Cómo será el cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco

  • 28 de abril, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
Participan cardenales menores de 80 años. La votación es en la Capilla Sixtina. Se necesitan dos tercios de los votos para ser proclamado. Papeletas, escrutinio y fumatas negras y blanca.

Los 134 cardenales electores, entre ellos cuatro argentinos, participarán del cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco. Votarán frente al fresco pintado por Miguel Ángel en la pared del altar de la Capilla Sixtina y titulado Juicio Universal, que muestra a Cristo representado en el instante que precede a la emisión del veredicto del Juicio.

La expresión cónclave proviene del latín "cum clave", es decir "con llave", en referencia a la sala antiguamente cerrada donde se reunían los cardenales. Participan los cardenales menores de 80 años.

Bajo juramento de confidencialidad, los purpurados repiten una mecánica inalterable: papeletas escritas a mano y quema de votos tras cada ronda.

El primer día se celebra una votación inicial. Si no se elige a nadie, se celebra un máximo de cuatro votaciones por cada día posterior del cónclave, quemándose después cada grupo de papeletas fallidas. 

Si tres días de votaciones no ofrecen ningún nuevo Papa, los miembros del cónclave se toman un día entero para la oración y la contemplación. 

Si ese ciclo de cuatro días se repite siete veces más, se celebrará una segunda vuelta entre los dos candidatos que hayan recibido más apoyos.

Los dos tercios
Si alguno de los purpurados consigue los dos tercios de los votos, el cardenal decano de la asamblea pregunta al elegido: "¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice? Y una vez recibido el consentimiento le pregunta: "¿Con qué nombre quieres ser llamado?"

Entonces el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias actuando como notario y teniendo como testigos a dos ceremonieros que serán llamados en aquel momento, levanta el acta de la aceptación del nuevo pontífice y del nombre que ha tomado.

Se procede entonces a quemar las papeletas para la "fumata" blanca. Acto seguido el nuevo Papa se viste en la llamada "Habitación de las lágrimas". 

Cuando vuelve se da lectura a un pasaje del Evangelio ligado al ministerio petrino, se reza brevemente y los cardenales desfilan, uno por uno, ante el nuevo pontífice felicitándolo y prometiéndole obediencia.

El Papa y los cardenales entonan juntos el tedeum. Antes de salir al balcón para saludar a la multitud, pasa desde la Capilla Sixtina a la Paolina para rezar sólo unos momentos ante el Santísimo Sacramento. Después del anuncio del protodiácono, como es habitual, se asoma al balcón y, junto con el saludo, da la bendición Urbi et Orbi.+