Jubileo de los Catequistas, un encuentro en clave de sinodalidad y esperanza
- 1 de octubre, 2025
- Buenos Aires (AICA)
Una reflexión del Presb. José Luis Quijano, por varios años rector del Instituto Superior de Catequesis Argentino (ISCA), exasesor de la Junta Nacional de Catequesis y experto en catequética.

Luego del Jubileo de los Catequistas, que se llevó a cabo del 26 al 28 de septiembre en Roma, y en el cual participaron más de 20.000 catequistas de distintas partes del mundo, el presbítero José Luis Quijano, actual párroco de la Inmaculada Concepción de Tigre y quien fue asesor de la Junta Nacional de Catequesis, profesor y rector del Instituto Superior de Catequesis Argentino (ISCA) desde 2001 hasta diciembre de 2014, realizó una síntesis de lo que, a su criterio, dejó la instancia jubilar.
Con una mirada integradora entre el magisterio pontificio y la experiencia latinoamericana, el sacerdote destacó la importancia de "renovar nuestra práctica catequética que valoran la voz comunitaria como lugar teológico".
El padre Quijano, experto en catequética por el Instituto Teológico para América Latina (Itepal) y especialista en Educación Virtual, manifestó: "La audiencia jubilar de los catequistas presidida por el papa León XIV dejó una huella profunda en quienes vivimos la catequesis como vocación y servicio. Su mensaje, cargado de intuición espiritual y apertura eclesial, se entrelaza con propuestas contemporáneas que ven en la catequesis un verdadero laboratorio de sinodalidad".
El Sensus fidei como brújula pastoral
El sacerdote señaló que "León XIV afirmó que 'la fe de la gente sencilla guía a la Iglesia por nuevos caminos". Esta frase invita a reconocer el Sensus fidei como criterio de discernimiento. En la catequesis, esto implica abrir espacios donde la experiencia creyente del Pueblo de Dios sea escuchada, validada y celebrada, y en nuestra región esta intuición se traduce en procesos catequéticos que valoran la voz comunitaria como lugar teológico".
Quijano destacó también que "el Papa evocó la elección de San Ambrosio como obispo por intuición popular, antes incluso de su Bautismo. Este gesto revela cómo la sinodalidad puede emerger desde abajo, desde la percepción espiritual del pueblo. En el laboratorio catequético, esto se traduce en una pedagogía que confía en la voz de los niños, en las preguntas de los jóvenes, en las búsquedas de los adultos. El catequista se convierte en testigo de estas irrupciones del Espíritu".
Humildad como método catequético
"'Ser pequeños según el Evangelio' fue otra invitación del Papa. Esta actitud no es solo espiritual, sino metodológica. La humildad se convierte en estilo catequético: no imponer, sino proponer; no enseñar desde arriba, sino caminar juntos. En nuestras reflexiones latinoamericanas, hablamos de una 'catequesis en clave de diálogo', donde el saber teológico se pone al servicio del encuentro, y la autoridad se ejerce como servicio", continuó el presbítero.
Y señaló: "Como he expresado en el artículo publicado por ADN CELAM, "la catequesis como laboratorio de diálogo es, en definitiva, laboratorio de sinodalidad. Dicho de otro modo: educa para ser una Iglesia sinodal, viviendo ya esa experiencia durante la catequesis. Esta afirmación permite ampliar la comprensión del laboratorio catequético no solo como método, sino como experiencia eclesial anticipada, donde el diálogo no es estrategia, sino vocación".
"La sinodalidad, entonces -dijo- no se enseña, se vive. En el encuentro catequístico, se da lugar a la reciprocidad, la apertura, la gratuidad y la flexibilidad. Estas características permiten que el catequista se convierta en facilitador de procesos comunitarios, más que en instructor de contenidos".
Aseguró también que "la catequesis es una tienda de puertas siempre abiertas para recibir y para salir a las periferias existenciales, al encuentro de los pobres, de los alejados, de los enfermos, de todos los descartados. Esta imagen conecta profundamente con la visión del papa León sobre una Iglesia que se deja guiar por la fe de los sencillos".
La catequesis se convierte en espacio de hospitalidad espiritual, donde cada persona es acogida en su búsqueda, incluso en sus errores. La Iglesia se hace palabra, se hace mensaje, se hace coloquio", enfatizó.
La esperanza como vínculo sinodal
Quijano señaló además que "en otra catequesis jubilar, León XIV presentó a san Ireneo como símbolo de comunión entre Oriente y Occidente, afirmando que 'la esperanza une cielo y tierra'. Esta esperanza, en clave catequética, se traduce en procesos de integración, reconciliación y apertura a lo diverso. El laboratorio de sinodalidad es también un espacio de esperanza, donde las diferencias no se temen, sino que se abrazan".
Finalmente, manifestó que la Audiencia Jubilar "no fue solo un evento, sino una provocación espiritual. Nos invita a repensar la catequesis como espacio de escucha, de discernimiento comunitario, de comunión en la diversidad. La catequesis como laboratorio de sinodalidad es una propuesta que une el magisterio pontificio con la experiencia pastoral latinoamericana. El catequista se convierte en artesano de procesos sinodales, sembrador de esperanza y servidor del Sensus fidei".+