A once años de las masacres del ISIS, los cristianos del Nínive siguen inseguros

  • 8 de agosto, 2025
  • Mosul (Irak) (AICA)
"Ansiedad y obsesión por migrar", sienten los cristianos, alertó el patriarca caldeo, al recordar "la carga de muerte y destrucción" que sufrieron con el ascenso del EI y que aún padecen.

Once años después del éxodo de los cristianos de Mosul y la llanura de Nínive, tras el ascenso del Estado Islámico (antiguo ISIS) con su carga de muerte y destrucción, "la ansiedad y la obsesión" por la migración "siguen creciendo" ante la falta de derechos y seguridad, así escribe el primado de Bagdad de los caldeos, cardenal Louis Raphael Sako, en un mensaje publicado en en el sitio web del patriarcado con motivo del undécimo aniversario de la expulsión de los cristianos de la llanura de Nínive. 

"Un drama -escribió- aún vivo en la memoria, mientras siguen actuales las persecuciones a manos de 'milicias' que practican extorsiones, vejaciones, intimidaciones y secuestros de cuotas parlamentarias", en referencia a los grupos vinculados a autoproclamados líderes cristianos, contra los que el propio cardenal Sako se enfrentó en repetidas ocasiones. 

En la misa celebrada el 6 de agosto en la catedral de San José en Bagdad, el cardenal recordó el significado de la Transfiguración en el Monte Tabor y pidió a los fieles que rezaran por la paz. 


En su homilía el patriarca caldeo enalteció que "a pesar de estos difíciles retos, los cristianos se mantienen firmes en su fe: la letra roja "N" en las puertas de sus casas permanece grabada en su memoria, inspirándoles a rechazar la injusticia y a dar testimonio de Cristo con fidelidad, independientemente de los sacrificios y las dificultades".

De ahí que exhortó al Gobierno, "que representa a todo el pueblo iraquí", que asuma la responsabilidad de proteger a esta población cristiana autóctona y defender sus derechos. 

Y señaló que, dado que "son los habitantes originales de estas tierras", encarnan una rica cultura y un patrimonio igualmente rico, permanecen fieles a su patria y desempeñaron un papel esencial en la vida de la nación iraquí en los ámbitos de la educación, la cultura, la medicina y los servicios sociales, y aún pueden contribuir al renacimiento y el progreso de Irak. 


"Por consiguiente, concluyó el cardenal Sako, la comunidad cristiana merece seguridad y justicia para garantizar que su presencia pueda continuar en su propia tierra; a esto se suma el deber primordial de garantizar una coexistencia pacífica en el signo de la tolerancia, el respeto y la armonía".+