Para Francisco, el trabajo de los obstetras y ginecólogos es 'un himno a la vida'
- 6 de febrero, 2025
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Ante especialistas calabreses, el pontífice destacó su profesión bajo tres prismas: profesionalidad, sensibilidad humana y oración. Expresó también su preocupación por la baja natalidad en Italia.
El Papa Francisco recibió este jueves 6, en la Casa Santa Marta, a obstetras y ginecólogos calabreses. En un discurso dirigido a esos profesionales de la salud, el Santo Padre destacó la importancia y la belleza de su vocación, un verdadero "himno a la vida", a la que manifestó que considera "aún más importante en este momento de la historia".
Dirigiéndose a esos médicos llegados de varias provincias de Calabria (Catanzaro, Cosenza, Crotone y Vibo Valentia), el Obispo de Roma destacó, en primer lugar, "la pérdida de entusiasmo por la maternidad y la paternidad" en Italia, donde la tasa de fecundidad es de 1,2 hijos por mujer, según el último informe del Istat.
Tener un hijo, lamentó Francisco, es visto "como una fuente de dificultades y problemas, más que como la apertura de un nuevo horizonte de creatividad y felicidad".
Profesionalidad, sensibilidad y oración
El Santo Padre invitó a todos los profesionales del sector a reflexionar sobre el sentido de su misión a través de tres prismas: "profesionalidad, sensibilidad humana y, para quien cree, la oración".
Francisco elogió primero las habilidades de los obstetras y ginecólogos, que les permiten "ejercer lo mejor posible la caridad" que se les ha confiado, tanto en "el apoyo ordinario a las mujeres embarazadas como en la gestión de las situaciones críticas y dolorosas". "La presencia de profesionales capacitados aporta serenidad y, en las situaciones más graves, puede salvar vidas", afirmó.
Esas capacidades, sin embargo, deben ir acompañadas de la sensibilidad humana, según el Papa: "En un momento crucial de la vida, como el nacimiento de un hijo o una hija, uno puede sentirse vulnerable, frágil y, por lo tanto, tener una mayor necesidad de cercanía, de ternura, de calor. ¡Es tan bueno, en tales circunstancias, tener a nuestro lado gente sensible y delicada!".
"Les recomiendo, entonces, que cultiven, además de las competencias profesionales, un gran sentido de humanidad, que confirme "en el alma de los padres el deseo y la alegría de la nueva vida nacida de su amor", y ayude a asegurar al niño un nacimiento sano y feliz", expresó Francisco, utilizando las palabras de san Juan Pablo II en su discurso a los participantes en el Congreso de Obstetricia sobre la Defensa de la Vida y de la Familia, pronunciado el 26 de enero de 1980.
Francisco, finalmente, animó a los médicos a recurrir a la oración. "Es una medicina oculta pero efectiva, al alcance de quien cree, porque cura el alma", explicó. Una medicina que puede ser compartida con los pacientes, o practicada con discreción y humildad, pero que debe contribuir siempre "a reforzar esa 'admirable colaboración entre los padres, la naturaleza y Dios, de la que nace un nuevo ser humano a imagen y semejanza del Creador'", subrayó el Santo Padre, citando esta vez a Pío XII en su discurso a la Unión Católica Italiana de Parteras, del 29 de octubre de 1951.
"Los animo, por tanto, a sentir hacia las madres, los padres y los niños que Dios pone en su camino, la responsabilidad de rezar también por ellos, especialmente durante la misa, la adoración eucarística y la sencilla oración diaria", concluyó el Papa.+