Kenia: la Iglesia cambia el vino de misa porque había perdido su carácter sagrado

  • 17 de octubre, 2025
  • Nairobi (Kenia) (AICA)
La nueva disposición no solo introduce una etiqueta distintiva, sino que también transfiere el control de la producción y la distribución por completo a la conferencia episcopal.

La Iglesia Católica en Kenia cambió el vino usado en las misas. La medida fue tomada porque el utilizado hasta ahora estaba ampliamente disponible en establecimientos seculares y "se servía con indiferencia en bares, hoteles y supermercados de todo el país", según informó el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Kenia (KCCB),

El anuncio de esta importante reforma -dado en el marco de la celebración del Día Nacional de la Oración, el pasado 4 de octubre- lleva la firma del presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Kenia (KCCB ), monseñor Maurice Muhatia Makumba.

La medida marca el fin de un capítulo preocupante en el que el mismo vino consagrado en la misa se servía con indiferencia en bares, hoteles y supermercados de todo el país. "Este es el único vino que se utiliza en la santa misa en todo Kenia", dijo el arzobispo Muhatia a los peregrinos reunidos en el Santuario Mariano Nacional de Subukia. 

"Los fieles deben asegurarse de que la botella que ven en el altar lleve tanto la insignia de los obispos como la firma del presidente. Esto garantiza su autenticidad y propósito sagrado", expresó el arzobispo. 

Tras la decisión se esconde una preocupación práctica y pastoral: la necesidad de proteger la santidad de la Eucaristía en un país donde las fronteras entre lo religioso y lo secular a veces se difuminan. Durante años, un vino de altar de producción local, originalmente elaborado para uso litúrgico, se abrió camino en licorerías y restaurantes, perdiendo su carácter simbólico y espiritual. 


"Se había vuelto demasiado común", admitió el arzobispo. "Cuando lo consagrado como la Sangre de Cristo también se vende sin receta, se pierde algo esencial". 

La nueva política no solo introduce una etiqueta distintiva, sino que también transfiere el control de la producción y la distribución por completo a la KCCB. Según el arzobispo Muhatia, el nuevo vino, procedente de un viñedo sudafricano, se importa y distribuye exclusivamente a través de canales diocesanos. 

"No está disponible para la venta en ningún lugar", enfatizó. "Pertenece a la conferencia episcopal, lo que garantiza la pureza desde su origen". Cada diócesis regulará la adquisición y el almacenamiento del vino, en función de su tamaño y las necesidades locales. Algunas designarán compradores específicos; otras permitirán que las parroquias gestionen los pedidos directamente. 

El objetivo, según el arzobispo Muhatia, es la unidad de práctica sin comprometer la flexibilidad local. Los obispos de Kenia insisten en que la reforma no se trata de elitismo ni control, sino de reverencia. El derecho canónico rige estrictamente la composición y la calidad tanto del vino de altar como del pan eucarístico, exigiendo que el vino sea "natural, elaborado con uvas e incorrupto". 

La Iglesia revisará periódicamente estas normas, señaló el presidente de la KCCB, para garantizar que lo que se ofrece en el altar cumpla con los requisitos espirituales y canónicos. 

Los fieles recibieron con satisfacción la reforma. Para muchos católicos kenianos -que suman aproximadamente 10 millones, cerca de una quinta parte de la población-, la medida representa un esfuerzo largamente esperado para restaurar la dignidad de la Eucaristía. 

La etiqueta del vino nuevo lleva una frase familiar de la oración del ofertorio: "El fruto de la vid y el trabajo de las manos humanas se convertirán en nuestra copa de alegría". Es un recordatorio poético de que la preocupación de la Iglesia no se limita al empaque o al control, sino a proteger el misterio que se encuentra en el corazón del culto católico.+