Chascomús celebró la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Merced

  • 26 de septiembre, 2025
  • Chascomús (Buenos Aires) (AICA)
La celebración contó con la tradicional procesión por las calles céntricas, en la que vecinos y comerciantes prepararon altares marianos. La misa central fue presidida por el obispo, Mons. Liébana.

La comunidad de Chascomús vivió este miércoles una jornada de fe y alegría en honor a la patrona de la diócesis y de la ciudad: Nuestra Señora de la Merced.

La celebración comenzó con la tradicional procesión por las calles céntricas, en la que vecinos y comerciantes prepararon altares marianos. En cada uno de ellos se rezó por distintas intenciones, incluyendo una parada especial en el Hogar de Ancianos Santa María. El recorrido estuvo acompañado por cantos, oraciones y la bendición del obispo, monseñor Juan Liébana.

Al llegar al templo, la Virgen fue recibida con la música de la Orquesta Escuela Chascomús. A continuación, se celebró la misa central, presidida por monseñor Liébana y concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor José María Baliña y sacerdotes de la diócesis.

En la homilía, monseñor Liébana exhortó a la comunidad diocesana a construir una Iglesia que escuche, que acoja, y que salga con espíritu misionero a anunciar a Jesucristo. Inspirándose en la figura de la Virgen María, el obispo propuso un camino eclesial marcado por la escucha activa, la acogida fraterna y el ardor evangelizador.

Durante su predicación, el prelado destacó tres aspectos fundamentales de María: discípula, madre y misionera. "María es la discípula que escucha", afirmó, subrayando que ella fue la primera en abrirse al anuncio del ángel con un "sí" generoso. En este sentido, invitó a que la Iglesia aprenda de María a escuchar con humildad y profundidad.

"Hoy, lamentablemente, muchos tienen que pagar a un profesional para que alguien los escuche, porque vivimos encerrados en nuestras propias preocupaciones", lamentó el obispo. Frente a esta realidad, propuso recuperar la capacidad de escucha en los hogares, comunidades y en la misma Iglesia: una escucha "activa, atenta, centrada, no egoísta". "Si aprendiéramos a escucharnos más, seguramente mejoraríamos también en el tema de la salud mental, especialmente en nuestros jóvenes", sostuvo.


En segundo lugar, recordó que María es madre, y al pie de la cruz nos recibió como hijos. "La Iglesia que María nos propone es una Iglesia con rostro femenino, que abraza, que contiene, que sale a buscar a los más olvidados", expresó. Reclamó una comunidad que no se quede solo con los que están, sino que salga a buscar a quienes están lejos o heridos. "Queremos ser una comunidad madre, que trate con ternura y delicadeza a todos sus hijos".

Finalmente, definió a María como misionera, aquella que "se pone en camino", que anima a descubrir nuevos modos de anunciar a Jesús. "A veces sentimos que se nos quedaron los papeles y no sabemos cómo evangelizar. Le pedimos a María que nos susurre el camino", planteó.

Citó el pasaje de San Pedro en el templo, donde, ante un mendigo dice: "No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesús, levántate y camina". Así, reafirmó que el mayor tesoro que la Iglesia tiene para ofrecer es la persona de Jesucristo. "El mundo tiene hambre de Dios, aunque muchos no lo sepan", sostuvo. "Nuestra misión es despertar ese anhelo, abrir una grieta en los corazones para que descubran que estamos hechos para el amor de Dios".

Al finalizar, retomó palabras del papa Francisco, destacando que "la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción", y que "la evangelización es la tarea primordial de la Iglesia", como también lo afirmaba San Juan Pablo II. Recordó el llamado de Aparecida (2007) a pasar de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera: "Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo", citó.

En este marco, monseñor Liébana animó a toda la diócesis a prepararse para los 50 años de su creación, en 2030, en clave de renovación: "Soñamos con una Iglesia que escuche, que sea madre, y que sea misionera, para seguir caminando juntos hacia lo que Dios sueña para nosotros".


La comunidad de la catedral, con afecto y gratitud, hizo entrega de un presente al presbítero Juan María Menchacabaso con motivo de celebrar su 9° aniversario sacerdotal.

Desde el obispado agradecieron a los sacerdotes y a las comunidades hermanas que se acercaron para celebrar juntos a la patrona, así como la presencia de las instituciones educativas, el Grupo Scout Güemes, la Orquesta Escuela Chascomús, Bomberos Voluntarios de Chascomús, Seguridad Urbana, familia Anchorena por sus arreglos florales, Víctor Arias en el servicio del sonido, Félix Pierri en el traslado, el coro interparroquial, Martín Lucero que cocinó para todos y a la comunidad de la catedral por su trabajo y dedicación en los preparativos para la fiesta en honor a la Virgen.

Los festejos culminaron con un ágape fraterno en un clima de alegría y gratitud.

En General Lavalle también se vivió la fiesta patronal, en un marco de mucha alegría y devoción. La comunidad participó de la Eucaristía, presidida por monseñor Liébana y concelebrada por los sacerdotes Claudio Munilla, Miguel Tamagno Luis Aguirre y Carlos Melamed, quienes comenzaron el homenaje con una procesión.+