"¡No tengamos miedo de la venida de Jesucristo!", exhortó el obispo de Puerto Iguazú

  • 21 de noviembre, 2012
  • Puerto Iguazú (Misiones) (AICA)
Monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, compartió la homilía que predicó el pasado domingo en referencia al texto del evangelista san Marcos, quien a través del simbolismo de fenómenos cósmicos, recuerda que Dios pronunciará, en el Hijo, su juicio sobre la historia de los hombres. El prelado pidió no ver el mensaje bíblico como un castigo, sino como la "feliz esperanza de los cristianos". "¡Es nada más ni nada menos que la venida de Nuestro Señor Jesucristo!", explicó.
Monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo de Puerto Iguazú, compartió la homilía que predicó el pasado domingo en referencia al texto del evangelista san Marcos, quien a través del simbolismo de fenómenos cósmicos, recuerda que Dios pronunciará, en el Hijo, su juicio sobre la historia de los hombres. Monseñor Martorell recordó que la Parusía (o segunda venida de Cristo) "estará marcada por tiempos precedentes de grandes sufrimientos y tribulaciones". No obstante, el obispo enseñó que este fin de la historia como se conoce tiene una doble perspectiva: por un lado, el relato referencia de forma concreta a la historia de Israel, azotada por la persecución de los paganos y la destrucción del templo de Jerusalén; además, el relato habla desde una mirada absoluta, que consiste en el fin del mundo, "después del cual ya no habrá más que eternidad". "¿Cómo y cuándo sucederá esto? -les preguntó el prelado a los fieles-. Es el gran secreto de Dios, pues sólo Él lo sabe. Lo que sí sabemos es que las pruebas y sufrimientos deben prepararnos para el encuentro definitivo con el Señor, ya que al no saber cuando será, como Él mismo nos lo aconseja, debemos velar y orar". Monseñor Martorell recordó que "todos los acontecimientos de esta vida, de nuestra vida, se dirigen a ese tiempo y a esa hora", es decir, el encuentro final con Dios. "Vivimos tiempos de sufrimientos y tribulaciones, existen situaciones difíciles y hasta dramáticas que ponen en peligro las seguridades y las vidas humanas, pero el cristiano no debe sentirse agobiado por la existencia de males en el mundo", detalló el obispo. "El cristiano confía en su Señor ?añadió el obispo-. Somos un pueblo de esperanza, y por eso esperamos y nos preparamos para recibir al Señor cuando Él venga, hoy y al final de la historia humana". El obispo instó a no tener miedo de estas lecturas, llenas de mensajes escatológicos, "que hablan del fin del mundo y del retorno de Cristo como Señor de todo". "Lejos de ser un castigo o una amenaza, es la feliz esperanza que tenemos los cristianos. ¡Es nada más ni nada menos que la venida de Nuestro Señor Jesucristo!", explicó. "Que nuestro corazón no se inquiete, ni tenga miedo, sino que por el contrario, esté siempre atento, vigilante y firme en la fe en Jesús, que en el evangelio de hoy nos asegura su ayuda y su protección", expresó el obispo, quien cerró su homilía parafraseando a Jesús en el evangelio de Marcos: "el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".+ Texto completo de la homilía