la reconciliación y de la coexistencia pacífica fluya como "una fuente de agua viva que brota del Líbano", llevando esperanza y unidad a todos.

Tras concluir su discurso y después de escuchar a los representantes de muchas otras religiones, incluidos los musulmanes, el Papa y otros clérigos plantaron un olivo, símbolo de la paz.+