Mons. Barba: 'Renovar y refrescar nuestra vida cotidiana con la Vida de Dios'
- 29 de enero, 2025
- San Luis (AICA)
"La Palabra de Dios es un lugar de encuentro de Él con los hombres y de los hombres con Dios", aseguró el obispo de San Luis, durante su homilía semanal.
El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, presidió la misa del Domingo de la Palabra de Dios en la capilla del Obispado, donde, a la luz de las lecturas, recordó que domingo "quiere decir 'día del Señor'; para nosotros, los cristianos, el domingo es un día consagrado a Dios, es un día distinto, un día para que recordemos el paso de Dios por nosotros".
"Por eso -manifestó-, es tan importante que podamos cumplir con el precepto dominical de ir a misa cada domingo, y quienes no pueden participar presencialmente, pueden hacerlo a través de los medios de comunicación, que nos sirven para celebrar la Comunión, vivir y alimentar nuestra fe".
Acto seguido, señaló que, "en el tercer domingo durante el año, se pone la Palabra de Dios como un lugar de encuentro de Él con los hombres y de los hombres con Dios. Nunca olvidemos que la Biblia son muchos libros. La Sagrada Escritura tiene lo que no tiene ningún otro libro, ya que es Palabra de Dios, es revelación de Dios".
Mons. Barba destacó que, "en el evangelio de hoy según san Lucas, Jesús habla de que en él se cumplen las profecías: todo eso que había anunciado el profeta Isaías, en Él se cumplen".
"Ese Jubileo que anunciaba Isaías, en que se liberaba a los cautivos, los ciegos recuperaban la vista, se daba la libertad a los oprimidos, era un año de gracia. Hoy nosotros, en la Iglesia, justamente, estamos viviendo un año de gracia, en el que el Papa Francisco nos invitó a ser peregrinos de la esperanza, año que nos permite lucrar indulgencias, rezar y pedir intercesión, para ganar también indulgencias en favor de los demás".
Finalmente, recordó que el Papa Francisco "quiere que esta indulgencia de Dios, esta misericordia de Dios, esté a lo largo de todo este año en medio nuestro y por medio nuestro, y así seamos portadores de esperanza: que, en distintas acciones que tengamos y en nuestra vida cotidiana, la vayamos renovando y refrescando con la vida de Dios".+