El Episcopado llama a 'construir desde la amistad social, donde nadie sea descartado'

  • 5 de febrero, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
La Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes reafirmó su compromiso "con un mundo en el que cada persona sea valorada en su dignidad y en su derecho a ser quien es".

"Ninguna expresión que promueva la exclusión, la desigualdad o el desprecio hacia quienes piensan, sienten o viven de manera diferente construyen el futuro que anhelamos", afirmó en un comunicado la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, fechado el 4 de febrero. 

Los miembros de la Comisión Episcopal señalan que, "en tiempos donde la palabra pública tiene el poder de edificar o dividir, queremos reafirmar nuestro compromiso con un mundo en el que cada persona sea valorada en su dignidad y en su derecho a ser quien es".

Asimismo, reiteran su creencia "en la fuerza del diálogo, en la riqueza de la diversidad y en la importancia de un liderazgo que inspire unidad, solidaridad y comunión, en lugar de fragmentación".

De ahí que expresan "preocupación" ante mensajes que "refuercen la xenofobia, el racismo o el rechazo a las personas que se identifican con otras orientaciones, identidades, expresiones y características sexuales y de género".

Al mismo tiempo, aseguran su cercanía y acompañamiento "a cada persona que ha dejado su país de origen, que llega a nuestro territorio o al de otros países buscando vivir dignamente. Cada una de ellas lleva consigo una historia, un anhelo, una esperanza, y merece ser recibida con dignidad y respeto".

La Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes está integrada por la Pastoral Migratoria y las capellanías del Turismo, del Mar, Aeroportuaria, de los Circos, de los Gitanos, de la Carretera, de los Estudiantes Extranjeros y de la Trata y Tráfico de Personas.

Texto del comunicado
"En tiempos donde la palabra pública tiene el poder de edificar o dividir, queremos reafirmar nuestro compromiso con un mundo en el que cada persona sea valorada en su dignidad y en su derecho a ser quien es.

Ninguna expresión que promueva la exclusión, la desigualdad o el desprecio hacia quienes piensan, sienten o viven de manera diferente construyen el futuro que anhelamos. 

Creemos en la fuerza del diálogo, en la riqueza de la diversidad y en la importancia de un liderazgo que inspire unidad, solidaridad y comunión en lugar de fragmentación.

El amor de Dios no es selectivo ni excluyente. Nos abraza a todos, sin distinciones, y nos llama a reconocer en cada ser humano un hermano, una hermana, alguien digno de respeto y cuidado. Cuando el discurso público niega esta verdad fundamental, es deber de cada persona de fe y de buena voluntad insistir en otro camino: el de la empatía, la justicia y el amor.

Por ello, expresamos nuestra preocupación ante mensajes que refuercen la xenofobia, el racismo o el rechazo a las personas que se identifican con otras orientaciones, identidades, expresiones y características sexuales y de género.

También reafirmamos nuestra cercanía y acompañamiento a cada persona que ha dejado su país de origen, que llega a nuestro territorio o al de otros países buscando vivir dignamente. Cada una de ellas lleva consigo una historia, un anhelo, una esperanza, y merece ser recibida con dignidad y respeto.

El mundo de la migración nos ofrece la oportunidad de ver al hermano que piensa, siente, vive y actúa diferente, pero que al mismo tiempo es un igual en dignidad y derechos como persona. En los migrantes podemos ver el rostro de Dios, y somos llamados por Él a amar a todas las personas en todas las diversidades. Mirando a los migrantes, podemos ver todas las pluralidades con las cuales podemos vivir, compartir y crecer.

A quienes creen en la construcción de un mundo más humano y fraterno, les animamos: no dejemos de responder con amor, no dejemos de tender puentes donde se descalifica porque el otro piensa o sea distinto. 

Insistamos en construir desde el amor y la amistad social, porque solo así podemos avanzar hacia un futuro donde nadie sea descartado".+