Mons. García Cuerva: 'Los bautizados tenemos el compromiso de ser otro Cristo'

  • 13 de enero, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
En la fiesta del Bautismo del Señor, el arzobispo porteño animó a consolar, hablar al corazón y anunciar la buena noticia de Dios, "que nos ama tanto, que entregó la vida por nosotros".

En la fiesta del bautismo del Señor, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuervainstó a repensar también el propio bautismo a la luz de las lecturas del día.

"De alguna manera Jesús, el Hijo de Dios, se pone en la fila de los pecadores para ser también el bautizado sin tener ningún pecado", planteó al comienzo de la homilía.

Por eso, "de alguna manera, me lo imagino a Jesús sintiendo en la propia vida la experiencia y la fragilidad de quienes estaban a su alrededor".

"No por bautizados somos mejores, sino que al contrario por bautizados tenemos que ser más comprometidos", instó y señaló: "Una manera de estar más comprometidos es poder también nosotros experimentar la propia fragilidad y la fragilidad de quienes están a nuestro alrededor".

El arzobispo porteño aseguró que, cuando uno toma conciencia de la propia fragilidad y la necesidad de Dios, "eso también nos hace más buenos con los demás".

Asimismo, recordó que la palabra bautismo significa sumergirse: "sumergirnos en Cristo". "Aquellos que estamos bautizados tenemos el compromiso de ser otro Cristo, de vivir al modo de Jesús".

"Quizás lo primero es ponernos en la fila de los pecadores como se puso Jesús", sugirió y añadió: "Mi propia fragilidad me obliga a también aceptar la fragilidad del hermano y ser más bueno con él, y no levantar ningún dedo acusador para dar clases a los demás sobre cómo tienen que vivir. Porque en definitiva yo soy uno más junto con ellos".

Citando la encíclica Spe Salvi del papa Benedicto XVI, expresó: "La palabra consolación,consolatio, expresa de una manera muy bella lo que significa estar en presencia de otro, sugiriendo un "ser-con" en la soledad, que entonces ya no es soledad" (SS 38).

"Estamos llamados, como bautizados, a poder acompañar la soledad de tantos hermanos que viven esa profunda soledad, como digo siempre, en nuestras ciudades en las que estamos todos juntos amontonados pero no siempre en compañía", instó.

Al respecto, reflexionó: "Qué desafío, entonces, tenemos los bautizados. Especialmente los que vivimos en ciudades donde una de las grandes pobrezas urbanas es la soledad". Y siguiendo las palabras del profeta Isaías añadió: "Consolar en esta idea de estar con el que está solo y poder hacer su vida un poco más llevadera".

Hablar al corazón
"En segundo lugar, nos dice el profeta Isaías, 'hablen al corazón'. Poder hablar al corazón de nuestros hermanos que la pelean en la vida como la peleamos todos, pero hablar con cercanía, hablar con ternura, hablar con misericordia", animó.

Y prosiguió: "Hablar al corazón es hacerlo con ternura. Hablar al corazón es hacerlo con comprensión y misericordia. Hablar al corazón es saber que estamos entrando en tierra sagrada, que es la vida del hermano".

Monseñor García Cuerva también señaló una tercera misión del profeta Isaías: "Súbete a la montaña elevada tú que llevas y anuncias la buena nueva, la buena noticia". "También los bautizados tenemos que ser testigos de buenas noticias, anunciadores de buenas noticias", exhortó.

Con un llamado a no transformarse en cristianos quejosos, apesadumbrados, desesperanzados, desalentados, alentó: "Al contrario, tenemos la mejor buena noticia para compartir, Jesucristo muerto y resucitado, que nos ama con locura, y nos quiere hombres y mujeres felices. Hombres y mujeres de esperanza, que se animan a vivir la fraternidad en un mundo tan, pero tan egoísta, y tan violento".

"Quisiera entonces hoy, que en este día de la fiesta del bautismo del Señor demos gracias por nuestro propio bautismo. Recordemos la fecha de nuestro propio bautismo, porque es como nuestro segundo cumpleaños", sugirió.

El arzobispo porteño concluyó pidiendo "que Dios nos renueve nuestro bautismo, que nos renueve nuestra misión y que no quede nuestro bautismo en el recuerdo de una estampita o de un asado que comimos después, sino que lo actualicemos con esta misión que nos proponen hoy las lecturas: consolar a nuestro pueblo, hablar al corazón y anunciar la buena noticia del Dios, que nos ama tanto, que entregó la vida por nosotros".+