Uruguay renovará su consagración al Sagrado Corazón de Jesús
- 9 de junio, 2025
- Montevideo (Uruguay) (AICA)
El 12 de junio, en el marco del jubileo de los sacerdotes, al cumplirse 150 años de esa consagración realizada por el beato Jacinto Vera en 1875.

El arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla, envió una carta invitando a los fieles a renovar la consagración del Uruguay al Sagrado Corazón de Jesús: "Este mes de junio -escribe el purpurado uruguayo- es muy especial para nuestra Iglesia. Los obispos del Uruguay los invitamos a renovar la consagración de nuestra patria al Sagrado Corazón de Jesús que realizó nuestro beato Jacinto Vera hace 150 años en el año santo 1875".
La Eucaristía central tendrá lugar el próximo jueves 12 de junio, en el santuario del Sagrado Corazón de Jesús del Cerrito de la Victoria, con la renovación de la consagración en el marco del jubileo de los sacerdotes.
El cardenal Sturla invitó también para el domingo 22, cuando al finalizar la solemne procesión de Corpus Christi, que partirá de la parroquia San Miguel Garicoits hacia la parroquia Nuestra Señora del Carmen de la Aguada, se realizará la consagración de la arquidiócesis al Sagrado Corazón de Jesús.
Y por último, en la semana de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que este año es el viernes 27 de junio, el arzobispo invitó a hacer la consagración en cada comunidad parroquial, iglesia pública, centro educativo, obra social y en cada familia.
150 años de la primera consagración
La consagración del Uruguay al Sagrado Corazón de Jesús, realizada por el entonces vicario apostólico beato Jacinto Vera, tuvo lugar en 1875, donde prevalecía un ambiente de lucha de ideas, con cuestionamientos y ataques a la doctrina católica, utilizando para ello la prensa y la educación. En ese contexto de hostilidad hacia la fe católica, don Jacinto había escrito una carta pastoral en el tiempo de Cuaresma, como acostumbraba hacer cada año. Pero como ese año fue declarado Año Santo por el papa Pío IX, Jacinto Vera escribió otra carta pastoral, el 20 de mayo, invitando al pueblo a aprovechar las gracias del jubileo. Fue en ese marco que monseñor Jacinto Vera decidió consagrar el vicariato apostólico del Uruguay al Sagrado Corazón de Jesús.
En esa carta pastoral, el beato describía la difícil situación y los peligros que enfrentaba la Iglesia: "Violenta es la tempestad, pero solo arrastra la madera seca y la hojarasca. Todo lo que tiene savia no se desprende del imperecedero tronco. Necesario es que acudamos a la oración y a la práctica de las obras de piedad y caridad. Necesario es que acudamos a Aquel que es fuente inagotable de infinitas misericordias, Aquel de cuyo Corazón Santísimo nació la Esposa Inmaculada del Cordero, la Iglesia santa, pidiéndole acelere la hora del triunfo de aquel Divino Corazón en los corazones de todos los hombres. A ese Corazón santísimo centro y volcán del más puro amor, es a quien debemos de una manera especial volver nuestros ojos poniendo en él nuestra esperanza, en estos momentos de prueba".
El acto de consagración tuvo lugar en la iglesia matriz, el 4 de junio en todas las iglesias de Montevideo y fuera de la capital cuando juzgasen oportuno los párrocos. Al mismo tiempo, exhortaba a establecer la Pía Unión del Sagrado Corazón de Jesús y la práctica de la comunión reparadora, donde aún no existiese.
Por la noche, después de la novena de ese 4 de junio, el vicario apostólico acompañado del clero y presidiendo a la numerosa concurrencia de fieles, que llenaba el recinto sagrado, se postró ante el altar y fue pronunciado por todos, con piedad y amor, el Acto Solemne de Consagración:
"Corazón de Jesús:
Tú eres nuestro consuelo y nuestra esperanza.
Humildemente postrados en tu presencia,
te pedimos perdón de nuestros pecados.
Proclamamos que queremos vivir y morir en tu servicio
y corresponder dignamente a tus soberanos designios de misericordia
en favor de la Iglesia y de la sociedad.
Te consagramos nuestras personas y nuestras familias,
nuestros intereses y nuestros bienes,
el presente y el porvenir.
Te rogamos, Señor, acojas benignamente nuestras plegarias
por tu santa Iglesia,
por la conversión y salvación de los hombres,
por la paz y prosperidad de nuestra patria y de todos los pueblos.
Amén. ¡Corazón Santísimo, sálvanos!
¡Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros!".
Seguidamente se entonó el tedeum y monseñor Jacinto Vera dio la bendición con el Santísimo Sacramento. De esta forma y desde ese momento el país quedó consagrado y bajo la protección del Sagrado Corazón de Jesús. Unos años más tarde, en 1879, también en el mes del Sagrado Corazón y en el día de su fiesta, don Jacinto consagró la niñez al Sagrado Corazón de Jesús.+