Mons. Barba: 'La clave de la vida cristiana es dejar que Dios obre'
- 15 de enero, 2025
- San Luis (AICA)
En la fiesta del Bautismo del Señor, el obispo de San Luis animó a dejar "que el Espíritu se manifieste en nosotros y podamos ser testigos de Dios en medio del mundo".
En la fiesta del Bautismo del Señor, presidida por el obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba, en la capilla del Obispado, el prelado reflexionó sobre "Dios, que va actuando" a lo largo de la historia; "Dios, que sigue siempre, permanentemente, dando la oportunidad".
"La clave de la vida cristiana es dejar que Dios obre, como María, que no puso obstáculos. Por eso fue que Dios tuvo en María tanta tierra fértil, porque no había nada que lo impidiera", consideró, y advirtió que "ser como María no quiere decir que tengamos las cosas claras: ser como María es confiar".
En el Bautismo, recuerda monseñor Barba, "se manifiestan dos cosas: la humanidad de Cristo y la divinidad de Cristo. Se dice que el bautismo de Jesús en el Jordán es el final del silencio".
Al respecto, señala que, "si hay algo que caracterizó la infancia, la adolescencia y los primeros tiempos de la vida de Jesús, es el silencio. Entonces, en el Jordán, Jesús se manifiesta. Cuando sale del agua, empieza el tiempo del Espíritu".
"Aquí hay una teofanía, una manifestación de Dios. Y comienza entonces a manifestarse, a revelarse la divinidad del Hijo de Dios; es Dios mismo el que reconoce a Jesús como su Hijo", recuerda.
Por eso, destaca que "el bautismo de Jesús en el Jordán nos habla de la humildad de Dios que se hace hombre, Jesús, que humildemente se abaja y se pone en la categoría de los seres humanos".
"¿Por qué hace esto?", se pregunta, y responde: "Porque quiere que nosotros sigamos a Dios, por eso Él viene a nosotros. En el bautismo del Jordán, podemos decir que también nosotros tenemos que ser bautizados, tenemos que salir del agua para que venga el Espíritu. Necesitamos hacer ese movimiento de la humildad, como el que hizo Jesús, siempre, permanentemente".
En ese sentido, el obispo puntano anima a "reconocer nuestra limitación, reconocer nuestra humanidad, reconocer nuestra fragilidad. Que Dios obre, que el agua viva de Dios nos impregne, y que el Espíritu obre en nosotros".
Refiriéndose al jubileo, planteó: "Permanentemente, estamos invitados a pedir perdón, a recibir la gracia, el don, el signo del perdón, pero muchísimo más. También, a preparar para nosotros y poder interceder por los demás, esta gracia, para que no quede ninguna mancha de nuestros pecados en nuestras vidas y para que, cuando seamos llamados, nada obste para que podamos estar junto a Dios. Y, a su vez, interceder a través de estas indulgencias plenarias, que podemos ir ganando a lo largo de todo este año".
"Le damos gracias a Dios, porque hoy en este domingo podemos celebrar esta misa; le damos gracias a Dios que Jesús se puso junto a nosotros, se hizo hombre, y vamos a pedirle que, al igual que con Jesús, que el Espíritu Santo se manifieste en nosotros y podamos ser testigos de Dios en medio del mundo", concluyó.+