Mons. Lozano: 'De las piedras que hieren a la mano que perdona'
- 6 de abril, 2025
- San Juan (AICA)
El arzobispo sanjuanino reflexionó sobre el pasaje evangélico de la mujer adultera y destacó la actitud de Jesús que, frente a una vida rota, intentó sanarla y no romperla aún más.

Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, reconoció que "en algunos momentos se nos puede plantear un dilema: romper aún más la vida rota o intentar sanarla", pero recordó que "Jesús siempre toma este segundo camino".
"Solemos ser muy rápidos para juzgar a otros, y a la vez lentos para reconocer los propios errores. Para los demás no encontramos (porque no buscamos) situaciones que ayuden a comprender faltas o equivocaciones; en cambio cuando se trata de uno mismo enseguida exponemos justificaciones y razones para las actitudes más cuestionables o deplorables", reflexionó.
"Siempre estamos a un paso entre la condena lapidaria o la mano del perdón. De las piedras que hieren a la mano de la ternura", graficó.
El arzobispo sanjuanino destacó que "hoy se nos proclama una Buena Noticia, tanto para quienes se sienten en condiciones de condenar a otros como para quienes reconocen sus miserias" y puntualizó: "Todos estamos llamados a la conversión, personal y comunitaria".
"Así nos enseña Jesús en el Evangelio que se lee en las misas de este domingo, que nos relata el episodio en que escribas y fariseos traen delante de Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Solicitan una decisión del Maestro que permita condenarla y apedrearla en ese mismo momento hasta morir", describió.
"Imaginemos la escena, las ropas a medio vestir, los gritos, la polvareda, los gestos y miradas acusadoras. La mujer sorprendida en adulterio, la ley, los acusadores, el tumulto. Piden castigos ejemplares. Ella calla, ¿qué puede decir?, si a nadie le interesa escucharla", completó.
Monseñor Lozano señaló la actitud de Jesús, que "permanece en paz y no se suma a los gritos ni críticas" y sorprende con su respuesta: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".
"Una mirada es suficiente. 'En adelante no peques más'. Donde todos veían miseria, pecado, muerte, Jesús le revela a la mujer su vocación a la santidad", afirmó.
"Ella tenía la vida rota. Rota por escuchar amores de mentira. Rota porque buscan comprar su cuerpo, su piel, sin acoger su vida y sentimientos. Rota por tener que dar de comer a sus hijos. Rota y casi muerta de miedo por estar a punto de morir herida por las piedras", profundizó.
Monseñor consideró que es necesario "acercarnos con delicadeza y valorar el fervor de los supuestamente alejados, en contraste con la tibieza de los aparentemente cercanos" y diferenció: "La delicada caridad en unos y la vergonzosa indiferencia en otros".
"En cambio, Jesús se queda porque hay futuro, hay misericordia, hay amor. Y siempre el amor abre caminos muchas veces impensados". "Dejemos que Jesús nos mire y nos descubra en lo que somos capaces de realizar", concluyó.+